Verdad o mito: ¿los perros y gatos pueden vivir juntos? | El Nuevo Siglo
No obligarlos a acercarse y procurar adoptarlos desde una edad corta son algunas de las recomendaciones más importantes.
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Sábado, 5 de Febrero de 2022
Redacción Cultura

La tenencia de mascotas en Colombia es una tendencia que continúa en aumento. Cada día más personas deciden darle la bienvenida a un animal de compañía al hogar y esto ha generado que muchos padres de estos particulares miembros de la familia se pregunten si pueden incorporar una especie diferente a la que ya tienen en casa.

Por eso, desde el Programa Ciencia de Gabrica explican los mitos y verdades sobre la convivencia entre perros y gatos en los hogares. 

1. Perros y gatos no pueden vivir juntos 

La frase “como perros y gatos” es uno de los mitos más grandes que hay a la hora de pensar en mascotas. Muchos caninos pueden tener una convivencia en armonía con los gatos, e incluso pueden compartir muchas cosas, como dormir o acicalarse juntos; sin embargo, para que esto suceda se debe realizar una correcta socialización previa y se deben tener en cuenta varios aspectos de territorio y de convivencia. 

De acuerdo con los veterinarios de Gabrica, “lo primero que debe tener en cuenta un dueño de mascota es que introducir o presentar correctamente a un perro con un gato nuevo o viceversa debe ser un proceso gradual y controlado”, por lo que es necesario preparar el momento y el espacio.

Durante el primer encuentro es recomendable utilizar feromonas sintéticas específicas para cada especie, con el fin de evitar conflictos y de armonizar el lugar. Las feromonas para perros se conocen como Adaptil y las feromonas para gatos como Feliway, y les ayudan a sentirse protegidos y tranquilos en momentos estresantes, como la llegada de una nueva mascota al hogar. Este tipo de productos están respaldados por numerosos estudios clínicos publicados en reconocidas revistas científicas y presentados en congresos internacionales.

En esta presentación es clave permitir que se puedan conocer por medio del olfato, ya que el olor es una forma de comunicación muy importante. La mejor manera de hacerlo, según la recomendación, es usando una manta o juguete que la mascota nueva huela y que luego se lleve al lugar de la mascota que ya estaba en el hogar. 

2. Mi perro y mi gato mejorarán su convivencia con el tiempo

Debe saber que aún si ha hecho una correcta introducción, la convivencia entre perros y gatos no es un acto de magia, es un proceso. Por eso se requiere un tiempo para que ambas mascotas puedan adaptarse al cambio. Para eso se recomienda nunca forzarlos a compartir un espacio o un recurso. Especialmente el gato debe tener acceso a lugares elevados o a rutas de escape, nunca deben quedar encerrados en una habitación juntos, sino que deben poder tener un tránsito libre en la casa.

Las introducciones graduales permitirán que poco a poco se acostumbren a vivir juntos. Inicialmente, su gato y su perro deben mantener distancia en todo momento, a menos que esté allí para supervisar activamente y recompensar el comportamiento apropiado

3. Los gatos son la especie más difícil para la introducción de una nueva mascota

Si bien cada mascota tiene un temperamento y una tendencia de comportamiento, los felinos aún conservan un instinto natural que les otorga más independencia de las órdenes y comandos humanos, por lo que la recomendación es que la presentación se haga al ritmo de su gato. Nunca sujete a su gato para presentarlo a su perro, siempre debe tener la opción de acercarse o alejarse de su perro. Si muestra un comportamiento amenazante hacia su perro, incluso si el perro está tranquilo y usted ha intercambiado olores con éxito, manténgalos separados físicamente y busque el consejo de un etólogo calificado.

Tenga un control directo sobre su perro y recompénselo por estar tranquilo en presencia de su gato. Con el tiempo, su perro debería poder mantener la calma y concentrarse en usted ante la presencia de su gato, y su gato debería ganar confianza junto a su perro. 

Tips para una buena relación

Por otro lado, la marca Purina presenta unos consejos para mantener una buena relación entre las dos mascotas, y los mejores escenarios para lograrlo.

  • El contexto ideal: la mejor receta para la amistad es adquirir un gato y un cachorro al mismo tiempo. Durante las primeras 12 semanas de la vida de un perro y las primeras nueve semanas de un gato, cada animal atraviesa su período más intenso de desarrollo social. Si conoce a otros animales de diferentes especies en ese período, los aceptará como parte normal de su vida y asimilará una fluida relación entre perros y gatos.
  • Una presentación correcta: saque a su perro y que haga un poco de ejercicio. Haga que se canse un poco. Después, alimente bien a los dos animales. Llevándolos satisfechos y cansados, será más fácil que se porten bien para entablar esta relación.
  • Un escenario más complicado: presentarle un gato maduro a un perro maduro puede hacer que saquen sus instintos más territoriales y los recuerdos de experiencias pasadas. Sin embargo, da igual qué mascota haya llegado primero a su casa; con el tiempo, aún pueden acostumbrarse y aceptarse mutuamente.
  • El manejo de una mala reacción: si su perro comienza a ponerse agresivo, desvíe inmediatamente su atención. Llámelo por su nombre, ordénele que se siente y dele una recompensa. Repita esta secuencia hasta que el perro mire al gato con tranquilidad y ​​luego vuélvale a dar una recompensa. En el caso del gato, no lo obligue a acercarse, deje que se comporte como quiera y déjelo huir si quiere. Puede reducir la posible ansiedad de su gato evitando que el perro haga movimientos muy repentinos. Todo ello mejorará la convivencia entre perros y gatos desde el inicio. Poco a poco, su gato se le acercará y lo olisqueará. Cuando se dé cuenta de que no es peligroso, se calmará. No castigue al gato si le da golpecitos en la nariz al perro: es una forma que tiene de asegurarse de que el perro no es una amenaza. Los perros y los gatos pueden llevarse bien de verdad y llegar a ser buenos amigos. Son las experiencias de los animales, y no sus instintos, lo que determina su comportamiento.