Ridículo en el plano deportivo y conmoción por las revelaciones de los Football Leaks además de por los problemas judiciales de su presidente, el millonario ruso Dmitri Rybolovlev: el Mónaco vive uno de los momentos más difíciles de su historia, aunque ya atravesó otras situaciones límite.
Thierry Henry llegó al equipo de fútbol del Principado el pasado mes con la misión de salvarlo tras un inicio horrible de temporada, pero no ha conseguido corregir el rumbo, con tres derrotas y dos empates en cinco partidos.
Sin experiencia como entrenador y sin conocer de primera mano la Ligue 1, un campeonato que abandonó en 1999, Henry parece con problemas para encontrar la fórmula que haga reaccionar al equipo, que es penúltimo en la clasificación.
Los adjuntos de Henry tampoco cuentan con gran experiencia, menos aún en situaciones límite.
El grupo con el que tiene que buscar la solución está además limitado físicamente, mientras otros pesos pesados se preguntan sobre su futuro.
Estrellas como el colombiano Radamel Falcao podrían plantearse un futuro lejos del estadio Louis II si creen que la confianza con Henry se ha roto.
El exinternacional con los Bleus se plantea la posibilidad de modificar la jerarquía: "Si los jóvenes pueden aportar algo, jugarán", afirmó tras la humillación del martes ante el Brujas (derrota en casa 4 a 0) en la Liga de Campeones.
¿Fichajes en enero?
Mientras tanto, Henry parece ir probando distintas alternativas, distintos sistemas de juego. Ha probado con bastante jugadores, pero nada ha logrado que el equipo vuelva al camino del triunfo.
Resistir hasta enero tampoco es garantía de nada, ya que no es seguro que el club vaya a ofrecerle grandes cantidades para invertir en el nuevo mercado de fichajes.
Los recursos del club son limitados. Para la nueva temporada, el Mónaco ya invirtió más de 125 millones de euros en el mercado y además la actual construcción del centro de formación de La Turbie cuesta más de 50 millones de euros.
El millonario Dmitry Rybolovlev, detenido el martes en el marco de un caso de presunto fraude que le enfrenta al marchante suizo de arte Yves Bouvier, no planea inyectar dinero. Sus prioridades van hacia sus problemas con la justicia.
Esta situación, muy complicada, no es nueva en el Mónaco.
Desde hace 20 años, el club ha vivido ya otros momentos críticos. Tras ser campeón de Francia en 2000, por ejemplo, el Mónaco, endeudado en más de 53 millones de euros, fue amenazado con descender de categoría administrativamente.
Errores del pasado
Después de 28 años de presidencia, Jean-Louis Campora, se veía forzado a dejar la presidencia.
Tenía en contra el príncipe Rainiero, que había vetado una participación mayoritaria del grupo Fedcom Invest, empresa ruso-monegasca de azufres y abonos. Esa empresa, en la que trabajó el actual vicepresidente Vadim Vasilyev, sigue siendo actualmente uno de los mayores patrocinadores del equipo.
MFI, entidad monegasca presidida por Michel Pastor, invirtió entonces 35 millones de euros. Después de que el Mónaco llegara a la final de la Liga de Campeones en 2004, el club se vino abajo progresivamente.
Los errores de fichajes y la mala marcha deportiva desembocaron en el descenso a la Ligue 2 y el equipo tocó fondo el 17 de diciembre de 2011: el equipo entrenado por Marco Simone, exestrella local, y liderado por Ludovic Giuly, figuraba en el último puesto del campeonato de segunda división.
Desde marzo de 2009, desde el Palacio del Principado se había pedido a Etienne Franzi, presidente de la Compañía Monegacasca de la Banca, que salvara al club financieramente, pero sin éxito. En 2011, el AS Mónaco estaba al borde de la bancarrota.
Dmitry Rybolovlev llegó entonces como salvador. Invirtió suficiente dinero para devolver la salud a la tesorería y realizar los fichajes necesarios para lograr la permanencia en la Ligue 2.
Luego llegó el ascenso a primera y el título nacional en 2017, pero después de 335 millones de euros engullidos por la maquinaria del equipo, podría poner freno y el edificio actual se tambalea peligrosamente.