LA MAGIA de James Rodríguez hechizó a una aguerrida selección de Paraguay que, como se tenía presupuestado, fue una verdadera prueba de fuego para una Colombia que necesitaba iniciar su participación en la Copa América con una victoria para confirmar que tiene argumentos para aspirar a repetir la gesta de 2001.
El 2-1 es apretado y refleja lo ocurrido en la cancha del NRG Stadium en Houston, Texas, en donde los guaraníes salieron dispuestos a cortar la racha de partidos sin conocer la derrota que acumula el representativo nacional.
Los goles llegaron con cabezazos de Daniel Muñoz (31) y Jefferson Lerma (42), ambos servidos por centros del ‘10’, quien se transforma en superhéroe cada vez que viste la camisa de su selección.
‘Borrado’ por el técnico Luis Zubeldía en el Sao Paulo de Brasil, pero arropado por el técnico Néstor Lorenzo y sus compañeros en el combinado patrio, James saca lo mejor de su repertorio en el momento menos esperado para desarticular cualquier defensa y más en casos como el de ayer en el que el rival se cerró para contener a Luis Díaz y buscar en el contragolpe romper la resistencia del golero Camilo Vargas.
Y lo logró en una ocasión para descontar a través de un insistente Julio Enciso (69) quien, tras varios intentos, conectó de derecha tras un centro del extremo Ramón Sosa, ingresado en el segundo tiempo.
Colombia fue superior en muchos pasajes del partido: veloz, con fácil desplazamiento por todo el campo, abriendo el juego por ambas bandas y con una capacidad de recuperación del balón que agotó rápidamente las intenciones de pressing de los guaraníes.
Sin embargo, los paraguayos se les ingeniaron para que el partido tuviera un cierre con su buena dosis de drama, en parte porque Colombia no aprovechó las oportunidades que tuvo para aumentar la cuenta, una de ellas a través de James, quien prefirió buscar una tercera asistencia, antes que pegarle al arco.
No es nuevo
Que la Selección Colombia dependa del talento, de la inventiva, de la magia de la zurda del ‘10’ no es nuevo.
Cuando los rivales se cierran, dan pocos espacios y no se ve por dónde pueda llegar el gol, aparece James para con un pase filtrado o un centro a la cabeza de un compañero, como ocurrió ayer, abrir el camino a la victoria.
El cucuteño, contra la voluntad de sus detractores, es intocable para el técnico Lorenzo y claro que cuando no está, se le echa de menos.
La Selección tiene una estructura en la que James es el eje y en la que hay otros jugadores que son fundamentales, como el lateral Daniel Muñoz, los volantes Lerma y ahora Richard Ríos, así como los extremos Jhon Arias y Luis Díaz.
Ayer el guajiro no fue determinante debido a la recia marca establecida por los guaraníes, pero dejó en el gramado algunos destellos de su picardía, habilidad y un par de remates que inquietaron al adversario.
De local
En un ambiente que pudo parecerse a un partido en el Metropolitano de Barranquilla, la hinchada colombiana pintó de amarillo las tribunas del NRG Stadium en Houston, Texas. Fueron 67.000 asistentes de 72.000 bancas.
El himno colombiano fue cantado entre lágrimas por los hinchas, muchos de ellos migrantes residentes en Estados Unidos. Los jugadores paraguayos, que cantaron su himno abrazados, lucieron con el rostro adusto, sintiendo la presión.
Y ya en los primeros minutos, Richard Ríos, el hombre del Palmeiras, le arrebataba el balón a Hernesto Caballero, metiendo un potente disparo que se fue sobre el travesaño.
Los gritos de “¡Lucho! ¡Lucho!” se escuchaban desde las tribunas, pidiendo a la estrella del Liverpool Luis Díaz que hiciera magia.
Así fue. A los 12 minutos ‘Lucho’ rompió las cinturas de dos paraguayos y lanzó un centro que, si terminaba en gol, pudo competir como el mejor del torneo.
Los paraguayos trataban de obstaculizar las jugadas, caían de tres o en rombo a los armadores de juego, pero la capacidad de recuperación colombiana era rápida y el toque del balón para avanzar al área rival, veloz.
Los ataques de Colombia eran constantes. En algunos espacios, Paraguay conseguía responder limitadamente con Luis Arce y Julio Enciso.
La primera clara de los guaraníes llegó a los 17, luego de que el hombre del Brighton cobró un tiro libre que el portero logró despejar.
Una lesión de Jhon Lucumí a los 25 minutos obligó a Lorenzo a anticipar un cambio, optando por el defensa del Cagliari Yerry Mina, que respondió.
Por la banda izquierda, Johan Mojica intentaba combinar juego y, por el lado derecho, Muñoz aguardaba su momento.
James siendo James
Pasada la primera media hora, los paraguayos parecían haber quemado gran parte de su combustible. Para ese momento, Colombia, que ya tenía diseñada la complicidad entre sus bandas, arremetió.
Está claro que en sus clubes siempre ha quedado en deber. Pero cuando James se viste la camiseta de Colombia, se transforma.
Tras recibir el balón por la izquierda, James Rodríguez pareció dibujar con el botín un centro que llegó como imantado a la cabeza de Daniel Muñoz, quien conectó al segundo palo de Rodrigo Morinigo.
Once minutos después, el hombre del Sao Paulo cobró una falta, muy bien aprovechada por Jefferson Lerma, quien conectó de cabeza, inflando otra vez las redes de Morinigo, en una jugada que seguramente fue soñada por sus protagonistas.
El director técnico de Paraguay, Daniel Garnero, elogió el trabajo de James. “Fueron dos goles de juego aéreo, pero uno en movimiento, eso es complicado. En pelota parada ya hay más responsabilidad propia.
En la segunda mitad, Paraguay pareció ordenarse un poco, tratando de armar juego, aprovechando que Colombia perdía un poco el control del medio campo y evidenciando que el cansancio ya hacía mella en ambas escuadras.
El técnico de los guaraníes, el argentino Garnero, hizo cambios y colocó en el campo al lateral Ramón Sosa, encargado de servirle el balón a un insistente Enciso, quien descontó de derecha, aprovechando una demora de Mojica en volver a su posición defensiva.
Paraguay llevó al juego al campo físico y de disputa, sacando a los colombianos del partido por un momento.
Lorenzo, lució preocupado. Pero Colombia reaccionó y James trató de hacer magia, aunque se perdió una clara durante los últimos minutos, cuando optó por servirle el balón a Díaz en lugar de disparar.
En los descuentos, de un sector de la tribuna posterior al arco colombiano, algún asistente activó una bombarda de humo rojo, provocando que se encendiera una alarma y nublando la visión momentáneamente. La seguridad desalojó a los presuntos responsables.
Siguiente paso
Tras este duelo, Colombia se medirá con Costa Rica el 28 de junio en el State Farm Stadium de Glendale, Arizona, mientras que Paraguay chocará con Brasil en el Allegiant Stadium de Las Vegas, Nevada.
Por ahora, queda la sensación de que Colombia tiene los pies bien puestos sobre la tierra, que supo superar la primera prueba de fuego y que debe prepararse para enfrentar a un rival como Costa Rica que no le va a regalar nada y al que no se puede subestimar.
Son ya 24 fechas sin conocer la derrota, 21 de ellas bajo el mando de Lorenzo, pero en este momento es lo que menos cuenta. Lo que importa ahora es corregir algunas falencias en el trabajo defensivo, como la que se tuvo en el gol de Enciso y pensar en cómo derrotar a los ticos para asegurar el cupo a la siguiente ronda.