Por estos días Miguel Ángel Rodríguez se encuentra en la mitad de un torneo de squash de la PSA en donde busca ganar puntos para afianzarse en el top 10 del mundo, un lugar del cual no ha salido en los últimos años. Sin embargo, la raqueta número uno del squash colombiano decidió atender a EL NUEVO SIGLO, en medio de su preparación para los Juegos Panamericanos de Lima 2019.
Previo a su viaje a Suiza, Miguel Ángel recibe a este Diario en su casa al noroccidente de Bogotá, aprovecha sus últimos días en su hogar, son pocas semanas las que logra estar junto a su familia, por eso trata de sacarles el mayor provecho. Su madre está pendiente de la charla mientras que su padre, Miguel Ángel “Senior”, pasa y saluda. Precisamente es por su padre que comenzó su carrera en el squash, pues él fue uno de los primeros exponentes de la disciplina en el país, a nivel nacional uno de los más destacados jugadores, posteriormente sería uno de los grandes técnicos del deporte y el primero que vio en Miguel Ángel “Junior” madera para destacarse.
Los comienzos
Rodríguez siempre ha sido un atleta. En el colegio jugó fútbol, voleibol y cualquier deporte que se le pasara por el frente, al fin y al cabo “el que es bueno en un deporte entiende todos los demás” pero el amor por el squash fue más bien una herencia de familia. “Todo empezó por mi papá, campeón nacional 11 veces, me llevaban entonces a los torneos, tengo recuerdos de cuando tenía unos tres o cuatro años yendo a verlo jugar, mientras yo agarraba las raquetas que en ese entonces eran más grandes que yo y empujaba como podía la pelota, con el tiempo fue mi papá quien me enseñó la técnica a eso de los seis años, a los ocho participé en mi primer torneo nacional y gané, y a los 10 años logré salir del país y ganar el Canadian Junior Open”.
Una vida llena de triunfos, alegrías y por supuesto como en todo también hay otros momentos no tan buenos, de los cuales habla Miguel Ángel, pero prefiere no ahondar. Su entrenamiento mental lo ha llevado a asumir las derrotas y digerirlas rápidamente para estar siempre preparado para ganar.
El estilo
Es precisamente la mentalidad ganadora y la preparación física y mental lo que ha llevado al bogotano a ser reconocido como uno de los mejores jugadores de squash del mundo, arriesgado, explosivo, aguerrido, deja la piel en la cancha literalmente, no en vano le dicen ‘Cannonball’ o ‘Bola de Cañón’. “Me caracterizo por ser uno de los jugadores más rápidos del tour mundial, yo creo que es gracias a que practiqué muchos deportes desde niño, empecé con el tenis de mesa, atletismo, mejor dicho, yo era malo en las matemáticas pero bueno en los deportes, en todas las selecciones del colegio estuve, pero siempre pensando en el squash”.
Este año Rodríguez cumplió 32 años, hace una década sería considerado “viejo” para cualquier deporte, pero con los avances de la tecnología, la alimentación y el entrenamiento, el mejor jugador de squash del país ha conseguido encontrar un segundo aire. “A mis 32 años me siento mejor que cuando tenía 24, sigo jugando dejándolo todo, pero la experiencia y el entrenamiento me han ayudado a mejorar”. Hasta los 29 años era sin lugar a dudas el mejor exponente de la disciplina en Latinoamérica, le hacía falta consagrarse a nivel mundial y lo logró, nada más y nada menos que en el British Open, el torneo más prestigioso de squash a nivel mundial, algo así como el Wimbledon en el tenis. Eso sí, siempre con la marca personal, el sello de la casa, dejándolo todo en la cancha.
Representar a Colombia
Llevar los colores patrios en el exterior siendo deportista es uno de los mayores honores que se pueden tener, Rodríguez lo sabe, pues desde los 11 años carga con orgullo la bandera nacional por el mundo. La camiseta de Colombia pesa, es una responsabilidad grande. En medio de la charla, cuando se le toca el tema, se pone emocional, los ojos le brillan, y se le exalta la respiración. “Es indescriptible lo que se siente vestir la camiseta de Colombia y más aún ganar y que suene el himno, de solo pensar en eso se me eriza la piel, es algo que todos los deportistas tienen que sentir, recuerdo muchos podios pero sobre todo cuando fui abanderado en 2015 para unos Panamericanos, todos me decían que los abanderados tenían que ganar medalla de oro, sentí la presión, pero respondí”.
Este año Miguel Ángel Rodríguez regresará a defender los colores de su camiseta más querida, la de Colombia, en unos Juegos Panamericanos, el culmen máximo del squash en un ciclo Olímpico. Será la cuarta vez que se medirá ante los mejores de la región y espera quedarse con el oro. “Este año va a estar difícil, Brasil tiene un buen competidor, joven en el tour mundial le está yendo muy bien, pero tengo la mentalidad positiva, creo que la experiencia le puede ganar a la juventud, quiero traerme esa medalla para cerrar con broche de oro lo que comenzó este 2019”.
El retiro no está tan cerca, faltan cuatro o cinco años más a nivel internacional en donde Rodríguez siente que puede dar un poco más y por qué no, volver a sorprender como lo hizo ganando el British Open, quiere revalidar el título y llegar al top 3 del ranquin mundial, un trabajo difícil, pero para eso se prepara, el tiempo se va acabando, es hora del segundo entrenamiento del día de Miguel Ángel, quien se despide con una promesa: “En Lima celebramos el oro, no le quepa la menor duda”.
MIGUEL ÁNGEL Rodríguez tiene varios objetivos para este año en el squash internacional, deporte en el que brilla con luz propia.
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“Me caracterizo por ser uno de los jugadores más rápidos del tour mundial”