Aunque todas las previsiones señalan que hay una ligera recuperación en el crecimiento, se espera que esta situación se refleje en el aumento del consumo y la demanda.
De acuerdo con el equipo de investigaciones del Bancolombia, desde 2025 en adelante, el crecimiento económico se mantendría en niveles mucho más cercanos a lo sostenible para el país en el mediano plazo. Esto ocurriría en un contexto en el que el reto inflacionario ya estaría prácticamente superado en Colombia y a nivel global, lo que permitiría avanzar hacia niveles neutrales de las tasas de interés y mermaría la volatilidad en los mercados. Sin embargo, la incertidumbre fiscal, con el consecuente impacto en el apetito extranjero por invertir en Colombia y en mayores tasas de interés, será un limitante persistente.
Indican que la inversión fija comenzará a desempeñar un papel más importante en el crecimiento. “Anticipamos que este rubro crecerá un 1,7% anual en 2024 y 3,8% en 2025, lo que representaría un aumento notable en comparación con 2023 e implica una mejora en la visión respecto al pronóstico previo. Esperamos que la recuperación gradual de la confianza y la reducción de las tasas de interés permitan un incremento del peso de este rubro en el PIB, en la medida en que sectores como la construcción exhiban un mayor dinamismo”, aseguran los expertos.
Expectativas
Explican que “al respecto, mantenemos la expectativa de una mejora en la ejecución de proyectos de infraestructura, lo que también desbloqueará montos de inversión relevantes para los próximos años. Por su parte, el consumo privado lograría avances superiores al de 2023. La continuación del proceso de recortes de tasas de interés —una política monetaria menos contractiva— y la menor inflación aliviarían las presiones en el presupuesto de los hogares y aumentaría la demanda por bienes”.
En este sentido, “además, un mercado laboral relativamente resiliente evitaría un deterioro significativo de los ingresos de los hogares. Además, la fortaleza de los ingresos de remesas, que sería un ingreso estructural, y la menor carga financiera son factores que se sumarán como facilitadores de la toma de decisiones de gasto”.
En contraste, el aporte del gasto público disminuiría en adelante debido a la austeridad en gasto necesaria por parte del Gobierno Nacional para cumplir con consolidación fiscal que la regla fiscal demanda, más allá del esfuerzo ya visto en el 2024.
Entre tanto, las importaciones crecerían ante la mejora de la demanda interna, mientras las exportaciones perderían dinámica, como resultado de una tendencia mixta de debilitamiento de las ventas de bienes tradicionales, pero fortaleza en el segmento de servicios.
El agro
Asimismo, se prevé que el sector agropecuario muestre un desempeño notable entre las actividades primarias, mientras la minería se mantendría en terreno contractivo tanto en 2024 como en 2025. El avance de los productos exportables tradicionales se vería afectado por el bajo dinamismo en la producción de carbón y petróleo, debido a menores precios globales y a la reducción paulatina de la demanda por la transición energética. Por su parte, el crecimiento del macrosector agropecuario podría tener una tendencia levemente alcista, gracias al impulso desde la producción de café, que ha mostrado un comportamiento reciente excepcional y se ha beneficiado de mayores precios internacionales.
Las actividades secundarias –construcción e industria manufacturera– están experimentando un comportamiento mixto, influenciado por las tasas de interés, la evolución del mercado de vivienda y los proyectos de inversión en infraestructura.