Inversión y consumo, los motores económicos | El Nuevo Siglo
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Domingo, 3 de Febrero de 2019
Redacción Economía

Los motores de la economía colombiana serán la inversión y el consumo durante este año, de acuerdo con las previsiones de los mercados. Indican los análisis que las razones para esta situación se debe a que la mayor acumulación de capital provendrá tanto del sector privado como del público. En tal sentido, ajustamos de 3,5% a 5% el crecimiento de este rubro del gasto. Los determinantes de esta dinámica son: el nivel atractivo que tendrán los costos de financiamiento con bajas tasas de interés, los cuellos de botella en capacidad productiva que exhiben varios sectores, la recuperación de la edificación de vivienda residencial de segmentos medios y la ejecución de presupuestos de gobiernos subnacionales a raíz de la recta final de su mandato.

A todo ello se suma el amplio abanico de estímulos a las empresas que contempla la ley de financiamiento. En particular se destacan la reducción en la tarifa del impuesto a la renta, el descuento del IVA a la adquisición de bienes de capital y los beneficios a las megainversiones.

Es importante tener en cuenta que el monto de la inversión en el Presupuesto de la Nación se incrementará en términos reales.

 

Al alza

Según los economistas privados, “ajustamos el pronóstico de crecimiento del consumo. Según nuestro nuevo escenario base este reglón se acelerará 0,1 puntos, principalmente por una revisión al alza en el consumo privado, que pasaría de 2,9% a 3,1%. Los hogares en esta ocasión se verán favorecidos por la mejora en el ingreso real, la reducción de la carga financiera y la recuperación de la confianza del consumidor tras la disipación de la incertidumbre desde el frente tributario. Toda vez que se trata del gasto más representativo de la economía, la materialización de este avance será crucial para el cumplimiento de nuestro pronóstico”.

De otro lado, los expertos sostienen que el crecimiento sectorial será más balanceado.  Nuevamente este año la administración pública será el sector que más aportará al crecimiento. “Revisamos de 3,6% a 4% su variación proyectada, en la medida en que esperamos una dinámica más acentuada del gasto en municipios y departamentos. Además, el Presupuesto de la Nación contempla un incremento de 0,9% del PIB en los gastos de funcionamiento e inversión frente a 2018”, señalan los analistas.

Asimismo, “la industria y comercio se expandirán a tasas similares al promedio de la economía. Este par de sectores, que han jalonado la actividad productiva desde 2018, seguirán beneficiándose del desempeño de la demanda interna. En industria aumentamos su crecimiento proyectado en 0,4 pps hasta 3,3%. En comercio el ajuste al alza fue de 0,3 pps hasta 3,2%”.

 

Construcción

De otro lado, “la construcción y la minería volverán a exhibir registros positivos. La recuperación de la demanda de vivienda no VIS y el impulso de las entidades territoriales a la infraestructura serían los pilares del sector construcción. Por su parte, el sector minero vería los frutos del importante crecimiento en inversión en exploración y extracción petrolera que se vio a lo largo del año que terminó”.

Otro sector que generará tracción a la economía será el sector financiero. Sostienen los economistas que “luego de un lento 2018 para un sector por naturaleza procíclico, “esperamos en 2019 regrese el dinamismo de la mano de una mayor expansión del crédito comercial e hipotecario, sustentadas en la recuperación de la inversión y la compra de vivienda. Las bajas tasas de interés y una postura de política monetaria ligeramente expansiva facilitarán este comportamiento. No obstante, vale la pena comentar que la sobretasa del impuesto de renta aprobada para las entidades financieras moderará el crecimiento en comparación con un escenario en el que no se hubiera aplicado”.

Sin embargo, el informe explica que se debe tener en cuenta que el Fenómeno de El Niño afectará el desempeño de los sectores de energía y agrícola. Este evento climático, que podría adquirir una mayor fuerza durante febrero y marzo, afectaría la productividad de los cultivos y el nivel de los embalses. La experiencia de episodios anteriores demuestra que esto tiene la capacidad de afectar en una magnitud relevante el desempeño de estas actividades.