LOS BANCOS de América Latina enfrentarán desafíos para mantener niveles estables y elevados de rentabilidad en la próxima década. Históricamente, la rentabilidad de los bancos de la región ha sido muy superior a la de los bancos en mercados desarrollados, de acuerdo con un análisis de la firma calificadora, Moody’s.
Sus márgenes de interés neto (NIM, por sus siglas en inglés) también son altos, lo que refleja riesgos crediticios elevados que surgen de los importantes costos relacionados con mercados crediticios subdesarrollados, un historial de volatilidad económica y obstáculos legales.
A pesar de la estabilidad previa en sus indicadores de rentabilidad, la capacidad de estos bancos para generar futuras ganancias tendrá que adaptarse a las nuevas dificultades, que incluyen un posible periodo prolongado de lento crecimiento económico, inversiones considerables en tecnología y una feroz competencia entre bancos tradicionales y digitales más eficientes. Algunos sistemas bancarios probablemente seguirán enfrentando altos costos de financiamiento, lo que pondrá a prueba las bases de depósitos tradicionales de bajo costo que respaldaron los altos márgenes en los últimos años.
La actividad económica seguirá siendo débil, con incertidumbres que limitarán la calidad de las carteras. Con una desaceleración del crecimiento económico global, es probable que los países de América Latina sigan experimentando la mejora de los indicadores de riesgo crediticio.
Los obstáculos específicos de cada país también pueden reducir el volumen de negocios y obligar a los bancos a recortar la originación de préstamos. Las provisiones para pérdidas crediticias muestran una caída gradual desde los máximos de 2022-2023, pero siguen consumiendo una parte considerable de los resultados finales debido al alto riesgo crediticio. La competencia en los mercados crediticios aumentará a medida que los bancos busquen mejorar la productividad y la oferta de productos, lo que presionará los diferenciales de crédito.
La tecnología es clave para la eficiencia, la seguridad operativa, la evaluación del riesgo crediticio y la captación de clientes. Para afianzar los resultados finales, los bancos latinoamericanos están redoblando sus inversiones en tecnología.
Al igual que los bancos globales, están utilizando nuevas herramientas de análisis de riesgo para analizar en detalle los hábitos de gasto, el historial financiero y la posición crediticia de los clientes, a fin de mejorar la generación de ingresos por préstamos con más ofertas digitales y servicios no bancarios.