Moody's Ratings decidió mantener la calificación crediticia de Colombia en Baa2, confirmando su grado de inversión, pero cambió la perspectiva de estable a negativa. Esta decisión refleja las condiciones macroeconómicas actuales del país, caracterizadas por un crecimiento económico más débil de lo previsto y persistentes presiones en los costos de endeudamiento gubernamental.
La calificadora destacó que Colombia enfrenta un entorno económico desafiante, con un crecimiento del PIB de apenas 0.6% en 2023 y proyecciones moderadas para 2024, que podrían limitar la capacidad de recuperación económica a mediano plazo. La formación bruta de capital fijo disminuyó un 9.5% en 2023, representando solo el 17.3% del PIB, muy por debajo del promedio del 21.1% observado durante la década anterior.
Además, menciono que "la perspectiva negativa incorpora nuestra expectativa de que las condiciones macroeconómicas, incluido un crecimiento económico más lento de lo anticipado y costos de financiamiento gubernamental persistentemente altos, podrían dificultar la consolidación fiscal y aumentar el riesgo de un deterioro en el perfil crediticio a futuro".
La calificadora subrayó que, aunque el país ha logrado reducir los costos de endeudamiento desde los picos alcanzados en 2022, estos aún son significativamente más altos que los de otros soberanos con calificación Baa. Se espera que los pagos de intereses representen aproximadamente el 15% de los ingresos del gobierno en 2024, lo que podría presionar aún más las finanzas públicas en un contexto de déficit fiscal proyectado por encima del 5% del PIB.
El análisis de Moody's también hizo énfasis en la situación política de Colombia, señalando que el ruido político y las dificultades para implementar reformas fiscales clave han contribuido a la incertidumbre entre los inversionistas. La falta de consenso político en torno a las reformas estructurales, como las relacionadas con el sistema de salud y pensiones, ha complicado aún más la capacidad del gobierno para gestionar eficazmente sus finanzas públicas.
A pesar de estos desafíos, Moody's reconoció la fortaleza institucional de Colombia y la independencia del Banco de la República en la política monetaria. Sin embargo, advirtió que la capacidad del país para mantener su calificación de crédito y mejorar su perspectiva dependerá en gran medida de su capacidad para abordar los desafíos económicos y políticos de manera efectiva en los próximos trimestres.