Las principales empresas del magnate Elon Musk estuvieron en el centro de un torbellino el jueves pasado con la explosión de un megacohete sobre Texas, la agitación de los mercados desde Nueva York a París, y la pérdida de la insignia azul de las cuentas verificadas en Twitter.
Estos tres sucesos ‒sin otro denominador común que Elon Musk‒ muestran la influencia sin precedentes que tiene uno de los hombres más ricos del planeta.
“Muy pocas personas en el mundo llaman tanto la atención como Elon Musk, y nadie genera tantos titulares de prensa desde Donald Trump”, asegura Andrew Selepak, profesor de medios en la universidad de Florida.
Nacido en Sudáfrica, ciudadano estadounidense y canadiense, el multimillonario es confundador de seis empresas (entre ellas SpaceX, Tesla y Neuralink) y directivo de muchas más, cómo Twitter, la cual compró en octubre pasado por US$ 44 000 millones.
“Como regla general, se supone que el director general es la persona madura del grupo, que mantiene el tren en los rieles”, apuntó el analista independiente Rob Enderle. “Musk es lo contrario, carece de madurez y a menudo hace descarrilar la locomotora”, agregó.
El jueves comenzó en Estados Unidos con la explosión de un prototipo de Starship, a solo cuatro minutos del despegue.
Desarrollado por SpaceX, Starship es el cohete más grande y más potente jamás construido. Una versión modificada deberá llevar humanos a la Luna en una misión de la Nasa en 2025 y puede ser que un día lo haga a Marte.
Pese a que la nave espacial fracasó en la separación del lanzador, por lo que se decidió inducir la explosión del cohete, Elon Musk felicitó a sus colaboradores por un ‘formidable’ primer test de vuelo.
Falta de seriedad
Al mismo tiempo, los mercados europeos cerraban el jueves en medio del caos debido sobre todo a los resultados decepcionantes de Tesla, cuya política de precios bajos impactó en sus beneficios trimestrales.
Desde París hasta Nueva York, en las bolsas todo el sector automotriz sufrió. No fue el único. “Tesla arrastró con los bienes de consumo no esenciales”, explicó Art Hogan, de la consultora B. Riley Wealth Management.
En paralelo, Twitter aguantó otra tormenta. Luego de meses de cacofonía y de tergiversaciones, la plataforma retiró de muchas cuentas su insignia azul, que certificaba la verificación de la identidad y notoriedad de los usuarios.
¿Qué tienen en común el papa Francisco, Donald Trump y Beyoncé? Los tres perdieron su insignia azul en Twitter, señal de un usuario verificado, en tanto la red social comenzó a cumplir la amenaza de su dueño Elon Musk de quitársela a quienes no la pagan.
La red social empezó a eliminar de manera masiva este sello distintivo y también suprimió las etiquetas de “afiliado al Estado” y “financiado por el gobierno” de las cuentas de varios medios de comunicación, constató la AFP.
Musk, que desde que compró Twitter ha visto menguar su inversión, había prometido deshacerse de la insignia azul que un usuario obtenía tras verificarse su identidad y el cumplimiento de ciertas condiciones, como la de su notoriedad.
El multimillonario había mencionado que la marca era un “sistema de señores feudales y campesinos” y ofreció otorgarla a cualquiera que pagara un abono de ocho dólares al mes.
Los plazos anteriores para el retiro de la insignia azul, utilizada, principalmente por celebridades, periodistas y políticos, no dieron lugar a cambios. Pero el jueves, las cuentas de alto perfil, así como las de muchos reporteros organizaciones de noticias como la AFP, perdieron sus marcas de verificación.
La fecha 20 de abril (4 / 20 en inglés) no fue escogida por azar: en Estados Unidos es sinónimo del consumo de cannabis, porque se la asocia con un código numérico para la marihuana, uno de los temas favoritos de las bromas de Musk.
El multimillonario, que se define como ‘nada’ en su perfil y que como localización escribió ‘falta de seriedad’, busca permanentemente ser el centro de atención.
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Playboy multimillonario de la tecnología
Con 51 años, se ha convertido en figura central del neocapitalismo estadounidense, con sus ambiciones extraplanetarias, sus opiniones políticas anti "woke" (una franja progresista de la izquierda estadounidense) y su dudoso sentido del humor que deleita o exaspera a sus 135 millones de seguidores en la plataforma.
"Pasó de ser un emprendedor no muy conocido a estrella del sector de la tecnología, luego playboy multimillonario de la tecnología, y ahora casi reemplazó a Donald Trump como el principal troll de Twitter", resumió Andrew Selepak.
Pero no toda publicidad es buena. Según Forbes, que sigue de cerca las grandes fortunas, Elon Musk perdió más de 11 000 millones de dólares el jueves.
Más allá de su propietario, sus empresas juegan un importante rol en la sociedad, del medio ambiente a la exploración espacial, a las bolsas mundiales y la política.
Musk está en la mira de numerosas autoridades, preocupadas por la desinformación en Twitter o por las acusaciones de segregación racial en Tesla, por ejemplo.
Además, muchos inversionistas quisieran que se concentrara en los problemas inmediatos de sus empresas insignia, Tesla y SpaceX.
Sin embargo, el magnate fundó otra empresa, X.AI, especializada en inteligencia artificial. La nueva tecnología deberá buscar la ‘verdad máxima’ y ‘tratar de comprender la naturaleza del universo’, detalló en una entrevista con FoxNews.
"Siempre es un problema cuando un jefe se convierte más en una celebridad que en un dirigente", subrayó Rob Enderle. Musk "comienza a pensar que puede hacerlo todo".