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DURANTE EL cuarto trimestre de 2024 la inflación anual total y la básica (sin alimentos ni regulados) continuaron descendiendo, aunque se mantuvieron por encima de la meta del 3,0%. Desde su máximo reciente en marzo de 2023 (13,3%), la inflación anual ha seguido una tendencia descendente, registrando un 5,8% en septiembre y finalizando 2024 en 5,2%.
De conformidad, con el Informe de Política Monetaria del Banco de la República, este último registro fue inferior a lo esperado por los analistas del mercado en octubre (5,5%) y por el equipo técnico en el Informe de dicho mes (5,3%). Frente al pronóstico del equipo técnico, la mayor reducción de la inflación al final de 2024 obedeció a unos alimentos que aumentaron menos de lo proyectado, hecho explicado por una mejor oferta del grupo perecederos. El IPC de regulados registró una desaceleración importante, aunque menor que la pronosticada debido a alzas mayores en los precios de servicios de gas y electricidad.
La inflación básica (sin alimentos ni regulados) también continuó descendiendo en los últimos meses, en línea con lo esperado en el Informe anterior, cerrando 2024 en un 5,2%, por debajo del registro de septiembre (5,5%). La reducción de la inflación en los últimos meses del año continuó dándose en el entorno de una política monetaria que permaneció en terreno contractivo y la presencia de excesos de capacidad productiva, reflejo de una demanda interna aún débil. Estos factores más que compensaron las presiones alcistas que surgieron a finales de año provenientes de la depreciación del peso.
Inflación por encima de la meta
A pesar del importante descenso durante todo 2024 y del buen desempeño de los bienes y alimentos, tanto la inflación total como la básica terminaron en niveles superiores a la meta (3,0 %). Lo anterior, como consecuencia, principalmente, de una indexación a una tasa alta de inflación registrada en 2023 (9,3%), junto con un ajuste importante del salario mínimo para 2024 (12,1%), los cuales afectaron a cerca del 60% de los precios de la canasta familiar, en especial rubros pertenecientes a los segmentos de servicios y regulados.
Por su parte, la reciente depreciación del peso empezó a generar presiones alcistas en los costos de producción. Esto se refleja en el cambio anual del índice de precios al productor (IPP), el cual registró un aumento significativo entre septiembre (1,2%) y diciembre (5,8%). El incremento fue notable tanto en el componente local (del 1,6% al 6,2%) como en el importado (del 0,2% al 4,5%).
Dentro de la inflación básica anual, la de bienes se mantuvo en niveles bajos durante el cuarto trimestre, después de las fuertes reducciones en los trimestres anteriores. La variación anual del IPC de bienes no presentó cambios entre septiembre (0,6%) y diciembre (0,6%), luego de haber ejercido presiones desinflacionarias importantes durante los tres primeros trimestres del año.
El bajo nivel de ajuste alcanzado en esta subcanasta en el último trimestre del año se debe, principalmente, a un consumo que creció de manera moderada y a la reducción de los precios internacionales observada en buena parte de los artículos eléctricos y electrónicos (celulares, computadores, televisores, lavadoras, neveras, etcétera.). Estos factores fueron parcialmente compensados por la depreciación del peso durante la segunda mitad del año y los recientes aumentos en los costos de transporte marítimo de las mercancías que llegan al país.
Precios de los servicios
En los últimos meses del año, la inflación de servicios continuó reduciéndose gradualmente, aunque con niveles significativamente altos que sugieren un componente importante de inercia inflacionaria.
Aunque el ajuste anual del IPC de servicios registró una caída entre septiembre (7,5%) y diciembre (7,0%), se mantuvo muy por encima de la inflación total y de la meta. La indexación a la inflación de fin de 2023 y el ajuste del salario mínimo en 2024 afectaron, principalmente, a los precios de los servicios, algunos de los cuales están atados a normas explícitas de indexación o son intensivos en mano de obra.
Esto siguió explicando la inercia inflacionaria observada en esta subcanasta en el cuarto trimestre. Un ejemplo de esto son los arriendos, un componente con una alta indexación a la inflación final del año anterior y cuya variación anual pasó del 7,9% en septiembre al 7,4% en diciembre. A lo anterior se suma, como se ha mencionado en informes anteriores, la debilidad de la generación de oferta nueva y de las ventas de vivienda.