El Banco Central Europeo (BCE) rebajó su pronóstico de crecimiento económico e inflación para la zona euro para este y los próximos dos años.
La entidad ahora solo prevé un crecimiento de 1,1% en 2019 para la zona euro y 1,6% en 2020, contra 1,7% los dos años en sus previsiones de diciembre. Para 2021 mantiene el objetivo de 1,5%.
El BCE también revisó a la baja las previsiones de inflación, dejándola en 1,2% este año, 1,5% en 2020 y 1,6% en 2021, contra respectivamente 1,6%, 1,7% y 1,8% en sus previsiones de diciembre.
El presidente de la entidad, Mario Draghi, admite así implícitamente que el BCE no alcanzará antes de 2022 su objetivo de un alza de precios levemente inferior a 2% y que por lo tanto no alcanzó su misión principal.
Ante la prensa, Draghi presentó un horizonte con múltiples "riesgos" hacia la coyuntura, que van desde tensiones proteccionistas a incertidumbres geopolíticas, pasando por los sobresaltos de los mercados emergentes.
El Consejo de Gobernadores de la entidad sigue por consecuente considerando como “débil” la probabilidad de una recesión en el conjunto de la zona euro, agregó Draghi.
Con estos anuncios, el BCE da una señal fuerte y deja en evidencia su voluntad de estimular la coyuntura el tiempo que sea necesario.
Para apuntalar su decisión el BCE también anunció una nueva serie de préstamos gigantescos a los bancos, entre septiembre y marzo de 2021, con vencimiento a cada vez de dos años.
El BCE motiva esta decisión por el interés de “preservar las condiciones de crédito favorables” y una “buena transmisión de la política monetaria” a la economía, es decir la redistribución de esa liquidez bajo la forma de créditos a empresas y hogares.
El grupo de 19 países que utilizan la moneda única no está amenazado en su conjunto por una recesión, según ya dijo el presidente del BCE, Mario Draghi. Pero esta región, muy dependiente del comercio, sufre desde hace meses por la desaceleración de los intercambios internacionales y la debilidad del sector manufacturero, principalmente el de Alemania.
La situación se reflejó en las nuevas previsiones de crecimiento e inflación para la zona euro, que presentó Draghi en conferencia de prensa.
La entidad rebajó sus pronósticos que publicó en diciembre. Se espera una expansión del PIB de la zona euro de 1,1% en 2019 y 1,6% en 2020, contra 1,7% para los dos años en sus anteriores previsiones. Para 2021 la entidad mantiene su pronóstico de crecimiento de 1,5%.
La mayoría de las organizaciones internacionales hicieron lo mismo. La última, la OCDE, rebajó incluso su previsión de crecimiento a sólo 1%.
El primer objetivo del BCE es mantener un alza de precios a mediano plazo levemente inferior a 2%, un nivel que no alcanza desde hace 4 años, situación que parece que le escapará nuevamente.
El jueves, Draghi anunció que la entidad redujo su previsión de inflación que este año debería alcanzar 1,2% (1,6% en las previsiones de diciembre), 1,5% en 2020 (1,7%) y 1,6% en 2021 (1,8%).
Los riesgos en el frente económico se acumulan con el Brexit y los conflictos comerciales entre Washington y varios países.
El conflicto comercial entre Estados Unidos y la Unión Europea podría terminar con nuevos aranceles recíprocos. Esto sería un duro golpe para la industria europea, en particular el sector automotriz alemán.
En los últimos 20 años de existencia, el BCE elaboró los protocolos a utilizar si la situación se agrava, entre ellas el histórico programa de compra de deuda pública y privada, que alcanzó los 2,6 billones de euros, y que detuvo a fines de diciembre