Perspectivas. Balones de Monguí, tradición familiar de 80 años | El Nuevo Siglo
Los cosedores de balones en Monguí tienen una tradición de más de 50 años.
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Domingo, 31 de Julio de 2022
Redacción Economía

En 1934 cambió la economía de Monguí. Durante ese año Froilán Ladino Agudelo llevó al pueblo, incrustado en las montañas de Boyacá, la industria de la confección del balón. Desde ese momento esta localidad, ubicada a 97 kilómetros de Tunja, se convirtió en el referente de las pelotas de fútbol en el país y la región.

EL NUEVO SIGLO dialogó con Édgar Ladino, sobrino de Froilán, quien convirtió ese arte en una tradición trasladada desde Manaos en Brasil. Don Édgar le contó a este medio cómo este pequeño pueblo se transformó, hace más de 80 años, en el hogar de miles de familias que viven de la fabricación del balón.

La historia

“La industria del balón en Colombia se dio gracias a Froilán Ladino Agudelo, un hijo de Monguí, quien prestó el servicio militar entre 1932 y 1933 en la frontera entre Colombia y Perú y en un viaje que hizo a Manaos, Brasil, vio cómo se cosían los balones. En 1934 regresó a su natal Monguí y se dio a la tarea de curtir el cuero de forma artesanal y le enseñó a realizar las puntadas para coser el balón a 12 personas, quienes fueron apodados como los 12 apóstoles”, sostuvo Ladino.

Este monguiseño cuenta con orgullo cómo su tío trajo a Colombia una industria novedosa que generaría en su época miles de empleos y que transformó la vida de los habitantes de Monguí y ahora conocido nacional e internacionalmente por la fabricación de balones.

Continúa su relato diciendo que “en 1970 fue el auge de la industria del balón y estos 12 apóstoles que aprendieron el oficio fueron los multiplicadores en cada uno de los sectores en Monguí”. De acuerdo con Ladino “en la década de los 70 se generaron más de 1.000 empleos por cuenta de la fabricación de los balones”.

“En esa época eran cosidos a mano y una persona en promedio podía coser tres balones, ya que se alternaba la manufactura del balón con las actividades de agricultura y ganadería. La mayoría de personas que se dedicaban a esta actividad eran mujeres, ya que los hombres se empleaban en ese tiempo en la compañía Acerías Paz del Río, empresa que generó puestos de trabajo desde el año 1945 en la zona, cuando empezó el auge de la minería”, agregó.

A finales de siglo llegó la industria del balón vulcanizado y en ese entonces unas 800 personas perdieron el empleo. Esto se debió, según Édgar Ladino, a que “una persona podía coser tres balones al día, mientras que con la llegada del balón vulcanizado la cifra ascendió a 60 diarios”. En ese sentido, ya no se necesitaron tantas manos para fabricar balones.

A Froilán Ladino “le gustaba innovar, él hacía también balones de baloncesto; además, hizo la primera troqueladora que hoy se encuentra en el museo del balón en Monguí. Fabricaba guantes de boxeo, guayos, curtió el cuero, los moldes de aluminio para darle la forma redonda al balón, entre muchas otras cosas que permitieron que hoy el pueblo aún tenga ingresos de esa industria”, afirmó su sobrino.



Tradición

“Mi papá abrió su taller cuando yo tenía cinco años, en la década de los setenta”, dijo don Édgar. Su abuelo, Manuel Ladino –hermano de Florián Ladino– había creado su taller 30 años atrás, en los cuarenta.

“Mi abuelo era el encargado de repartir la materia prima a los artesanos para que cosieran el balón. Cuando empezaron a pedir balones a nivel nacional por temas logísticos, Froilán Ladino se ubicó en el barrio San Benito en Bogotá. Allí curtían el cuero, troquelaban y luego enviaban los cortes a Monguí, en donde se cosían, se cerraban y se enviaban a Bogotá nuevamente para ser distribuidos".

Exportaciones

"Actualmente los balones de Monguí se exportan a Sudamérica y Centroamérica. El campeonato nacional de microfútbol, en Costa Rica, se juega con un balón fabricado en Monguí, mientras irónicamente en Colombia el campeonato de fútbol se juega con balones Golty, fabricados en China", cuenta el señor Ladino.

“Nunca, desde 1934, un solo balón de Monguí ha sido protagonista en algún estadio de Colombia”, dice con algo de resignación y tristeza. “Ojalá existiera la oportunidad de que se jugara un campeonato colombiano con un balón hecho en Monguí”.

 Museo del Balón

Édgar Ladino también dice con orgullo que con su familia recopilaron herramientas, maquinaria, fotografías, evidencias y crearon el Museo del Balón. Allí las personas pagan $2.000 por el ingreso y pueden ver balones hechos desde 1930, hasta una réplica del último mundial, afiches, mascotas y el funcionamiento de un taller.

Definitivamente cualquiera que visite Monguí no puede irse sin comprar un balón o sin conocer el museo, pues hace parte de la historia de este municipio.

“Fabricamos balón antiguo para preservar la tradición, que ha ido decayendo. La fabricación es en cuero vacuno cosido a mano, y cuesta $70.000 la unidad. Muchas personas los compran por decoración, pero no juegan con él, esta es la tradición que se puede perder”, señala. “Soy economista y contador, pero me gusta estar dedicado al taller, aunque lo triste es que no se vive del negocio de los balones, por lo que siempre hay que tener una entrada extra”, agrega.

Producción

“Tenemos clientes a nivel nacional y manejamos un sistema de maquila. En este momento estamos maquilando para Ecuador; además, elaboramos balones para Cali, Medellín y algunas ciudades de la costa colombiana. Fabricamos 380 balones de baloncesto y 300 de fútbol profesional diarios”, afirmó Ladino.

Actualmente Balones Ladino’s, como se llama el taller de Édgar, cuenta con unos 20 empleados.

“En Monguí también hay personas que llevan materiales para elaborar balones en sus hogares. Esto ayuda principalmente a las amas de casa, porque pueden hacer las labores de su hogar y adicionalmente obtener un ingreso extra”, dice Ladino.

La cita con el Mundial

“En este momento hay buenas ventas, pero lo malo es que las materias primas se están encareciendo. Por ejemplo, el látex es importado de Guatemala o Malasia, el neumático es traído de China, las tintas, las cubiertas y diferentes insumos son importados. En Colombia se hace neumático en látex, pero hay que traer el látex”.

Antes del incremento de los insumos los balones costaban $21.000 y hoy están en $30.000.

“Definitivamente cuando Colombia clasifica al Mundial, las empresas se motivan más a regalar balones o a comprarlos, aunque nuestra selección no irá a la cita mundialista en este momento hay un auge en ventas porque Ecuador está pidiendo balón colombiano”.

Édgar Ladino espera que con el cambio del gobierno se siga sosteniendo la microempresa, porque temen que los impuestos puedan afectar a los pequeños empresarios.

Además, asegura que actualmente “no hay apoyo en la comercialización de la industria del balón, mientras que hay algunos elementos o productos típicos que sí lo tienen como por ejemplo el sombrero vueltiao, la mochila wayú y otras artesanías, pero nosotros no”.