Luego de conocer que el PIB del país aumentó en 1,8% en 2107, analistas y empresarios coinciden en que la tarea está por hacer y piden mejoras en asuntos que tienen que ver con tasas de interés, exportaciones, licencias ambientales, entre otras

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La economía colombiana creció 1,8% al cierre de 2017, resultado que a los ojos de los analistas fue regular, pues las expectativas al inicio del periodo eran más altas.

El 1,8% logrado por el PIB en 2017, es una muestra de la desaceleración que en la economía produjo entre otras cosas, la baja en el precio del petróleo que se inició en 2014, la entrada en vigor de la reforma tributaria aprobada a finales de diciembre de 2016 que aumentó el Impuesto al Valor Agregado, IVA, del 16% al 19% además de la reducción de la confianza tanto de los consumidores como de los empresarios.

Piden trabajar urgentemente en medidas que reactiven la industria, aprovechar la tasa de cambio alta para diversificar las exportaciones, procurar que las tasas de interés en los bancos bajen de forma armónica con el Banrepública, así como mejorar en logística y velocidad de aprobación de licencias ambientales y en materia legislativa con la ley de Tierras y la de Zidres.

Se puede crecer más

Para los analistas este crecimiento se puede considerar malo, si se tiene en cuenta que el potencial de la economía colombiana es del orden del 3,5% a 4% y se está en tasas muy por debajo.

El rector de la Universidad del Rosario y analista económico, José Manuel Restrepo, señaló que el 1,8% alcanzado en 2017, aunque está por encima de los pronósticos de algunos analistas, no es nada bueno pues estuvo por debajo de las estimaciones del propio gobierno que al inicio del periodo lo estimó en 3%.

El analista dijo que el resultado refleja el mal desempeño de la industria que es muy preocupante, el mal año que tuvo el comercio, lo que se puede atribuir a la entrada en vigencia de la reforma tributaria y al bajo crecimiento de la minería que sigue asociada a la caída de los precios del petróleo en el mundo.

Restrepo señaló que los claroscuros en el crecimiento se dan en la construcción, pues aunque cae en edificaciones, se nota un incremento en obras civiles por el jalonamiento de las 4G.

El experto sostuvo que el ganador fue el sector agropecuario, que además fue un gran generador de empleo.

Dijo que el país no se puede conformar con crecimiento de este nivel y señaló que hay que buscar todas las fórmulas para crecer a niveles de 4,5%, con lo que se generaría empleo de calidad.

Dijo que hay que buscar una respuesta a la realidad fiscal del país. Hay que poner la discusión pública sobre lo que necesita Colombia para cumplir en 2019 con la regla fiscal.

Igualmente señaló, hay que aprovechar la tasa de cambio alta para diversificar la canasta exportadora, mejorar la logística, lograr agilidad en licencias ambientales y reglamentar la ley de Zidres con lo que se daría claridad a los empresarios e inversionistas.

Empresarios

La presidente ejecutiva de Camacol, Sandra Forero Ramírez, dijo sobre el resultado de la economía y especialmente de la construcción, que “evidencia las complejidades económicas del año 2017, en el que la menor generación de empleo y las mayores tasas de  interés desestimularon el consumo y la inversión”. Asimismo, destacó que “pese a la incertidumbre que genera el periodo electoral, el país ha recibido buenas noticias en materia económica durante 2018 y eso es un motivo para prever una recuperación gradual, con mayor fuerza en el segundo semestre del año”.

Respecto al desempeño del sector edificador, la ejecutiva afirmó que el resultado observado era previsible, teniendo en cuenta la menor velocidad en la comercialización de los proyectos de vivienda y el fuerte retroceso en el inicio de obras en edificaciones comerciales y de oficinas a lo largo del año. “Lo positivo es que durante el segundo semestre del año 2017 mejoraron las condiciones necesarias para abonar una recuperación en 2018. Tasas de interés a la baja, menores niveles de inflación y recuperación gradual de la confianza son señales muy positivas para el mercado de vivienda”.

Frente a la dinámica de construcción de proyectos no residenciales, la expectativa es que, con la recuperación prevista del consumo y la inversión, haya un repunte en el desarrollo de edificaciones para el comercio, la industria, la hotelería y los servicios, sin olvidar  que hay segmentos y regiones en las cuales hay mayores tasas de vacancia que harían que la recuperación en la construcción de este tipo de proyectos se dé a un menor ritmo.

La presidente ejecutiva destacó los esfuerzos del Gobierno Nacional en dar continuidad con la política de vivienda social y los estímulos a la inversión en vivienda nueva del segmento medio. “Los 77.000 subsidios que puso a disposición el Gobierno Nacional jugarán un papel central en la dinámica de la construcción durante el 2018, año en el que esperamos un crecimiento de 4,6% en el PIB del sector, y con un gran aporte a ese resultado de los programas de Mi Casa Ya, FRECH VIS y Cobertura a la tasa de interés No VIS”, concluyó.

Por su parte, el presidente de la Asociación Nacional de Empresarios de Colombia, ANDI, Bruce Mac Master, dijo que “economías como la colombiana tienen que crecer a tasa superiores al 4 o 5% para poder aspirar a cubrir las metas en términos sociales, como la reducción de la pobreza y de desempleo, de aumento de la formalización, de aumento en la tasa de cobertura en educación, de la calidad en educación y la tasa de cobertura en salud”.

El presidente de la Federación Nacional de Comerciantes, Fenalco, Guillermo Botero Nieto, dijo “la situación habría podido ser peor”; sostuvo que ese crecimiento en la economía colombiana se logró en parte por las revisiones que se realizaron al alza de las cifras registradas en los tres trimestres anteriores.

Al hablar del tema del comercio, el presidente de Fenalco señaló que en el sector se nota un buen desempeño por los restaurantes y las reparaciones que son los dos subsectores que mejoran el comportamiento del mismo.

En el tema de las reparaciones, dijo que éste es un símbolo de pobreza, pues la gente en lugar de renovar sus equipos de la casa, los manda a reparar, pues la situación no da para estrenar.