¿Cómo regular uso de IA en las aulas? | El Nuevo Siglo
/ AFP
Sábado, 19 de Octubre de 2024

En medio de la revolución tecnológica que vive el mundo por la masificación del uso de las herramientas de inteligencia artificial (IA), uno de los debates más interesantes en muchos países es cómo regular el uso de estas aplicaciones en escuelas y colegios.

No es un asunto menor. Gobiernos, academia, docentes, padres de familia, sicólogos, sociólogos y profesionales de las más diversas disciplinas han terciado en intensas discusiones. Incluso, ya se han expedido leyes y regulaciones que apuntan a distintas direcciones, según el país o incluso las regiones o estados dentro del mismo. La ONU, a su turno, impulsa que sus distintas agencias generen marcos de gobernanza sobre el alcance y uso de estas aplicaciones.

En algunas naciones las normas se inclinan por restringir al máximo el uso de la IA, sea a través de celulares, computadores u otros dispositivos en las aulas. La tesis es concreta: es tal la evolución de las aplicaciones de inteligencia regenerativa digital, que no solo son capaces de redactar tareas sencillas, informes y análisis complejos de cualquier tema en cuestión de segundos o minutos, sino que lo hacen con tal capacidad de detalle que resulta casi imposible a un profesor promedio detectar si hubo esfuerzo genuino del educando o acudió a la comodidad tecnológica para cumplir sus deberes. Esto último afecta el proceso de aprendizaje estructural por parte de los alumnos, al tiempo que limita sus capacidades creativas, cognitivas y de formación de criterio y personalidad.   

En la otra orilla están las legislaciones y reglamentaciones que buscan permitir un uso supervisado y controlado de la IA en los escenarios educativos. Se piensa que las aulas no pueden volverse islas en un mundo hiperconectado en donde niños y adolescentes son claramente nativos tecnológicos y acceden a la web en cualquier lugar y hora.

En ese orden de ideas, se considera que el proceso pedagógico debe llevar a que docentes y estudiantes desarrollen métodos prácticos en donde las aplicaciones sean una herramienta que ayude a cumplir determinado objetivo académico, pero que no reemplace el esfuerzo creativo, de pensamiento crítico ni aporte inteligente del alumno. Parten de la base de que los pénsums y métodos de calificación de logros y evaluación individual son los que deben modernizarse y adaptarse a las características de este nuevo escenario tecnológico, como en su momento se hizo con la educación remota forzada por la crisis pandémica.

En Colombia este debate ya arrancó. En el Congreso cursan varios proyectos al respecto, en tanto ministerios, instituciones escolares y colegios, academia, profesorado y asociaciones de padres de familia buscan encontrar un norte. Por ahora no hay ruta clara.