Crecimiento económico y elecciones | El Nuevo Siglo
Jueves, 1 de Mayo de 2014

*Encuestas divergentes

*Lo conservador decidirá los comicios

Hasta el momento  varios comentaristas se quejan de cierta  franja gris que parece extenderse en el ambiente de la lucha electoral por la primera magistratura de Colombia. Se lamentan unos de la falta de propuestas, otros de la ponderación de los candidatos, de la lucha de casi todos por disputarse el centro del espectro político, incluso por algunos que hacen parte de los grupos contestatarios. No faltan los que aducen que la campaña da muestra de cansancio anticipado, eso se dijo cuando en un principio se planteó la ventaja del presidente Juan Manuel Santos, la que tenía que ver con la conjunción de factores que facilitan la reelección para aquel que ocupa la Presidencia, puesto que el poder juega en su favor; fuera de que los pueblos se acostumbran a seguir a los que mandan y que aparecen a diario en las noticias ofreciendo ayudas a los necesitados, presidiendo eventos y de ser posible inaugurando obras públicas.

No faltan los que confunden la democracia colombiana con los gobiernos semiautoritarios de los países vecinos, donde no existe clara separación de poderes ni la debida autonomía de las instituciones electorales, incluso en algunos casos, no se le permite a la oposición contar con testigos en las mesas de votación para que no le escamoteen los sufragios.

Nada de lo anterior aplica en Colombia, en donde prevalece la democracia y los órganos electorales cumplen su labor a cabalidad, con independencia del gobierno de turno. La oposición cuenta con  las garantías básicas para actuar en política. Las garantías ciudadanas se mantienen, con la excepción de las zonas de la periferia donde impera la ley del fusil de parte de los grupos armados. Lo que funciona en el país es una coalición de gobierno, en tanto ningún partido cuenta por sí mismo con amplias mayorías para gobernar solo. A partir del fin del Frente Nacional, con excepción del interregno de Virgilio Barco, el conservatismo ha sido decisivo en la construcción del desarrollo, principalmente en lo que se refiere a la parte técnico-económica. Con la entrada en vigencia de la Carta de 1991 se reconocieron los movimientos y partidos que han venido surgiendo, por lo que se rompió el bipartidismo secular. Eso determina que las campañas no tengan ese contenido sectario de otros tiempos, con excepciones se centran más en propuestas actuales sobre el devenir de la sociedad.

Los logros del Gobierno en lo económico lo favorecen, legítimamente, puesto que el Fondo Monetario Internacional, reconoce que: “Colombia ha mantenido un desempeño macroeconómico robusto, sobrellevando con éxito los episodios globales de tensión económica y financiera de los últimos años. Un marco de política sólido, gestionado de manera competente -anclado en un régimen de metas de inflación, un tipo de cambio flexible, una supervisión y regulación financiera efectiva y un marco fiscal de mediano plazo prudente- le ha permitido a las autoridades responder adecuadamente a choques, utilizando sus herramientas de política para estabilizar el crecimiento”. En cierta forma los resultados  económicos favorables, que se deben en parte a que se heredó una situación positiva en materia de seguridad, determinan que los hechos le den un margen de acción holgado al Gobierno, que la oposición en frío reconoce. La inversión económica, el crecimiento y la caída del desempleo son notables. Así tengamos lunares en el campo y en la administración de las ciudades a cargo de distintos sectores políticos.

Lo anterior hace que el ambiente sea más tranquilo en lo electoral. Las encuestas lo demuestran, así aparezcan cifras tan dispares que pareciera que se realizan en las mismas fechas en países distintos o públicos diferentes. Los contrastes y diferencias  en tan corto tiempo de las encuestas en cuanto a los que pasan a la segunda vuelta, muestran fallas  que esperamos se corrijan. Lo  cierto es que Santos hasta el momento gana en primera vuelta y en segunda. Lo que no quiere decir que ya ganó, ni mucho menos. El número de indecisos persiste y es alto, ellos podrían decidir en segunda vuelta.

Aún falta lo más intenso de las campañas. Los asesores publicitarios se preparan para dar la batalla de fondo, que puede alterar los resultados, así como en su momento se producirán debates decisivos que van a influir en los electores. Lo mismo que el inmenso potencial de votos de lo conservador será fundamental  para inclinar la balanza electoral y consagrar al ganador.