El ajuste tributario | El Nuevo Siglo
Viernes, 20 de Abril de 2012

* ¿Cuándo radicar el proyecto de reforma?

* Equidad y progresividad, criterios básicos

A escasos dos meses de que termine la legislatura, se anuncia que en los próximos días se radicará en el Congreso el tantas veces anunciado proyecto de reforma tributaria. Se trata de una de las iniciativas más importantes del Ejecutivo, cuyo diseño ha requerido varios meses de intenso trabajo del Ministerio de Hacienda, la DIAN y otras instituciones relacionadas, directa o indirectamente, con la estructura impositiva en Colombia.

Si bien es cierto que ya han dado puntadas sobre algunos de los posibles cambios que propondrá el Gobierno, hasta el momento no se conoce un borrador medianamente consolidado del proyecto.

Es más, en el Congreso ya hay voces que piden a la Casa de Nariño reconsiderar su intención de radicar la iniciativa en esta legislatura, y mejor aprovechar estas semanas para dar a conocer las bases puntuales de la reforma, socializar con los sectores más involucrados sus alcances y, tras esa labor y los ajustes al articulado que sean pertinentes, llevar el proyecto al Parlamento el 20 de julio, cuando arranca la tercera legislatura y se contaría con suficiente tiempo para debatirlo y aprobarlo, así como expedir las reglamentaciones derivadas, de forma tal que el ajuste al andamiaje impositivo pueda entrar en vigencia a partir del 1 de enero de 2013.

Tanto Gobierno como sector privado coinciden en que una de las columnas vertebrales del proyecto debe ser una verdadera simplificación tributaria, no sólo para hacer más fácil al ciudadano promedio el pago de impuestos, sino para erradicar aquellos vacíos normativos que son aprovechados por inescrupulosos para incurrir en evasión y elusión. La depuración del Estatuto Tributario debe ser drástica. Es claro que si las metas de recaudo se están superando año tras año, un sistema más ágil y transparente daría mejores resultados, al tiempo que la base de contribuyentes y declarantes aumentaría progresivamente, haciendo más fácil aplicar el esquema de descuentos, devoluciones y deducciones a quienes son lo primero pero  no lo segundo.

Por ahora la expectativa de la opinión pública se está centrando en asuntos de alto impacto para el bolsillo, como la modificación de los gravámenes que recaen sobre los combustibles, con la esperanza de que los precios de los mismos bajen o, al menos, crezcan menos. Este debate estará unido, como es apenas obvio, al candente pulso sobre aumento de carga tributaria a las empresas del sector minero y de hidrocarburos.

Sin embargo, la reforma irá más allá. Por ejemplo, el Ejecutivo se mantiene en su promesa de no subir tarifas así como en una rebaja en el impuesto de renta. Igual se esperan cambios en el esquema de retenciones, eliminación de más exenciones así como urgentes ajustes en el sistema de incentivos a zonas francas, tributación de sociedades sin ánimo de lucro así como en materia de gravámenes sobre pensiones, rentas de trabajo y de capital. 

A la par de esos temas hay muchos sectores ya en alerta por más alimentos básicos que podrían ser gravados con el IVA, o la forma en que se haga más drástico el estatuto sancionatorio.

A su turno, algunos hacendistas urgen que se ajuste todo lo relativo a los impuestos corporativos, se eliminen  exenciones “perversas” y prime un enfoque más progresivo en materia de tributos sobre la renta y los dividendos de los accionistas. Si se aplica un criterio moderno de equidad, es obvio que los descuentos, deducciones y alivios deben recaer sobre los contribuyentes y declarantes de menores ingresos, y reducirse sobre aquellos con más recursos.

También está pendiente lo relativo a los llamados impuestos y contribuciones sobre la nómina, pues el empresariado insiste en que el costo de los mismos no sólo ahoga la rentabilidad e impide generar empleo de calidad, sino que es la principal causa de la creciente informalidad laboral. Igual está lo referente a la viabilidad de mantener o no el gravamen sobre las transacciones financieras. Hay voces que urgen, además, clarificar lo relativo a la carga tributaria para la inversión extranjera de portafolio.

Como se ve, la reforma tributaria que asoma no es de poco calado y sea que se radique ahora o en julio, el debate será candente.