El mejor homenaje | El Nuevo Siglo
Domingo, 12 de Abril de 2020
  • Valentía y heroísmo del personal sanitario
  • Los indignantes casos de discriminación

 

En un país que, como Colombia, ha sufrido a lo largo de su historia una gran cantidad de crisis y violencias cruzadas, siempre hay quienes en medio de las más difíciles circunstancias se destacan por su valentía, su solidaridad y su capacidad de sacrificio por los demás y las causas justas. Problemática tras problemática, conflicto tras conflicto y reto tras reto hay personas que se distinguen y sobresalen. Personas a quienes sus contemporáneos no dudan en tachar incluso de héroes. Por ejemplo, en medio de la guerra contra la subversión, el narcotráfico y otros factores criminales ese estatus les ha sido reconocido a los integrantes de la Fuerza Pública que han enfrentado ese desafío delincuencial de toda laya, incluso ofrendando no pocas vidas en la defensa de los colombianos de bien.

Hoy nuestra nación enfrenta la que, sin duda, es la crisis más grave de las últimas décadas. La pandemia del Covid-19 es una amenaza sin antecedentes a la salud y la vida de los cincuenta millones de habitantes. Si bien es cierto que se ha implementado un plan de contingencia para tratar de enfrentar las lesivas consecuencias de esta enfermedad viral, todavía están por venir las dos semanas más críticas. La esperanza está puesta en que toda la preparación logística, presupuestal, de equipamiento y, sobre todo, de talento humano permitan a Colombia superar el pico del brote epidémico con la menor cantidad posible de contagios y decesos.

A la par de que cada colombiano cumpla con quedarse en casa, protegiéndose a sí mismo y su familia, es claro que gran parte de la responsabilidad sigue en cabeza del personal del sector salud que está en la primera línea de batalla contra este coronavirus. Médicos generales, especialistas, enfermeros, terapeutas respiratorios, bacteriólogos y demás profesionales sanitarios están dándole al país una muestra evidente de responsabilidad social y valentía. Igual lo están haciendo todos los que trabajan con ellos día a día en otros oficios relacionados, como es el caso del personal administrativo en clínicas y hospitales, los de las ambulancias, los camilleros y hasta los miles de hombres y mujeres encargados del aseo y desinfección de los centros médicos de todo nivel y complejidad… Todos tienen familias y todos se apartan de ellas día a día por ir a combatir este enemigo mortal.

En el mundo entero el papel que está desempeñando el personal sanitario está siendo reconocido. Se han generalizado los homenajes diarios en muchos países. En todas las latitudes se les pondera su trabajo esforzado para atender a los contagiados, muchas veces sin tener los más mínimos elementos de bioseguridad o incluso teniendo que soportar largas y agotadoras jornadas en centros médicos desbordados por la crisis sanitaria. Un sacrificio en el que se cuentan por centenares los médicos, especialistas, enfermeras y demás trabajadores del sector salud que han muerto infectados por el virus. Colombia no es la excepción. Aquí también se están multiplicando esos justos reconocimientos. Y aquí también, lamentablemente, empiezan a registrarse pérdidas en este personal, como fue el caso ayer de la muerte de un joven médico de la Clínica Universitaria Colombia, en Bogotá.

Como lo hemos reiterado en estas páginas, la protección del personal médico y asistencial debe ser una prioridad. Preocupa que algunas agremiaciones de profesionales de este sector continúen advirtiendo que en muchos centros de salud, hospitales y clínicas, tanto públicas como privadas, no se les está suministrando los elementos de bioseguridad necesarios para atender a los pacientes sin correr el riesgo de contagio. También son alarmantes las denuncias en distintas regiones del país en torno a retrasos salariales y otras anomalías en materia de seguridad social. Y a ello se suma la indignación nacional por algunos casos en donde, producto de la ignorancia y el temor desbordado de algunas personas, se está  registrando discriminación hacia médicos, enfermeras y todos aquellos que trabajan en el sistema de salud. Por ejemplo, les han pedido que entreguen casas y apartamentos que tienen en arriendo; les restringen el acceso a ascensores y otras áreas comunes de edificios y conjuntos residenciales; les ponen trabas para acceder al transporte público e incluso para entrar a establecimientos de productos alimenticios y víveres de primera necesidad… Situaciones estas que rayan no solo en lo insólito sino en una prueba inconcebible de desagradecimiento con quienes, por el contrario, están dando una máxima prueba de solidaridad y trabajo por los demás.

Afortunadamente dentro del plan de ayudas y beneficios anunciados por el Gobierno para hacer frente a la emergencia sanitaria hay algunas medidas de apoyo directo al personal sanitario, incluyendo una compensación salarial extraordinaria. Ello está bien, pero debe ir a la par de la rápida resolución de las problemáticas anotadas sobre retrasos salariales y, más aún, de las demoras en proporcionarles elementos de protección especial, como caretas de seguridad, guantes, tapabocas, batas y todos los demás requerimientos recomendados dentro de los protocolos de la Organización Mundial de la Salud.

Pero hay algo más importante: el mejor homenaje que se le puede hacer al personal sanitario de nuestro país va más allá de los aplausos y los agradecimientos, de los que sin duda son merecedores. Es claro que están realizando un trabajo digno de admirar, heroico. Pero lo que hoy más necesitan es que todos los colombianos entiendan que deben quedarse en sus casas y cumplir con las medidas higiénicas y demás precauciones para evitar contagiarse y saturar los sistemas de salud. El mejor homenaje que se les puede hacer a médicos, enfermeras y demás trabajadores del sector salud es facilitar su trabajo de salvar vidas.