- Focalizar el plan de recuperación económica
- $75 billones debe movilizar el sector privado
Tras cinco largos y difíciles meses de cuarentenas y restricciones a la movilidad ciudadana así como de una operación a media marcha del aparato productivo, llegó el momento de dar el paso adelante, como lo anunció anoche el presidente Iván Duque: pasaremos del modelo del “aislamiento preventivo” al de un “aislamiento selectivo”. Es decir, a convivir con el Covid-19 aplicando todos los protocolos de bioseguridad. Los reportes de las autoridades sanitarias indican que, afortunadamente, la curva epidemiológica del Covid-19 empieza a ceder, sobre todo en las grandes ciudades y conglomerados poblacionales, aunque hay zonas en donde apenas si se está llegando a la fase crítica, en tanto que en otras, alejadas de las principales capitales, se espera el momento más complicado en septiembre. De hecho, ese mapa de impacto disímil a nivel nacional explica por qué mientras en algunas urbes y municipios las actividades económicas así como del sector de bienes, productos y servicios se han reactivado en un porcentaje superlativo, en otras las restricciones todavía son mayores.
A partir de ahora, obviamente sin perder de vista que la prioridad es la salud individual y colectiva, resulta claro que la economía colombiana urge hundir el acelerador. El impacto de la pandemia ha sido muy duro, tanto en términos de descolgada del Producto Interno Bruto (-7,4% en el primer semestre) como de aumento del desempleo (19,8% a junio). Las empresas han sufrido mucho, como lo evidencia el hecho de que la Superintendencia de Sociedades alerte que desde abril más de 460 compañías de distinto tamaño y rubro productivo solicitaron acogerse a la ley de Insolvencia, en tanto que también vienen en aumento las que entran en procesos de restructuración y, lamentablemente, también de liquidación. Si la economía no levanta cabeza, al final del año en solo la instancia de insolvencia podrían ser más de 5.600 empresas.
Obviamente tras el efecto recesivo de la pandemia, reactivar la economía no será nada fácil, aunque los indicadores macro y micro de los últimos dos meses evidencian que el aparato productivo toma rápidamente ritmo en varios rubros, sin duda una señal de optimismo. De hecho, Duque indicó la semana pasada que ya está más del 90% de la economía, desde el lado de la oferta, funcionando. Igual, el Ministerio de Comercio señaló que ya son casi 260 mil empresas de los sectores de manufactura, servicios y comercio a las que se les dio vía libre para retomar actividades, bajo los más estrictos requerimientos de bioseguridad. A ello se suma que una creciente cantidad de actividades de servicios presenciales están desarrollando las pruebas piloto para su reactivación a corto plazo, e incluso el próximo mes el transporte aéreo doméstico y terrestre de larga distancia empezará a prender motores de forma gradual.
Si bien el Gobierno lanzó el llamado “Compromiso por el Futuro por Colombia”, un plan de reactivación que demandará más de 100 billones de pesos, hemos reiterado que solo el 25% saldrá de las ya de por sí golpeadas finanzas públicas, por lo que habrá de incentivarse al sector privado para movilizar no menos de 75 billones de pesos. Solo así se podrán crear un millón de empleos en una serie de proyectos de alto calado en infraestructura, desarrollo energético, tecnología, innovación y desarrollo rural, así como en alivios sociales y fortalecimiento del sector salud.
Y cuando se habla de sector privado, la responsabilidad recae principalmente en las empresas y su capacidad para recuperar sus niveles de producción y fuerza laboral así como la resiliencia para adecuarse a una economía con una demanda de los hogares muy golpeada y un escenario internacional marcadamente recesivo. Como bien lo dice el presidente de la Asociación Nacional de Industriales, Bruce MacMaster, nunca como ahora ha sido más evidente la necesidad de contar con políticas decididas de desarrollo industrial y empresarial, ya que en la difícil coyuntura muchas compañías locales están viviendo el más grave momento de su historia. En esa dirección el gremio, que ayer comenzó su asamblea anual bajo el eslogan “Oportunidades para un futuro optimista en Colombia”, insiste en su decálogo de propuestas: políticas de desarrollo sectorial y empresarial, un programa de compras públicas, una campaña de impulso a las compras nacionales, el fortalecimiento de encadenamientos locales, un plan de salvamento de empresas, liquidez y fortalecimiento financiero, defensa contra prácticas desleales de comercio; búsqueda de nuevas oportunidades, creación de condiciones para nuevas inversiones empresariales y dinamización de proyectos existentes.
Un plan de apoyo integral empresarial es lo que urge el país. Créditos blandos, capital de trabajo, desmonte de cargas tributarias excesivas, flexibilización laboral y respaldo efectivo para fortalecer competitividad y acceder a nuevos mercados… El propio expresidente César Gaviria insistía ayer, en entrevista con un periódico nacional, que deben buscarse mecanismos eficaces para hacer donaciones directas a las empresas, como ocurre en Inglaterra.
Lo importante, en todo caso, es entender que los 75 billones de pesos que el sector privado debe mover para el plan de reactivación parten de la premisa de apoyar efectivamente a las empresas en la fase de la pospandemia. Sin ese motor el carro de la reactivación no arrancará.