¿Fin a crisis en la Panamericana? | El Nuevo Siglo
Viernes, 17 de Febrero de 2023

* Vía alterna se abre el próximo lunes

* Lecciones aprendidas de la emergencia

 

Tras casi seis semanas del derrumbe que taponó el paso por la Vía Panamericana, en zona rural del municipio de Rosas (Cauca), el próximo lunes se tiene previsto habilitar una vía alterna de 2,1 kilómetros. Se trata de una solución que, como el mismo Ministerio de Transporte lo ha señalado, es clave para empezar a superar esta emergencia que ha tenido sustancialmente afectado el transporte de pasajeros y carga desde y hacia el sur del país, generando pérdidas billonarias.

Si bien no es la primera vez que esta vía neurálgica para la comunicación terrestre del suroccidente del país se bloquea por deslizamientos de tierra y daños en la bancada, el ocurrido el pasado 9 de enero ha sido el más grave en la última década. De hecho, la persistencia de la falla geológica a la altura del kilómetro 75 de la autopista hizo imposible recuperar el tramo siniestrado, obligando a la construcción de esta vía alterna que, dicho sea de paso, empezará a funcionar con tránsito restringido este 20 de febrero.

Dado el alto impacto de la contingencia es necesario derivar lecciones aprendidas de toda esta situación. En primer lugar, debe destacarse la capacidad de la ingeniería y el talento humano colombianos que lograron construir en un poco más de cinco semanas una vía de estas características, habilitada para el tránsito de tractomulas y con un puente provisional.

En segundo término, se confirmó una vez más que el creciente tráfico de pasajeros y carga desde y hacia el sur del país así como al resto de Suramérica no puede seguir dependiendo de una sola vía, en este caso la Panamericana. Se requiere, por tanto, de carreteras alternativas y funcionales. Las rutas alternas Depresión-La Sierra-Rosas, Pasto-Mocoa y Piedra Sentada-El Tambo-Popayán deben adecuarse de forma permanente para el alto tráfico de vehículos livianos y pesados. Requieren una intervención a fondo para afrontar cualquier contingencia en la autopista principal. De otro lado, es imperativo acelerar proyectos de gran envergadura como el de la doble calzada Popayán-Santander de Quilichao. El Gobierno anunció otras soluciones viales de alto calado que ojalá no se queden en el aire. Aunque ha resultado de mucha ayuda la colaboración ecuatoriana para implementar un corredor vial fronterizo, lo recomendable es que en territorio colombiano se activen las soluciones permanentes a cualquier crisis en la red carreteable nacional y regional.

Otra lección aprendida que deja la crítica situación que se vive desde el pasado 9 de enero es que el transporte multimodal en el sur del país está lejos de ser una realidad, lo que constituye una costosa debilidad en materia de infraestructura, estabilidad socioeconómica y competitividad. Los aeropuertos de Pasto, Ipiales y Tumaco deben aumentar su operatividad en tanto que urgen mecanismos desde el alto gobierno para aumentar las aerolíneas que prestan servicio a estos destinos, incluso con alivios tarifarios a bordo. De igual manera, resulta difícil de entender que el transporte marítimo en una zona costera tenga niveles tan incipientes, al punto que fue necesario recurrir a un plan de choque para poner en un funcionamiento el envío de combustibles y víveres desde el puerto de Buenaventura al de Tumaco. Hay una clara subutilización de la movilización de carga y pasajeros por el Pacífico, a diferencia de lo que ocurre en otros países al sur.

Por último pero no menos importante, los cálculos preliminares sobre las pérdidas en las últimas semanas en Nariño, Cauca, Putumayo y zonas aledañas hablan de varios billones de pesos, no solo por las afectaciones comerciales, la pérdida de cosechas y otros productos, la semiparalización del transporte terrestre así como del ciclo económico regional, sino por el alto impacto inflacionario en los bolsillos de millares de hogares, el cese de empleos y el cierre temporal de empresas, entre otros perjuicios. Visto todo ello, autoridades locales y regionales urgen que desde el gobierno nacional central se active una estrategia más concreta de asistencia y apoyo directo a todos los renglones perjudicados. Las ayudas hasta ahora implementadas se han quedado claramente cortas frente a la dimensión de la emergencia.

Como se ve, más allá del comienzo del fin de la emergencia en la Vía Panamericana es claro que se requiere una solución más de fondo e integral para la conectividad entre el sur y el resto del país. Hay lecciones aprendidas que aplicar y ojalá esta vez sí se proceda en esa dirección.