Inclusión financiera, una iniciativa social | El Nuevo Siglo
Sábado, 7 de Junio de 2014

Muy importante el Proyecto de Ley de Inclusión Financiera, aprobado en primer debate de forma unánime en las Comisiones Económicas del Congreso de la República. El ministro de Hacienda, Mauricio Cárdenas, resaltó el apoyo que la iniciativa recibió en el Legislativo.

Es indudable el impacto positivo que tendrá este proyecto en la economía nacional, ya que mediante él más de catorce millones de colombianos podrán salir de la informalidad financiera y tendrán facilidades de obtener créditos con tasas de interés bajas. Es una estrategia de vasto alcance social, que apunta a un equilibrio en lo relativo a finanzas y de inclusión de un amplio núcleo de personas que están fuera del sistema bancario.

Hay que reconocer que la idea de incorporar a la corriente formal del crédito y demás beneficios que se alcanzan con el ingreso de quienes no han tenido oportunidad de utilizar  los servicios que ofrece el sistema financiero tendrá repercusiones favorables en todo el país. El mecanismo que va directamente a quienes están marginados respecto a créditos formales de las entidades legalmente constituidas para este cometido podrá lograr excelentes resultados en el inmediato futuro. Se sabe que trabajadores, empresarios pequeños y personas que dependen de la informalidad para vivir, no han tenido la mínima posibilidad de ser sujetos activos de los beneficios del sistema bancario, por múltiples factores, entre ellos los trámites y exigencias, se ven obligados a acudir al mercado clandestino donde consiguen créditos mediante el conocido ‘”gota a gota”, con intereses astronómicos que multiplican el costo del dinero. Esta práctica se ha popularizado en todo el país. Los prestamistas usureros abundan en todas partes del territorio colombiano y explotan de manera inicua a quienes utilizan sus ‘servicios’.

Ahora, con esta Ley, a millones de informales se les abrirán los canales del crédito legal con intereses reducidos. Así que podrán abrir cuentas para hacer pagos, giros, transacciones. Su inclusión va también a aportar al crecimiento nacional y al sistema financiero. Estas medidas que están enfocadas hacia las comunidades de menores recursos necesariamente incidirán en la búsqueda de una sociedad cada vez más justa y hacia metas de equidad. Con la llegada de este enorme segmento, que ha estado marginado, al sistema y soportando la exacción que significa pagar absurdos intereses a los usureros del “gota a gota”, además los giros resultan costosos, el Estado les va a proporcionar una herramienta efectiva para progresar. Se puede afirmar en este caso específico que no se les está ‘regalando el pez’, como en el decir popular, sino enseñando a pescar. No es obsequio, ya que pagarán intereses, eso sí bajos, al alcance de sus capacidades, sino oportunidad para salir de la marginalidad y el atraso.

Este es quizá uno de los proyectos que más va a influir en los próximos años en el incremento de la clase media. Es obvio que si a la gente se le franquean las puertas para que aspire a metas más altas, el estímulo los impele a ser más activos, porque avizoran un horizonte más promisorio y pueden en breve plazo dejar atrás duras etapas de penurias y alcanzar una mejor calidad de vida para sus familias. Con el Proyecto de Ley  de Inclusión Financiera los muchos millones que hoy son como parias, al no tener vínculo con las entidades financieras y por lo tanto sin créditos, ajustadas las tasas de interés a la ley, tienen la opción de dar el salto hacia unas mejores condiciones de vida y mayores ingresos, sin la soga de los préstamos clandestinos usureros.