La propuesta de la firma china que construye la primera línea del Metro de Bogotá, con el fin de ampliar el trazado de ese sistema de transporte masivo de pasajeros de la calle 72 hasta la 100, pone de presente tres asuntos determinantes.
En primer lugar, que el diseño y la viabilidad de esta primera línea, cuyo avance en construcción va en un 44%, no solo es el adecuado, sino que permite desde ya proyectar su ampliación hacia uno de los sitios de mayor tráfico de pasajeros y movimiento socioeconómico de la ciudad.
Como bien lo señala la Empresa Metro, llevar esta primera línea hasta la calle 100 permitiría integrar el sistema con el corredor alimentador de la avenida 68 en la calle 100. De igual manera, sería clave para conectar con el proyecto Regiotram del Norte en la autopista Norte con calle 94 y NQS.
En segundo lugar, en un país en donde muchas megaobras de infraestructura están inmersas en retrasos críticos, pleitos contractuales, sospechas de sobrecostos y manejo anómalo de anticipos e incluso al borde de tribunales de arbitramento, el que la firma China Harbour Engineering Company Limited Colombia (CHEC) ponga sobre la mesa un documento de prefactibilidad correspondiente al proyecto de Asociación Publico Privada de Iniciativa Privada (APP-IP) para extender la Línea 1 del Metro, evidencia la buena marcha en la ejecución de esta iniciativa clave para superar el cuello de botella de la movilidad vial capitalina.
De hecho, esta es la primera vez en Colombia que se presenta una APP de Iniciativa Privada para un proyecto Metroferroviario. Este no es un hecho menor.
Finalmente, en tercer término, la Administración Distrital debe estudiar con el suficiente detenimiento, en un plazo no mayor a tres meses, si considera viable esta propuesta. De entrada, hay que señalar que extender la primera línea del Metro hacia el norte hace parte de las metas del Plan Distrital de Desarrollo.
Queda claro, entonces, que contrario a la polémica y fallida intención del Gobierno nacional en torno a cambiar el diseño de la primera línea hacia un trazado subterráneo, este proyecto de transporte masivo en Bogotá sigue adelante. Hay un espaldarazo a la viabilidad de la estrategia de movilidad vial de largo plazo en la capital del país. También se traduce en un visto bueno indirecto a las troncales de Transmilenio, la construcción de nuevos anillos viales y los proyectos de tren de cercanías.