La vocación de paz | El Nuevo Siglo
Viernes, 6 de Junio de 2014

Apoyo de Belisario a Santos

“Quiero la paz y votaré por ella”

 

Entre  las  nuevas generaciones no todos  están al tanto de los grandes logros del gobierno de Belisario Betancur (1982-1986), en el campo de promover la industria nacional, fomentar el desarrollo, impulsar un sano nacionalismo, exaltar los valores autóctonos, fortalecer la descentralización, reconocer el valor inmenso de lo colectivo y la diversidad así como en la convicción de conseguir la paz entre los colombianos, como factor esencial para cambiar la historia del país, consagrar la civilidad y avanzar al desarrollo.

Los subversivos malinterpretaron sus esfuerzos por la paz, que confundían con debilidad, claudicación y miopía política. La experiencia de convivencia partidista del Frente Nacional entre liberales y conservadores, que alcanzaron Laureano Gómez y Alberto Lleras, no prendió en toda la sociedad por el ejemplo del castrismo en Cuba, que había conseguido el poder por medio de las armas y que extendió su influjo fatal en Colombia. Embriagados  por el virus  revolucionario cubano que perturba la mentalidad de los cabecillas, éstos rechazan hacer la paz, prefieren seguir el ejemplo de Fidel Castro al asaltar el Cuartel Moncada, por lo que sus comandos armados asaltan el Palacio de Justicia, para demostrar su desprecio por las instituciones y, según parece, intentar un juicio amañado contra el gobernante que les había tendido la mano. Sorprende constatar que los que más han dinamitado los esfuerzos de paz son los mismos subversivos, como tantas veces se ha demostrado en diferentes intentos.

Belisario Betancur ha ejercido una jefatura natural en el conservatismo sin intervenir directamente en los asuntos partidistas y el tejemaneje cotidiano. Ha sido tradicional en el país que los expresidentes, dada su experiencia, conocimiento de los problemas nacionales y al hecho de profesar una ideología, participen en política o sean consultados por sus colectividades en temas fundamentales de interés nacional. En el caso de Betancur, que llegó al poder con apoyo del Partido Conservador y en combinación con  otras fuerzas políticas, se esperaba que dada su infatigable capacidad de trabajo y de promover grandes proyectos, siguiera como es natural en la brega por defender sus ideas y proyectos. Optó por la cultura, por la cercanía con el Vaticano y por promover actividades editoriales. La opinión pública se sorprendió cuando se enteró de que al culminar su gobierno, dejaba la política activa, tras tantos esfuerzos y denodadas luchas desde su juventud, como de conquistar en buena lid honores y laureles acumulados en su carrera.

Su apuesta por servir a Colombia desde lo cultural, no sorprendió entonces a sus íntimos, puesto que Belisario a la par de su vocación política, subyacente en su espíritu anidaba la más viva inquietud por las diversas manifestaciones de la inteligencia. Triunfó en su ánimo el esteticismo a la manera de los mecenas del Renacimiento, por lo que se dedicó a promover el arte y la cultura, convirtiendo la Fundación Santillana en un centro de pensamiento libre y de promoción del arte, las ideas y la sabiduría, como de las manifestaciones de los colombianos en  los distintos  campos. Y lo ha hecho de manera invariable, promoviendo lo mejor y moviéndose de manera discreta y sin ruido, alejado del tumulto y la exposición  habitual de quien por tantos años estuvo en la brega política y los reflectores. Y no hubo una ruptura, ni se produjo un salto espectacular en su vida privada. Lo cierto es que  en su rico periplo vital dedica buena parte de su tiempo a leer y reflexionar, así como  había convertido la Casa de Nariño en un museo, en un centro al que acudían los intelectuales y los sectores empresariales para oír conciertos y conocer artistas o informarse de los libros más interesantes del momento, y, desde luego, los temas de Estado de palpitante actualidad.

Las  palabras del expresidente conservador, al hacer público su próximo voto por Juan Manuel Santos en las elecciones del 15 de junio, por su respetabilidad y compromiso insobornable con Colombia, son como un toque de clarín. “Ahora todos los colombianos quieren la paz, yo la quiero y votaré por ella, representada en su candidatura presidencial, así pido a mis compatriotas que lo hagan”, dijo Betancur en sesión formal con el Presidente-candidato.