Mano firme ante covid-19 | El Nuevo Siglo
Domingo, 20 de Diciembre de 2020

Urge frenar nueva ola de pandemia

* Alcaldes deben extremar medidas

 

Aumentan de forma preocupante las alertas sobre el crecimiento de contagios y decesos por la pandemia del covid-19 en nuestro país. Las aglomeraciones que se están viendo por estos días en muchas ciudades y municipios, con motivo de las celebraciones navideñas y las compras tradicionales para estas fechas, tienen las alarmas encendidas en el Gobierno nacional y las autoridades departamentales y municipales.  

Es innegable que en las últimas semanas se registra un peligroso relajamiento de las medidas sanitarias y protocolos de bioseguridad que se venían aplicando con una mayor disciplina desde marzo pasado para quitarle velocidad a la curva de infecciones y fallecimientos por el coronavirus. Las cifras dadas por el Ministerio de Salud en lo corrido de diciembre dejan ver a las claras que Colombia corre el riesgo de dirigirse a una segunda ola de la pandemia, tras la que tuvo su máximo pico a finales de julio y comienzos de agosto pasados. En ese entonces fue evidente que no hubo uniformidad en el brote, ya que mientras algunas regiones sufrieron un alto impacto, otras solo lo registraron después con incidencias y consecuencias epidemiológicas muy distintas.

Tanto el presidente Duque como varios mandatarios seccionales y locales advirtieron este fin de semana que una parte de la ciudadanía no está aplicando con la diligencia y seriedad debidas los protocolos sanitarios, al tiempo que aumenta de nuevo la ocupación de camas UCI en clínicas y hospitales. La prueba de ello se ve todos los días en las calles: aunque casi la totalidad de las personas usa el tapabocas, no ocurre lo mismo con otras recomendaciones básicas como el distanciamiento social, el lavado permanente de manos, la utilización de geles antibacteriales, los controles de temperatura al ingreso a sitios concurridos y otra serie de prevenciones que se han venido relajando de forma inexplicable con el pasar de las semanas.

No se entiende por qué los altos niveles de aforo en no pocos sitios de comercio y ventas de bienes, productos y servicios se están permitiendo como si no existiera la emergencia sanitaria. En algunos sistemas de transporte público masivo impacta ver a los pasajeros amontonados. Igual en plena época vacacional son múltiples las denuncias sobre fiestas masivas sin ningún tipo de control sanitario o de playas en donde los visitantes se olvidan de las mínimas restricciones obligatorias para evitar contagiarse. Crece el número de bares y restaurantes que no están respetando las recomendaciones sobre distancia entre las mesas, constante desinfección e incluso se pueden apreciar pistas de baile totalmente llenas. No menos alarmante es ver algunos parques con una gran cantidad de personas descansando al aire libre pero descuidando los comportamientos más básicos para frenar la pandemia…

Visto todo lo anterior y siendo claro que el autocuidado y la disciplina social e individual son la principal herramienta para evitar que este pico de contagios desemboque en una tragedia mayor en un país que ya suma más de 40 mil muertes por el virus, las autoridades deben activar de forma inmediata las medidas de restricción que consideren pertinentes para afrontar la difícil coyuntura. De hecho, en la última semana varias gobernaciones y alcaldías de ciudades capitales empezaron a implementar mecanismos como los toques de queda parciales, los llamados “pico y cédula” para regular la cantidad de compradores en el comercio e incluso se activaron otras medidas de restricción sobre la movilidad de los viajeros hacia o desde áreas que presentan una curva alta de casos positivos.

Si bien es entendible que las autoridades quieren permitir a la ciudadanía el disfrute de las festividades con los suyos, y que hay certeza en torno a que aplicar una cuarentena estricta en estos momentos sería inmensamente perjudicial para el proceso de reactivación económica, hay prioridades y la primera de ellas es salvaguardar las vidas. En ese orden de ideas, en aquellas zonas en donde se constate que la población sigue infringiendo las normas de prevención corresponde a los alcaldes e incluso a los gobernadores adoptar, desde ya y sin demora, las medidas de contingencia pertinentes. Ya el presidente Duque instó este fin de semana a los mandatarios para que actúen en consecuencia. De hecho, ayer se dieron más anuncios en esa dirección en algunas capitales, entre ellas Bogotá, que reimplantó el 'pico y cédula' desde hoy.

Es necesario repetirlo hasta el cansancio: la pandemia continúa siendo un enemigo mortal. Lo que está pasando en Reino Unido, Europa y Estados Unidos es un duro campanazo al respecto. Si bien es cierto que ya existen vacunas autorizadas para la inmunización masiva y que Colombia concretó el suministro de 40 millones de dosis de dos de ellas, su aplicación aquí no comenzará antes de febrero. Es decir, nuestro país se enfrenta a seis u ocho semanas de máxima alerta por el alto riesgo de aumento de casos positivos y decesos. Si no se vuelve por los fueros de una estricta disciplina social e individual podríamos estar en camino a una tragedia de mayores proporciones a la ya de por sí muy grave sufrida en los últimos nueve meses.