La guerra en Ucrania entró ayer en una nueva fase que, al decir de no pocos expertos en conflictos bélicos y escenarios geopolíticos, podría llevar a que las hostilidades no solo aumenten, sino a que la conflagración tome dimensiones incluso internacionales, con resultados imprevisibles.
Es claro que la decisión de los países que hacen parte de la Organización para la Defensa del Atlántico Norte (OTAN) en torno a que comenzarán a enviar aviones de combate F-16 (de fabricación estadounidense) a Ucrania impacta el escenario de la guerra que comenzó hace ya casi dos años y medio, tras la invasión rusa.
Si bien Washington y varios países europeos han enviado ayuda económica y militar a los ucranianos para que puede reforzar su capacidad bélica para repeler la ofensiva rusa sobre sus principales enclaves, el suministro de aviones de combate de última generación y de sistemas de misiles antiaéreos es un salto cualitativo en el apoyo de Occidente a la nación agredida.
La decisión de la OTAN, anunciada en el marco de la cumbre que se realiza en Washington con ocasión de los 75 años de esa alianza político-militar, elevará las tensiones con Moscú, cuyo presidente Vladimir Putin ha advertido en repetidas ocasiones que la entrega de armamento antiaéreo, misiles y ahora aviones es una amenaza grave a la seguridad de su país. Como se sabe, el Kremlin ya anunció el emplazamiento de arsenal táctico nuclear para repeler cualquier ataque a su territorio y tropas, en tanto que alertó a Occidente de las graves implicaciones que tendrá su involucramiento más directo y profundo en este conflicto que comenzó en febrero de 2022.
Los F-16 que se entregarán a Ucrania provienen de Dinamarca y Países Bajos y, según advirtió ayer el secretario de Estado norteamericano, “volarán en el cielo ucraniano este verano (boreal) para garantizar que Ucrania pueda seguir defendiéndose eficazmente de la agresión rusa”. Pero la cuestión no terminará allí: Bélgica y Noruega también prometieron proporcionar más aviones a las fuerzas del gobierno de Volodimir Zelenski.
A lo anterior hay que sumar que la OTAN también indicó que el ingreso de Ucrania al bloque ya está en un “camino irreversible”, lo que seguramente aumentará la inconformidad de Rusia y podría llevar el conflicto a una instancia de desborde internacional.
El mundo, como se ve, asiste a una preocupante evolución del conflicto ruso-ucraniano. Con Occidente decidido a apoyar a la nación agredida de forma más directa y contundente, es claro que Moscú también elevará sus movidas militares y geopolíticas.