Siguen tensiones en Ucrania | El Nuevo Siglo
Lunes, 28 de Abril de 2014

La   situación en Ucrania tiende a complicarse. Es obvio que el presidente ruso Vladimir Putin tiene concentrada su atención en ese territorio vecino y que fue parte de la URSS, y de Rusia en tiempos de los zares. Un golpe bajo la anexión de la península de Crimea. No le faltan pretexto a este gobernante que director del KGB y tiene fama de duro e inflexible. Ahora está utilizando una táctica que parece resultarle efectiva y es exacerbar a facciones prorrusas en Ucrania. Las operaciones de Kiev contra milicianos adictos a Rusia no han sido efectivas. Es evidente que las fuerzas rusas, más de 40.000 soldados, superan a las ucranianas nacionalistas y que combaten los intentos secesionistas, que van a continuar.

El pasado referendo que Kiev declaro ilegal lo van a repetir en otras provincias y la mano rusa ayudara. Los objetivos de Moscú son evidentes, conseguir mayor capacidad para confrontar a Occidente. El mandatario ruso argumenta que es cuestión de libre albedrío, en el sentido de que los rusos étnicos quieren regresar a Rusia hay que tenerlos en cuenta.

En todo caso Putin no disimula que tiene una visión expansionista y es su propósito que el mapa ucraniano se modifique. Esto implicaría una reducción sustancial de su territorio, que llegaría al extremo de limitarse a Kiev y las provincias centrales que la circundan. No hay que olvidar la tendencia imperialista rusa a través de historia. Desde los zares, como Iván el Terrible quien conquisto Siberia. En tiempos de la URSS el expansionismo se le facilitó a Stalin en la conferencia de Yalta, ciudad ucraniana. Al final de la II Guerra Mundial, la Europa del Este quedó en manos de los soviéticos.

Las condiciones de hoy en el mundo son diferentes. No obstante el Jefe de Estado ruso está actuando como los antiguos monarcas y los mandatarios comunistas que gobernaron durante más de siete décadas hasta la caída del muro de Berlín.

La estrategia que aplica ahora Occidente es diplomática y económica. Sin duda tanto Estados Unidos como Europa no se van a dar por vencidos y en alianza buscaran sancionar a Rusia en el área de la economía. Quizá la desventaja es para Rusia. Aunque les corte el suministro de gas a los europeos, estos de alguna manera se las arreglarán. Para todo Rusia necesita estar abierta al mundo. Si con su actitud queda aislada, será más difícil modernizar su aparato productivo y la tecnología que requiere para avanzar. Las aventuras expansionistas suelen salir costosas a la postre y siempre quedan resquemores. Lo que está pasando en Ucrania es grave. El estímulo ruso a los separatistas ha traído polarización. Más de la mitad de la población no quiere una sumisión a Rusia y prefiere alianzas con la Unión Europea. No quiere decir declararse enemiga de Moscú, sino tener buenas relaciones sin que ello implique dominio ruso.

De todas maneras, lo más sensato sería que Putin desista de sus ambiciones expansivas que podrían no resultarle muy fructíferas para sus relaciones con el resto del países, que hoy son clave para el desarrollo de cualquier nación. Las incursiones fuera de las fronteras les han salido costosas y al final estériles tanto a Rusia, en tiempos de la URSS, como a Estados Unidos. Baste mencionar a Afganistán, Irak, entre otras. Las posiciones radicales llevan a catástrofes humanitarias como ha ocurrido en todos los conflictos. Una nueva guerra fría seria riesgosa. En coyunturas de antesala de enfrentamientos las partes empiezan a pensar en las armas. Y en un ambiente de tensión el peligro se acrecienta. Cualquier malentendido puede prender la chispa. Y eso debe evitarse a toda costa. Por ahora las cosas están en un punto en que las escaramuzas son diplomáticas y de aplicar castigo económico por parte de Occidente. Lo conveniente es que en Ucrania recobren la calma y las cosas se calmen. En un país pueden convivir las diversas tendencias étnicas con armonía y entendimiento, sin presiones externas.