Todo esfuerzo que se haga para buscar una salida pacífica a una guerra es positivo y debe ser apoyado por la comunidad internacional, sobre todo por las instancias de mayor peso geopolítico y militar.
Esa es precisamente la expectativa que existe de cara a la cumbre del próximo fin de semana en Suiza citada para tratar de buscar una salida política y negociada al conflicto en Ucrania, que ya va rumbo a completar dos años y medio de hostilidades desde la invasión rusa en febrero de 2022.
De acuerdo con los organizadores, se espera la asistencia de no menos de ochenta presidentes, jefes de gobierno, ministros, líderes mundiales, delegados de entes multilaterales, voceros de oenegés, activistas humanitarios y expertos en resolución de conflictos.
Obviamente, hay cierto escepticismo porque Rusia no estará presente en esta cumbre, pero los impulsores de la misma consideran que si aciertan en construir una propuesta seria, objetiva y equilibrada de negociación, Moscú podría interesarse en discutirla, ya sea directamente con el Gobierno ucraniano que preside Volodímir Zelenski o acudiendo a una tercera instancia.
De allí, entonces, que la prioridad este fin de semana sea un diálogo político al más alto nivel, alejado de los focos mediáticos y los excesos de protagonismos.
La construcción de esa propuesta de diálogo de paz debe basarse en elementos directos e indirectos. Entre los primeros, sin duda alguna, están los relacionados con la ecuación militar, la soberanía territorial, la seguridad de ambos países, la extensión de la OTAN, los arsenales estratégicos y el ajedrez geopolítico.
Entre los énfasis indirectos se encuentran los relativos a la crisis humanitaria, los prisioneros de guerra, la seguridad de las centrales nucleares y la asistencia a los millones de desplazados internos y externos. Todos estos son considerados elementos claves para generar eventuales medidas de confianza iniciales entre las partes en conflicto, que prácticamente no se han sentado en una mesa de negociaciones desde que comenzó esta guerra que ha dejado no menos de 300.000 muertes.
Es claro que es una conferencia de paz sui generis, ya que una de las partes enfrentadas no asiste. Por el contrario, en las últimas semanas el gobierno Putin ha intensificado las hostilidades militares y advertido incluso del despliegue de un arsenal táctico nuclear si Occidente sigue armando a Ucrania.
Así las cosas, por más pesimismo moderado que haya sobre la cumbre por la paz de Ucrania, siempre es mejor ver a la comunidad internacional reunirse para buscar ventanas de diálogo que alternativas para aumentar la guerra.