Un capítulo de Borges | El Nuevo Siglo
Miércoles, 30 de Abril de 2014

*Imperdonable atentado

*Antes los primates que la ciencia

Los  colombianos estamos acostumbrados a toda suerte de leguleyadas y esperpentos judiciales, como a la intervención de los jueces en asuntos del ámbito social privativos de la evolución de los pueblos, como de propuestas innovadoras y elocuentes en materia de fallos sobre temas divinos y humanos, aun así sorprende la decisión de un magistrado supuestamente en favor de los primates y en contra de la ciencia, que supera el realismo fantástico. Pocos atentados contra la inteligencia se han presentado a lo largo de la historia de la humanidad, dignos de figurar en la Historia Universal de la Infamia de Jorge Luis Borges, como la insólita medida judicial que se tomó en Bogotá y que impide que los científicos puedan hacer pruebas para descubrir la cura de las enfermedades con primates. Lo inconcebible ocurrió en el Consejo de Estado que  incurrió en el dislate de prohibir que el científico e inmunólogo Manuel Elkin Patarroyo, cuyas investigaciones y avances notables destacan las más importantes revistas y centros de investigación internacionales, para señalar que la vacuna contra la malaria a la que ha dedicado gran parte de su vida, es  un verdadero salto a la ciencia tan importante como el que se dio de Galileo a Newton. El descubrimiento de Patarroyo rompe con los antiguos esquemas que se han empleado para combatir gravísimas enfermedades que han azotado a la humanidad y cobrado millones de vidas, por lo que se constituye en la fuente milagrosa para curar otras plagas que aquejan al hombre.

La reacción de la comunidad científica ha sido universal, primero de sorpresa e incredulidad. No podían creer que una investigación de tantos años estuviese en peligro por cuenta de un irracional fallo que favorece a los primates y condena al hombre a padecer pavorosas enfermedades, que se podrían curar con las vacunas que proyecta el investigador colombiano. La Fundación Instituto de Inmunología de Colombia que agrupa a reputados investigadores  se ha pronunciado en un comunicado público: “Los grupos científicos del país consideran de suma gravedad para el desarrollo de la investigación científica, el cierre del Centro de Primates del Dr. Manuel Elkin Patarroyo. Puesto que con esa intervención judicial se impide que continúe avanzando la investigación científica orientada a la búsqueda y el desarrollo de medicamentos y vacunas para la salud humana”. Investigadores y científicos colombianos, como agrupaciones de la misma índole del exterior y sus pares en otra regiones del globo, han manifestado su malestar por la nociva intervención judicial en el ámbito de la ciencia. Se sostiene que este caso supera las equivocaciones que en su momento cometió el Tribunal de la Inquisición azuzado por la ciencia oficial y la doctrina que negaban los avances de los grandes visionarios, que en tiempo de atraso colosal en ocasiones no eran entendidos por el medio en el que vivían. Lo que no se explica la comunidad científica es que en pleno siglo XXI un magistrado coloque al hombre por debajo de los primates, para impedir el avance de la ciencia y que millones de seres se beneficien de los descubrimientos en marcha del colombiano, que son de una naturaleza prodigiosa y que llevarán a un avance inmunológico extraordinario.

El científico Iván Darío Vélez, director del Programa de Estudio y Control de Enfermedades Tropicales, de la Universidad de Antioquia, impulsa la campaña de apoyo a Manuel Elkin Patarroyo y sus investigaciones, por considerar que se ha cometido un imperdonable atentado contra la ciencia y la inteligencia, que debe ser corregido y que coloca al país afectado por haber sacado el último lugar en las pruebas Pisa, ahora, con un insulto mucho peor: la Nación en la cual en pleno siglo XXI se persigue la ciencia y se condena en la práctica a que se paralicen los estudios contra la malaria y otras enfermedades. El increíble fallo carece de soporte científico, es un monumento al supino desconocimiento de las investigaciones científicas de nuestro tiempo y su importancia para la humanidad. El presidente del Ecuador, Rafael Correa, al enterarse de la persecución contra las valiosas investigaciones, le ofreció al colombiano que trasladara su laboratorio al Ecuador y que lo renovaran allí, para convertirlo en el centro experimental más importante de Hispanoamérica. Sobra decir que Patarroyo, quien no recibe apoyo de Colombia en sus investigaciones, pero cuenta con recursos de España, no aceptó la oferta.