Venezuela: ¡4,9 millones de expulsados! | El Nuevo Siglo
Martes, 10 de Marzo de 2020
  • Crisis e impotencia de comunidad internacional
  • Epidemia de coronavirus aumentaría la diáspora

 

La crisis en Venezuela sigue agravándose día tras día sin que se vea una movilización internacional de alto espectro para hacerle frente. Aparte de los esfuerzos del Grupo de Lima, la OEA y de potencias como Estados Unidos y la Unión Europea, que han intensificado este año el número y dimensión de las sanciones políticas y económicas contra el régimen dictatorial de Nicolás Maduro, no se ve desde la Organización de Naciones Unidas una decisión más efectiva para terminar de aislar al gobierno chavista de facto que, por el contrario, ha dado muestras este 2020 de estar tomando un nuevo aire para tratar de adueñarse de aquellos factores institucionales que no ha podido cooptar, como es el caso de la Asamblea Nacional.

A ello se suma que los focos mediáticos y la agenda geopolítica prioritaria hoy están concentradas en otras coyunturas y emergencias globales o incluso localizadas pero con impactos trasnacionales, como la epidemia del coronavirus, las tensiones en Medio Oriente, la crisis en Siria, la campaña electoral estadounidense y otras más.

Sin embargo, el éxodo obligado a diario de miles de hombres, mujeres y niños venezolanas no se detiene. Por el contrario, el último informe de la Organización Internacional de Migraciones (OIM) sobre lo que está ocurriendo en el vecino país es alarmante. De acuerdo con esa agencia global, el número de personas que han salido en los últimos años de ese país asciende ya a más de 4,9 millones.

De ese global, más de 4,1 millones de migrantes se han asentado en países de América Latina y el Caribe. Como es apenas obvio, el reporte de la OIM señala que Colombia es la nación que acoge más venezolanos, con 1,8 millones, seguida por Perú con 861 mil y luego están Ecuador, Chile y Brasil. Fuera de esta región habría no menos de 825 mil personas.

De igual manera la agencia de la ONU señala que por lo menos la mitad de los venezolanos continúa sin poder normalizar su situación migratoria en los países a donde han llegado. Prueba de ello es que alrededor de 2,5 millones han logrado algún permiso de residencia y estadía. A esto se suma que más de 800 mil solicitaron el estatus de refugiado, pero solo 62.500 tienen ya reconocida esa condición. Brasil es el país que ha otorgado asilo a más venezolanos, con 37.400 solicitudes aprobadas, seguido por Estados Unidos con 9.200.

Lo más grave de todo lo anterior es que de los 1.300 millones de dólares que se necesitan este 2020, las organizaciones que ayudan a los venezolanos y las comunidades de acogida en estos países solo han recibido un pírrico dos por ciento de los fondos. Una prueba más de la pasividad de la comunidad internacional ante la dimensión de la tragedia venezolana y sus efectos en todo el continente.

Como lo ha reconocido todo el planeta, Colombia tiene activo el programa más amplio para regularizar la situación de los venezolanos migrantes, lo que les ha permitido a una porción de ellos acceder a permisos para trabajar, ser atendidos en el sistema de salud, que los menores de edad puedan ingresar al circuito educativo y otros beneficios más. Sin embargo, en repetidas ocasiones el gobierno Duque ha insistido en que se requiere una solidaridad más activa de la comunidad internacional para ayudar a las naciones receptoras de la diáspora a sufragar el costo de su atención. Hay, como suele decirse popularmente, muchas palmaditas en la espalda a Colombia y otros países latinoamericanos pero no así aportes económicos sustanciales.

Incluso si bien es cierto que en el vecino país todavía no se ha reportado el primer caso confirmado de coronavirus, para nadie es un secreto que el sistema sanitario en Venezuela atraviesa una crisis profunda y ello podría llevar a que el flujo de migrantes aumente en los próximos días o semanas por parte de personas que consideren que tienen más opción de ser atendidos en Colombia y otras naciones. De hecho, con respecto a enfermedades como el cáncer y diabetes e incluso en casos de mujeres embrazadas esta migración por temas sanitarios se ha presentado en Cúcuta y otras ciudades de nuestro país en los últimos dos años.

Así las cosas, es urgente que el mundo vuelva a redimensionar la crisis política, económica, social e institucional venezolana. Considerar que la dictadura va a cesar por sí sola es un imposible. Se necesitan acciones más decididas desde la propia ONU y ello empieza por buscar alguna fórmula para esquivar el bloqueo geopolítico en el Consejo de Seguridad, en donde Rusia y China impiden tomar medidas más eficaces contra el régimen chavista. Es claro que al ritmo que tiene la ola migratoria, que a diario suma decenas de miles de personas, en pocos meses se podría estar superando la cifra de los cinco millones de desarraigados, confirmándose como el drama humanitario más grave en el hemisferio occidental en las últimas décadas.