EL NUEVO SIGLO: La profundización por parte del presidente Petro en ese discurso de lucha de clases, ¿qué implica para un país tan polarizado como lo está hoy Colombia?
YANN BASSET: Colombia no es un país polarizado. En realidad, es una tentativa de polarizar al país a través de un discurso populista. Pero la verdad es que Colombia no es un país polarizado y yo creo que todas las encuestas lo muestran.
No hay dos bloques en este momento: uno de izquierda y otro de derecha que se enfrentan. Al contrario, hay una mayoría que se identifica con el centro o que se siente alejada de la política.
Finalmente, no se reconocen estos tipos de discursos polarizantes por parte del Gobierno ni los discursos radicales que puedan existir por parte de la oposición, que, cada vez que el Gobierno dice algo, piensa que nos vamos a transformar en Venezuela.
Creo que la gran mayoría de los colombianos no se sienten identificados ni por uno ni por otro.
ENS: Los calificativos de ‘asesinos’ utilizados por Petro ante su partido de Colombia Humana, ¿qué impacto pueden tener en la opinión pública?
YB: Creo que es algo que no le ha servido al presidente. Lo hace a modo de provocación, muchas veces porque sabe que con esto lleva a sus adversarios a cometer faltas políticas.
Pero me parece que esto no le ha servido al presidente, finalmente. Al contrario, no le ha permitido forjar una mayoría en el Congreso ni unir sectores detrás de su política en la opinión pública.
Esto lo ha encerrado entre un grupo de fieles que representa una porción significativa de la población colombiana, pero no la mayoría.
Ese discurso se da frente a su partido, que es Colombia Humana. Entonces es un discurso de jefe de partido, lo que no deja de ser un problema siendo Gustavo Petro el presidente de la República.
ENS: La oposición le replica a Petro que él y su familia están rodeados de lujos y que no le queda ese discurso de lucha de clases, ¿qué dice este tipo de reacciones del nivel de debate político en Colombia?
YB: Es realmente el típico discurso populista en que no debatimos el contenido de las propuestas, sino la idea de que sirven o no a tal o cual clase política, contra unas élites.
Uno termina con la idea de que lo que se dice no es en función del contenido, sino en función de quién lo dice. Eso no deja de ser una degradación del debate político preocupante, más allá de la confusión de los roles.
También el tema de la comunicación por redes sociales, creo que amplifica un poco esta forma agresiva y polémica de plantear los debates políticos.
¿Dividir la sociedad?
ENS: Hay analistas que sostienen que las afirmaciones de Petro son características del discurso de izquierda populista que quiere dividir la sociedad entre pobres y ricos, y generar una plataforma política y electoral a partir de esa polarización, ¿usted qué cree?
YB: Efectivamente. El objetivo de todo discurso populista es designar enemigos y generar apoyos, no en función de propuestas precisas, sino en contra de un enemigo común.
Es un poco lo que está haciendo el presidente; más aún, cuando se trata precisamente de unificar a su fuerza política, que es el Pacto Histórico, que era el objeto de este discurso y ese espacio en el que lo pronunció.
ENS: Para un Gobierno que está llamando a un Acuerdo Nacional en lo político, económico y social, ¿qué impacto tienen estas duras afirmaciones del presidente?
YB: Es una contradicción absoluta, pero no es nuevo. Digamos que Gustavo Petro, desde la ruptura de su coalición en abril de 2023, ha navegado entre dos tipos de discurso: uno que es el de la conciliación con el Acuerdo Nacional, que no es solamente un discurso porque su Gobierno sigue negociando con todo el mundo y finalmente el ministro Juan Fernando Cristo es una señal de buena voluntad y de tratar de generar mayorías para su proyecto. Pero al mismo tiempo y el otro discurso, el de la Constituyente, el discurso populista de ‘yo contra el resto del mundo’ o del ‘pueblo oprimido contra una élite corrupta y violenta’, es efectivamente un discurso polarizante.
Pero, finalmente, maneja Petro de forma permanente los dos discursos, lo que no deja de ser muy difícil de entender. Uno pensaría que lo segundo es más el discurso para su base.
Pero es muy difícil tener que manejar esta contradicción permanente entre esos dos tipos de discurso. Creo que le resta credibilidad para los dos finalmente.
ENS: Hay quienes consideran esta clase de discursos como la confirmación de que este Gobierno está pensando más en las próximas elecciones que en destrabar su agenda de reformas para la cual necesita concertación, ¿usted qué opina?
YB: Efectivamente. Lo podemos ver así también. El discurso de la concertación y del Acuerdo Nacional es el discurso para gobernar. El discurso de la confrontación y de la constituyente es electoral.
De cierto modo, Petro no ha terminado de manejar los dos todo el tiempo y no ha dejado, desde la Presidencia, de comportarse como un jefe de partido; a veces, incluso, como el jefe de la oposición, manejando el discurso polarizador y populista de la constituyente.
ENS: El presidente Petro volvió a llamar a las “bases populares” para que salgan a las calles a presionar las reformas y defender la gestión del Gobierno, ¿por qué cree que esta clase de llamados del Ejecutivo no han tenido en estos dos años una respuesta efectiva desde la calle?
YB: Lo ha tenido en parte. Ha logrado movilizar unas protestas, pero evidentemente es muy difícil movilizar la calle desde el Gobierno. Suena un poco contradictorio, pues cuando se moviliza la calle se supone que es para presionar al Gobierno de cierto modo.
Entonces, hacerlo desde el Gobierno para presionar al Congreso suena un poco difícil de entender para mucha gente. Creo que por eso no le funciona bien al presidente.
Pienso que es más bien para mantener movilizada a su base, no necesariamente en la calle, pero atenta a la situación política y a las próximas elecciones.
De cierto modo, sí, para presionar al Congreso hasta cierto punto, aunque no creo que mucha gente en el Congreso que esté en contra del gobierno cambie de posición con este tipo de discurso.