EL NUEVO SIGLO: ¿Cuál es el balance que se hace sobre la primera mitad de este cuatrienio legislativo?
JUAN CARLOS FLÓREZ: Para el Gobierno es un balance agridulce porque, como lo demostró, por ejemplo, el hundimiento de la reforma a la Ley General de la Educación, no logra sintonizarse entre sí.
La ministra (Aurora Vergara) pensó que estaba haciendo bien su trabajo, entonces la desautoriza un aliado del Gobierno como es Fecode. Lo que uno se pregunta es a dónde miraban los senadores y los representantes de la coalición petrista en el Congreso, mientras que, según ellos, le metían micos a la reforma.
Este es un ejemplo de las dificultades que tiene un Gobierno donde no están unificados todos alrededor de lo que se propone el presidente.
A esto hay que añadir que el presidente todo el tiempo está desautorizando a sus ministros. Entonces, estos no tienen una brújula clara, trabajan con una brújula enloquecida, que nunca señala la dirección correcta y, por supuesto, a esto se agrega la existencia de un fuerte grupo de opositores que aprovechan todos los errores del Gobierno para meter goles en los proyectos.
Pero creo que los problemas del Gobierno provienen de sus autogoles en la gestión en el Congreso.
ENS: ¿Qué tanto el accidentado trámite de las reformas ha frenado su avance en las primeras dos legislaturas?
JCF: Finalmente, el problema en Colombia es qué tipo de Congreso tenemos. Tenemos un Congreso dominado por una casta política que trabaja, no a partir de convicciones, no a partir de una ideología, sino de cuántos puestos y gabelas presupuestales les entrega el Gobierno.
Ese sistema es el causante de la terrible corrupción de la política colombiana y de que los debates son más presiones extorsivas que de fondo.
Entonces, al desorden monumental del Gobierno, al liderazgo caprichoso del presidente Petro, que cambia a velocidades que no pueden copiar ni sus ministros, mucho menos su bancada con la que muy pocas ocasiones se reúne, no vemos al Gobierno organizando a su bancada. Muchas veces tiene francotiradores dentro de su propia bancada.
Hay unos momentos en los que trata de establecer relaciones con el Congreso. Luego les lanza que va a organizar manifestaciones para presionarlos, luego lanza la idea de una constituyente, que eso no les gusta a los congresistas, porque pone un órgano por encima de ellos.
Entonces, lo que todo esto demuestra es que Petro sigue siendo un buen político de oposición; que no es un político que tenga el talante, la capacidad de crear un equipo de gestión.
Él lo que produce todos los días son debates, porque esa es su fortaleza, pero el arte crudo, duro y exigente de gobernar no es el fuerte de Petro.
ENS: Ahora que se habla tanto de reformas, ¿se volverá a insistir en una reforma política?
JCF: La reforma política es siempre un embeleco que se inventan los mismos políticos para tratar de escaparse de los partidos donde ya no se sienten cómodos, para tratar de cuadrar cosas en el Consejo Nacional Electoral y para crear una puerta giratoria entre el Congreso y los ministerios.
Lo que yo me pregunto es qué tiene que ver eso con los problemas reales del país. Pensemos que nos enfrentamos en los últimos gobiernos a un hecho y es que la maquinaria estatal no funciona, que buena parte del sistema de contratación está completamente corrompido; por eso no puede entregar obras de calidad porque la plata se la roban, porque no se ganan las licitaciones los mejores, sino los que están conectados políticamente y los famosos pliegos con los que se pretendía superar la corrupción.
La corrupción acá ha gangrenado el sistema colombiano. Hoy podemos decir avergonzados que en Colombia la corrupción es el sistema. Todos esos embelecos de los políticos, como reformas políticas y constituyentes no resuelven esos temas.
Acuerdo nacional y constituyente
ENS: ¿Será que la propuesta de acuerdo nacional que hace el nuevo ministro de Interior se podrá concretar para agilizar la agenda parlamentaria?
JCF: Lo veo muy difícil. ¿Qué es lo que llaman los políticos en Colombia acuerdo nacional? En Colombia, el acuerdo nacional es para los políticos repartirse la lechona. Y que en el reparto de esa lechona no les pase absolutamente nada, que la Comisión de Acusación absuelva a toda la casta política.
Eso implica reparto de puestos y de contratos; es decir, otro camino al abismo al que nos lleva esta corrupción que ha gangrenado el conjunto del sistema político colombiano.
Desde la cúspide de poder en Bogotá hasta el último pueblo de Colombia, la corrupción es el cáncer que más daño les hace hoy a los colombianos; por supuesto, junto con la inseguridad y la violencia. Esos acuerdos nacionales siempre son entre políticos; al final, lo que buscan es garantizarse la impunidad para asegurarse de las riquezas que les proporciona el ejercicio de la política.
ENS: ¿Qué tanto podría afectar los dos años de Congreso que restan la cantidad de senadores o representantes que están siendo investigados por la Corte y Fiscalía, o están demandados en el Consejo de Estado?
JCF: Por desgracia, eso es pan de cada día. Un día aparece un congresista al que nadie conocía de Caldas y luego se convierte en el jefe de un grupo criminal.
Piense usted en ‘Los Titiriteros’ de este señor Castaño de Caldas, fallecido hace tal vez menos de un año. Luego se evidencia un saqueo inmenso y cuántos de los vinculados a ese tipo de 'titiriteros' han sido agarrados: no a todos.
Entonces, siento que el asunto fundamental hoy es que este gobierno, no tuvo un norte preciso. Petro, cada vez que cambia de ánimo, decide darle fuerza a un proyecto que luego olvida. Creo que Petro se preparó toda la vida para ganar, pero nunca para gobernar.
ENS: ¿Cree que la propuesta gubernamental sobre una asamblea constituyente puede poner en stand by la agenda del Congreso?
JCF: Lo que dice el actual ministro es que eso no va a ocurrir así. Me parece que el embeleco de la asamblea constituyente le sirve al gobierno Petro para distraer la atención del problema fundamental y es que es un gobierno que no logró convertir sus promesas en realidad. Es un gobierno que está en deuda inmensa con sus electores.
Creo que lo que el presidente busca es un escenario en el que él, como lo hacía como parlamentario de oposición, ponga a los otros a botar saliva hablando.
<DESTACADO> “Petro lo que produce son debates, porque esa es su fortaleza. Pero el arte crudo, duro y exigente de gobernar no es su fuerte”