La búsqueda de otros países compradores está lenta ante la crisis de los mercados del crudo
La demora en el desarrollo de infraestructura, logística y transporte, tres elementos esenciales para elevar la competitividad del país, tiene frenado el acceso de Colombia a otros mercados externos más favorables.
Por ejemplo, el TLC con la Unión Europea no ha dejado como ganador sostenido hasta ahora a ningún sector de la economía nacional, pero sí ha profundizado la penetración de bienes manufacturados y agroindustriales europeos en el mercado local.
De acuerdo con el profesor de economía de la Universidad Nacional, Raúl Ávila Forero, señaló que ser el país más competitivo de América Latina en 2032, incrementar la productividad, diversificar las exportaciones, lograr que una de cada tres empresas sea innovadora, y reducir el costo de logística sobre ventas, son los retos que Colombia tendría que superar para consolidarse en los mercados internacionales.
Al respecto, el contexto actual al que se enfrenta el país para sacar ventaja de los acuerdos comerciales es desalentador. El 70 % de los ingresos nacionales depende de la exportación de bienes minero energéticos; si se considera la caída del precio de los commodities (materias primas), más específicamente el del petróleo, queda como resultante una desventaja para consolidar una balanza comercial positiva, tal y como se observa hoy día.
Este panorama, a pesar de mostrarse como una limitante para los intereses comerciales del país, refleja la importancia de contar con una canasta exportadora diversificada que compense los ingresos que se están dejando de percibir (y así mismo aprovechar el actual precio del dólar), que cree las condiciones favorables para que el desarrollo empresarial pueda resurgir, aprovechar los acuerdos comerciales vigentes y el acceso a cerca de 1.500 millones de potenciales consumidores.
Balanza
Sobre el tema, la balanza comercial de Colombia muestra hasta el mes de agosto un déficit del orden de 9.883 millones de dólares, la más alta de los últimos 20 años, y faltando aun algunos meses de estadísticas, el balance se torna todavía más deficitario.
Los vínculos comerciales con Venezuela, Chile y la Comunidad Andina de Naciones (CAN) son los que evidencian un balance comercial positivo en lo corrido de 2015, con cifras de US$632 millones, US$14 millones y US$479 millones, respectivamente.
Sin embargo, la mayoría de los acuerdos vigentes (entre ellos los firmados con la Asociación Europea de Libre Comercio EFTA y el Triángulo del Norte) son pruebas de que no se está aprovechando todo su potencial; la expectativa por incrementar las exportaciones tal como lo hicieron otros países con sus TLC, no se ha visto expresada en las cifras actuales y la tendencia a incrementar abruptamente las importaciones ha dejado un escenario negativo en la balanza comercial nacional.
El pasado 1 de agosto se cumplieron dos años de la puesta en marcha del TLC con la Unión Europea (UE), acuerdo comercial que sin dudas es trasversal en la política de comercio exterior del país, pues trae consigo la potencial ampliación del mercado mundial y de oportunidades de exportación importantes para el empresariado local, es decir, le apunta a la diversificación tanto de regiones geográficas como de productos y servicios.
Tratado
Sin embargo, según cifras recientes del Dane, la situación es muy diferente a la esperada con la firma de dicho tratado. En 2011, dos años antes de ésta, hubo un aumento del 77 % en las exportaciones y del 33 % en las importaciones, crecimiento positivo que se reflejaba en el optimismo económico de ampliar el mercado previo a un acuerdo comercial, esto sin olvidar que fundamentalmente los productos exportados fueron commodities. Luego, en 2013 se dio la entrada del acuerdo comercial que trajo consigo un aumento mayor de las importaciones (8 %) con respecto al de las exportaciones nacionales (2 %).
De igual manera, según la Oficina Europea de Estadística (Eurostat), los productos importados por Colombia en 2014 desde la UE fueron máquinas y aparatos mecánicos (19,4 %), aeronaves y partes (13,7 %), productos farmacéuticos (11 %), máquinas y aparatos eléctricos (7,3 %), vehículos automóviles y partes (6,7 %), instrumentos y aparatos para diferentes usos (5,9 %), así como plástico y sus manufacturas (3,31 %).
De esta manera, se hace evidente la diferencia de valor agregado que existe entre las dos zonas económicas, lo que genera la gran desproporción de ganancias económicas que deja para cada una el actual acuerdo.
Por ejemplo, entre enero y agosto de 2015 las exportaciones a la UE llegaron a US$4.147 millones, este valor, comparado con el mismo período de 2014, cuando se registraron ventas de US$6.532 millones, muestra una caída del 36,5 %. Ahora, en el año en curso y dado el contexto de disminución del precio del petróleo, todo indica que la balanza se mantendrá negativa, esto por la alta concentración de las exportaciones en los commodities y la poca diversificación de productos y servicios que hasta ahora se ha logrado con el acuerdo. Esta problemática, conjugada con el sostenimiento de las exportaciones de los productos no tradicionales, se convierte en uno de los retos importantes después de la firma del TLC.
Por su parte, el Ministerio de Comercio, Industria y Turismo ha identificado que las exportaciones de bienes diferentes a los hidrocarburos y mineros, si bien han crecido, aún tienen muchas oportunidades en el mercado europeo. Ese es el caso de productos como el cuero, los plásticos, la ropa infantil y las máquinas para soldar, que deben ser estratégicamente consolidados en pro del TLC para responder así tanto al PIPE 1.0 y 2.0 (Plan de Impulso al Empleo y a la Productividad) como al Mapa de las Oportunidades Regionales (MARO), que identifica y busca fortalecer bienes y servicios altamente competitivos con muchas posibilidades de entrar a la UE.