La época decembrina es una de las fechas más esperadas por grandes y chicos, pues además de la celebración del nacimiento del niño Jesús, este tiempo ha sido considerado como la excusa perfecta para reunir a toda la familia y es que incluso, según le dijo a EL NUEVO SIGLO el sacerdote Tadeo Albarracín, de la parroquia Espíritu Santo de Bogotá, los seres humanos somos lúdicos, por lo que cree que, si no hubiera Navidad, nos hubiéramos inventado cualquier cosa para reunirnos.
El pesebre, el árbol de Navidad, la natilla, los buñuelos y los regalos hacen parte fundamental de esta particular fiesta. Sin embargo, a través de los años se ha ido perdiendo el verdadero significado de lo que hace especial el último mes del año: la llegada del Mesías.
Para algunos, el inicio de las fiestas decembrinas es el 8 de diciembre con el famoso Día de Velitas, Pero no es así, pues según lo dicho por el sacerdote Albarracín, estas importantes fechas comienzan con el calendario de Adviento, tiempo que se lleva a cabo cuatro semanas antes del nacimiento de Jesucristo y en el que los feligreses preparan su corazón para tan importante llegada. Cabe resaltar que esta fecha varía todos los años, pues se fija en el calendario de acuerdo con el domingo más cercano al 30 de noviembre.
Las velitas
Pese a que cientos de niños y adultos suelen salir frente a sus casas a encender velitas y a quemar pólvora, muy pocos conocen el verdadero significado de esta celebración católica, ya que para muchos, los pequeños cilindros de cera representan la luz y la esperanza, al mismo tiempo que la protección de la Virgen en los hogares, pero para el presbítero esta idea es un poco errada, ya que lo que se conmemora es la concepción del Niño Jesús en el vientre de María, celebración que fue declarada hace cientos de años, específicamente el 8 de diciembre de 1854, por el papa Pío IX, en la carta pontificia Ineffabilis Deus, y desde esa fecha, como preparación, el pueblo cristiano enciende luces en sus casas en honor a la Virgen.
Este momento es trascendental, porque Dios tenía un plan que era desconocido, pero lo empieza a revelar por medio de Cristo y este se va cumpliendo en la historia del mundo a medida que él va creciendo. “Para realizar este proyecto, Dios se hace hombre, el Hijo de Dios asume una existencia humana como la nuestra, entonces entra en la historia de la humanidad, como los seres humanos venimos a la historia: naciendo de una mujer”, explicó el párroco.
Del 16 al 24 llegan las Novenas de Aguinaldos y alrededor del pesebre suelen reunirse las personas para día a día celebrar un acontecimiento relacionado con el nacimiento de Jesús, es decir, cada día de plegarias representa un mes de gestación de María. Ya cuando Dios nace y se hace hombre es que viene al encuentro con cada ser humano, por eso esta fecha es tan importante para la Iglesia católica, pues es el momento en que cada uno va asumiendo el evangelio en su propia vida. No obstante, tras el importante suceso, las familias se sientan en la mesa para compartir una cena especial y posteriormente abren sus regalos, los que algunos menores creen se los trajo el Niño Dios o Papá Noel. Esté último es una figura histórica: el obispo del siglo IV llamado San Nicolás de Myra, San Nicolás de Bari y ahora denominado Papá Noel, quien fue famoso por su generosidad y protección a los necesitados, en especial a los niños, ha sido un poco tergiversada, ya que han idealizado a alguien que no corresponde.
La Encarnación
El párroco asegura que lo que en realidad se celebra en la Navidad es el Misterio de la Encarnación, pero este ha ido perdiendo su importancia desde que el suceso se convirtió en la compra de regalos, el llamado “estrén” y la fiesta del 24, pues cada día se han ido añadiendo elementos que distorsionan y no hallan su puesto en lo que se venía viviendo en la fe, acciones que indirectamente están relacionadas con el empoderamiento de las personas, lo que hace que cambien las relaciones del individuo con los distintos grupos. Frente a esto, Albarracín asegura que la vida solo vale la pena vivirla si se hace de acuerdo a como dice Jesucristo y para ello recordó una frase que dijo el papa Benedicto XVI y que él utiliza como una brújula para encontrar de nuevo el horizonte: “Uno es cristiano no por una buena idea, no por un imperativo moral, sino a partir de la experiencia del encuentro personal con Jesucristo”.
Ahora bien, frente a este panorama, antes las personas hacían cosas por tradición o por miedo, pero como ya no funcionan, el reto de la Iglesia es encontrar medios para propiciar el encuentro con Cristo, así como buscar el método para entusiasmarlos y que las personas quieran saber y conocer más de él, esto entendiendo que la propuesta de la religión es universal y que no todos tenemos que ser iguales.
“La propuesta de Jesucristo es universal, es para todo el mundo, pero no todo el mundo tiene que hacer como nosotros hacemos”, indicó.
Al parecer, a los feligreses se les ha ido olvidando que, aunque es un periodo de alegría, también es de recogimiento y mucha oración, pues es la fiesta de la Encarnación y el momento en que Dios viene a encontrarse con cada uno de nosotros en lo humano, esto sin dejar de lado que, de acuerdo con el plan de su padre, él que es su hijo unigénito llega a la Tierra y se hace hombre para salvarnos del pecado.
Desde su posición de guía de la fe católica, el párroco Tadeo procura que el evangelio sea comprendido a plenitud, por lo que pone puntos de comparación preguntándoles a los feligreses: “¿Qué es mejor, esto que hacemos o esto que podemos entender y que encontramos en los antiguos libros?”, es así como el presbítero busca redescubrir lo que propone Jesús haciéndolo atractivo, siempre buscando que los feligreses se preparen y esperen con fervor la segunda venida. Así las cosas, para Albarracín la Navidad es la ocasión para darse cuenta del amor de Dios por cada uno de sus hijos y que es a través de Jesucristo que Dios quiere acercarse a cada uno de nosotros, eso sí, entendiendo que la relación y el mensaje siempre se dan de diferentes maneras, pues todos vivimos distintas circunstancias a lo largo de nuestras vidas.