EL DÍA de la llegada del primer crucero al Cabo de la Vela, La Guajira, empezó para Angélica Deluque, secretaria de Turismo, Cultura y Deporte del municipio de Uribia, a las 4 a.m., pues según le contó a EL NUEVO SIGLO, para ella aún había muchas cosas que organizar, a pesar de que la comunidad estuvo muy involucrada con la gran llegada.
Tras despertarse, Angélica llamó a Eglis Hernández, el señor que estaba encargado de recibir a los extranjeros en la ranchería Juya, para finiquitar los detalles del evento. Posteriormente se dirigió al lugar asignado y fue entonces cuando se encontró con una hermosa realidad: los pobladores ya estaban limpiando y organizando; no obstante, ella les aclaró que no se trataba de tapar ninguna de las problemáticas que enfrenta la región, sino, por el contrario, de visibilizarlas, para empezar a darles un manejo y demostrar que aún con todas esas situaciones, el Cabo de la Vela sigue siendo un importante referente turístico.
“Me encuentro a varias personas de la comunidad limpiando el lugar por donde iban a transitar los turistas, limpiando, barriendo la ranchería, organizando todo… Les dije 'aquí vamos a organizar sin de pronto entrar en exceso', no tenemos que ir a tapar nada ni ahora poner bonito al Cabo de la Vela, tapar sus necesidades. No, porque de eso se trata: de poner al Cabo de la Vela en un punto en donde puedan visibilizarse todas esas necesidades y que, a pesar de eso, sigue siendo el referente turístico para el departamento y para el país”, añadió Deluque.
La llegada del crucero
Según explica la secretaria de Turismo, desde la playa se ve un morro, que se llama precisamente así, El Morro, y adicionalmente está el Faro. Estas son dos montañitas que se ven a lo lejos y entre ellas tienen cierto espacio, el mismo por donde entraría el crucero.
“Yo estaba en la playa hablando con el director de Turismo departamental, cuando él voltea y dice: ‘Mira, ya se está asomando’. Yo volteo y lo miro, y claro, venía esa mancha blanca que resaltaba en medio de unas piedras negras, calizas y volcánicas. Inmediatamente todos se vinieron a la playa y decían: ‘Mira, ahí viene, ahí vienen’. Era increíble, había ese ambiente de regocijo de que iba a venir algo diferente al Cabo de la Vela”, narró.
Por unos segundos todos fijaron su mirada en el recorrido que estaba haciendo el crucero y Angélica asegura que mientras eso sucedía, ella solo le agradecía a Dios, porque después de tantas situaciones se estaba dando lo que considera una bendición para el pueblo y los pobladores. A pesar de la felicidad, Angélica confesó que en algún momento pensó que la llegada del crucero no se iba a dar, pues según ella, es un proyecto que se viene gestando desde el gobierno del expresidente Iván Duque.
Descenso de los extranjeros
Para la funcionaria, hasta el clima favoreció la llegada de los turistas, pues en el momento del descenso el aire y el mar quedaron en calma. Posteriormente, todo fue muy rápido, los zódiac –embarcaciones pequeñas– empezaron a dirigirse hacia uno de los puntos que debían llegar; no obstante, algo ocurrió y estaban a punto de descender en donde se suponía era el retorno al crucero. En ese momento una de las pobladoras sintió miedo, pues no sabía hablar inglés y los extranjeros estaban descendiendo en el lugar equivocado, por suerte todo se logró solucionar y los planes siguieron su curso.
Sobre las 7:30 la tripulación del barco ya estaba en tierra ultimando detalles. Y ya pasadas las 8 de la mañana, por grupos de ocho personas fueron llegando, esto para completar más o menos 32. Así las cosas, a las 9 de la mañana ya estaban todos los turistas en la ranchería Juya, acompañados del gobernador, el alcalde y los pobladores.
Los recibieron con sombreros y banderines, y según cuenta Angélica, todos estaban muy felices y sorprendidos, e incluso se atreve a asegurar que “los turistas no dimensionaban que la primera vez que se daba este suceso en el Cabo de la Vela”. Tras el recibimiento, los turistas caminaron por el desierto, conocieron un museo hecho por los niños y escucharon el Himno Nacional de Colombia interpretado en wayú, actividades que hicieron acompañados por personas de la comunidad y el Grupo Protectores de Jepira.
La última estación
Al finalizar el recorrido, los extranjeros se dirigieron al punto de compra e hidratación y siendo las 12:30 empezaron a embarcar. Ya sobre la 1:30 p.m. el crucero estaba pidiendo autorización para zarpar y desde el barco rostros felices se despedían de los pobladores del Cabo de la Vela.
En cuanto a la sensación que le quedó a la comunidad después de la llegada del primer crucero a su región, Angélica asegura que todos están muy contentos de que hubieran tenido en cuenta su territorio para tan importante evento, ya que demuestra su gran potencial; sin embargo, para ella es una muestra de todo el camino que les queda por delante, esto en cuanto a los desafíos y garantías tanto para pobladores, como para turistas e inversionistas.
“Es un gran potencial, pero que requiere inversiones en infraestructura turística, capacitar a las personas, o sea, más allá de pronto de la alegría de la efervescencia que causó en el momento el Emerald Azzurra, son los desafíos, retos que nos deja también como instituciones para mejorar las condiciones y generar las garantías para los turistas, para los locales y para los inversionistas”, añadió.
Visitas que esperan seguir recibiendo
En cuanto a qué hacer para visibilizar la riqueza cultural del Cabo de la Vela y que la llegada de turistas sea permanente, la secretaria de Turismo, Cultura y Deporte del municipio de Uribia dijo que a veces se comete el error de tener todo exageradamente organizado, pues para ella, aunque son importantes la limpieza, al organización y otros factores, asegura que ellos vienen a palpar realidades, a observar con sus ojos cómo vive realmente la gente de esta zona, por lo que la mejor manera es mostrar la realidad de un pueblo.
“Hay que visibilizar una cultura viva que tiene una riqueza milenaria y que no es lo mismo que tú recibas a un turista en una ranchería temática, que ha sido de pronto organizada para este fin, a que tú captes la realidad de un pueblo indígena en su propio territorio, en su propio hábitat”, explicó.
Con respecto a la seguridad de los viajeros, Deluque aclaró que actualmente tienen un dispositivo de seguridad turística para el acompañamiento e información a los turistas que llegan al municipio de Uribia. No obstante, hace un llamado a los visitantes a que atiendan las directrices dadas, pues asegura que Uribia es un territorio de 8.200 kilómetros en el que a veces los turistas que van por primera vez quieren salir a recorrer sin guía turística, poniéndose ellos mismos en riesgo, por lo que pide tomen sus propias medidas y así poder garantizar que su estancia sea lo mejor posible.