La violencia sexual es un crimen invisible y con una impunidad en Colombia que llega al 98 por ciento, señaló la representante a la Cámara, Ángela Robledo, previó a la celebración el jueves del Día Internacional de la Mujer.
“Para nadie es un secreto que pese a los avances normativos y a la nutrida existencia de instrumentos jurídicos nacionales e internacionales, los cuerpos de las mujeres son territorios de guerras, trofeos para los combatientes y carnada entre enemigos a causa del conflicto armado que vive el país. Y lo peor es que muchos de los crímenes de guerra, que incluyen torturas, violaciones, desapariciones y la muerte de miles de mujeres, permanecen ocultos, silenciados e impunes, muchas veces por temor, por vergüenza o simplemente por la desidia del Estado para investigarlos y castigarlos”, indicó la Congresista del Partido Verde.
Se estima que en los últimos diez años, unas 400.000 mujeres han sido abusadas sexualmente y que el 82% no denuncia por miedo a sus victimarios, por vergüenza y porque además no confía en la justicia, indicó Robledo. “En el 2008 la Corte Constitucional ordenó a las Fiscalía investigar 183 casos de los cuales no se conoce aún ninguna condena. Amnistía Internacional ha advertido que el permanente silencio del Estado y la ausencia de acciones de justicia efectivas son mensajes de tolerancia y fomento del delito que hoy exhibe un lamentable 98% de impunidad”, sostuvo Robledo.
La Parlamentaria dijo también que la profundización de la estrategia de seguridad democrática dejó a la población civil en una situación de extrema indefensión y vulnerabilidad entre los distintos bandos, lo cual la expone a violaciones permanentes y sistemáticas de sus derechos humanos en particular a las mujeres. Así lo informó Amnistía Internacional en 2004 cuando señaló que "en medio de la guerra, la población civil no solo termina atrapada entre el fuego cruzado de los armados, sino que además se convierte en blanco de sus ataques especialmente las comunidades en situación de mayor riesgo", como se ha evidenciado con las mujeres campesinas del Salado, las mujeres indígenas del Cauca o del Putumayo, indicó Robledo.