Se daba por descontado que tras los hilos del poder en Perú estaba el mentor de Pedro Castillo y que el gabinete por éste designado no tendría futuro, tal cual se evidencia hoy, dos meses después. Ahora, forzado a mostrar independencia, el maestro-presidente moderó su gabinete con el que se espera inicie en firme su mandato.
Desde el mismo día de su posesión presidencial, Castillo debió enfrentar un alud de críticas, inclusive dentro de la coalición izquierdista que lo llevó al poder, por la designación de varios miembros de su equipo de gobierno, especialmente del primer ministro Guido Bellido, el hombre fuerte de su padrino político y fundador de su partido Perú Libre, Vladimir Cerrón. El entonces elegido premier no tenía experiencia política, pero amén de ello lo más inquietante era su origen: figura del ala dura del marxismo leninismo. Fue ello lo que lo llevó no sólo a una permanente confrontación verbal con el Congreso, con algunos de sus compañeros de gabinete sino a una constante apología al terrorismo (fruto de su simpatía de vieja data con grupos guerrilleros) por lo que la Fiscalía le abrió investigación penal.
Nueve semanas duró este incómodo ‘parto’ del mandatario peruano, defendiendo lo ‘indefendible’ hasta que la situación no dio margen y le pidió la renuncia, seguramente tras una ‘orden’ de Cerrón, al igual que el forzado ajuste ministerial, ya que como se sabe cuando dimite el primer ministro del gabinete, protocolariamente todo su equipo presenta renuncia.
¿Castillo tomó tal decisión por conveniencia política o inaplazable cambio radical para empezar a gobernar? Puede ser cualquiera o ambas, ya que lo clave de ese paso que dio el mandatario fue la moderación del gabinete con la designación de Mirtha Vásquez como primera ministra, un hecho que más que inédito plasma el deseo de Castillo de luchar contra la desigualdad, en todos sus ámbitos, y la misoginia política.
Con un perfil abismalmente opuesto a su antecesor, Vásquez es una reconocida abogada, activista ambiental y feminista a favor de la igualdad entre mujeres y hombres. A sus 46 años tiene un corto pero notable recorrido, ya que tras alcanzar una curul como congresista por su natal Cajamarca, de la mano del partido Frente Amplio, fungió como presidenta de la Mesa Directiva del Congreso en uno de los momentos de mayor turbulencia política, cuando se declaró la vacancia presidencial de Martín Vizcarra y se juramentó de facto a Manuel Merino, lo que dio lugar a grandes manifestaciones que dejaron dos jóvenes muertos y cientos de heridos, por lo cual este último tuvo que dar paso a Francisco Sagasti, quien ocupó la presidencia del país hasta el pasado 28 de julio cuando asumió Pedro Castillo.
Pero antes de su llegada al Congreso, la hoy premier peruana era muy reconocida a nivel nacional por su férrea defensa de los derechos humanos, especialmente con grupos y personas afectadas por la actividad minera, que incluso le valió que fuera amenazada. El más sonado caso fue el que hizo de la líder social Máxima Acuña contra la minera Yanacocha y que culminó con un fallo a favor para que ésta mantuviera la posesión de varias hectáreas de tierra.
Ahora, tras pronunciar su sí juro "por este país de mujeres y hombres que todos los días luchan por vivir con dignidad, sin discriminación y que promueven cambios reales” con los que asumió la jefatura de gabinete, concentrará sus primeros esfuerzos no sólo en reordenar la casa, sino en promover las posiciones del ala moderada que presenta y que desde ahora hace parte de la coalición izquierdista que respalda al aún frágil gobierno.
Ese “sí juro” de Vásquez bajo la mencionada proclama, que fue transmitida en directo por la televisión nacional, resonó como una respuesta a las algaradas machistas y misóginas de las que hizo gala Bellido, su antecesor, durante su corta pero controvertida gestión.
De lograr que tanto el Presidente como el equipo adopten políticas más de centro, se podrá dar una clara señal del fin de la inestabilidad política y el inicio en firme del gobierno que tiene ante sí, tras el desgaste de estos dos meses de controversias internas, múltiples retos, entre ellos la implementación de políticas sociales para enfrentar la pobreza que afecta a un tercio de sus 3.300.000 habitantes, al igual que reforzar la lucha contra el covid y propulsar la reactivación de la economía golpeada por la pandemia, entre otros.
El nuevo equipo de gobierno de Castillo destaca por dos hechos: la ratificación de sus considerados hombres claves como el titular de Economía, Pedro Francke, el canciller Oscar Maúrtua y el de Defensa, Walter Ayala, titular de Defensa, continúan en el cargo, al igual que aumentó la cuota femenina, pasó de tener dos a cinco.
El cambio le permitió a Castillo ‘despedir’ a personajes que se habían convertido en piedra de su zapato como Bellido y el titular de Trabajo, Iber Maraví, a quien por su presunta participación hace cuatro décadas en atentados terroristas y abierta simpatía con grupos guerrilleros, el Congreso lo iba a someter a una moción de censura. Junto a ellos salieron del gobierno otros cinco, mientras que los 12 restantes fueron ratificados.
"La nueva etapa en el #GobiernoDelPueblo busca fomentar el diálogo, la gobernabilidad y el trabajo en equipo. Nuestro gran objetivo es luchar por los más vulnerables y vamos a lograrlo", tuiteó Castillo tras dar posesión a su gabinete en el que ahora confluyen sus partidarios radicales de Perú Libre, los moderados de Juntos por Perú (donde está Frente Amplio de la nueva premier) y sindicalistas del gremio magisterial que dirigía el mandatario, entre las fuerzas más notorias.ç
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La ira de los radicales
Como era de esperarse los personajes radicales del marxista leninista Perú Libre, entre ellos Vladimir Cerrón (fundador y actual secretario) como de Bellido (exprimer ministro) hicieron público su descontento por la inclusión en el gobierno de los moderados.
"Cambio de gabinete debe excluir a derechistas, caviares y traidores", tuiteó indignado por el giro Cerrón, seguido de otro donde señaló que "Es momento que Perú Libre exija su cuota de poder, garantizando su presencia real o la bancada tomará posición firme. Nuevo Perú y Frente Amplio ya fueron servidos", añadió.
Entre tanto en su carta de renuncia, Bellido sostuvo que se alejaba del Ejecutivo a pedido del mandatario. "No sabemos cuáles son las causas. El presidente solicitó que presente la carta de renuncia e inmediatamente cumplí con ese pedido", indicó el político quien retomará su curul en el Congreso.
En un mensaje público posterior, Bellido culpó a las "fuerzas fácticas" que "han ido entorpeciendo al gobierno sistemáticamente".
"Estos poderes fácticos, financieros y empresariales tienen capturados los órganos de justicia que, amparados en el eufemismo de la economía de poderes, no se someten a las elecciones y quieren gobernar nuestro país como una organización que criminaliza a todo opositor político", aseguró.
Sin embargo, fueron más los pronunciamientos a favor del nuevo equipo, especialmente de la primera ministra, como el de la excongresista del Frente Amplio, Rocío Silva, quien dijo "lo verdaderamente revolucionario es poner a una mujer de izquierda, que ha luchado contra la gran empresa minera, feminista defensora de violencia contra niñas y mujeres, en un alto puesto político. Una mujer que salió a las calles y frenó a los golpistas: ¡esa es Mirtha Vásquez”.
Se desconoce si con este giro hacia el centro, Castillo ha ‘roto’ políticamente con su mentor Cerrón, dando el golpe de autonomía que el país le reclamaba. Lo único que se puede evidenciar con su breve discurso tras la posesión del gabinete es que este maestro rural, que ha hecho del sombrero de paja su ícono, está decidido a jugársela por un nuevo país.
"He tomado algunas decisiones en favor de la gobernabilidad del país…Es momento de poner al Perú por encima de toda ideología y posiciones partidarias aisladas”, aseguró Castillo al tiempo que reiteró su invitación a los sectores económicos, políticos y sociales "a la más amplia unidad para lograr objetivos comunes" como la reactivación económica.