COMO SI fuera una regla rígida y exacta, cada 15 años Ecuador tiene una crisis energética. Así pasó en los gobiernos de Sixto Durán-Ballén, Rafael Correa y Guillermo Lasso, cuando el suministro de energía también enfrentó graves problemas, a tal punto que se tuvo que cambiar la hora e introducir la “hora Sixto”.
Solo cinco meses después de haber llegado al poder (noviembre de 2023), Daniel Noboa tampoco ha podido evitar los problemas de energía en su país. El mismo presidente ecuatoriano, de niño, había experimentado el adelanto de una hora durante el gobierno de Durán- Ballen, por los cortes de energía, obligando a niños como él a asistir a clases antes de que saliera el sol.
Tres décadas después, Noboa declaró en octubre del año pasado la emergencia en el sector energético y esta semana ha decidido incrementar los cortes de energía en todo el territorio nacional debido al “peor estiaje” o sequía de los últimos 61 años en el país.
La emergencia energética que hoy enfrenta Ecuador se da por una serie de apagones que se fueron acumulando desde octubre de 2023, un mes antes de que Lasso dejara el poder, presionado por un juicio político en su contra, y al mismo tiempo en que el saliente presidente decretó el primer apagón.
“Comprendemos la indignación que han causado los cortes de luz en el país. Estamos conscientes de sus efectos y lamentamos que tengamos que atravesar por esta situación. Pero vivimos el peor estiaje no visto en los últimos 50 años. Además, el consumo ha crecido un 15% y la generación de energía es insuficiente para cubrirlo”, dijo ese día el mandatario.
Llegado al poder, Noboa heredó la crisis energética de Lasso, pero tomó la decisión de decretar menos cortes de luz, hasta el 23 de febrero de este año, cuando tuvo lugar el último apagón. Políticamente, resultó una decisión razonable. Lasso, unos meses antes, se había convertido en un presidente impopular, no solo por la poca efectividad de sus acciones contra el crimen organizado, que aumentó su poder durante su mandato, sino por los constantes apagones. La medida de Noboa, sin embargo, no fue técnicamente viable.
Para la Comisión de Fiscalización, una instancia del Senado ecuatoriano, “los racionamientos energéticos que sufrió el país en abril del 2024 están directamente vinculados a los problemas estructurales que ocasionaron la crisis energética en el 2023 y que aún no han sido atendidos por las autoridades correspondientes”.
El 16 de abril de 2024, el presidente ecuatoriano retornó a los apagones. La emergencia fue declarada a través de un acuerdo entre los ministros de Energía y de Minas, buscando paliar la falta de energía por las sequías extremas que ha tenido Ecuador, cuya matriz energética es 70% hidráulica, según la Cámara de Comercio Ecuatoriano Británica (Britcham UIO).
Mes tras mes, desde entonces, el país ha vivido apagones en diferentes zonas; algunas veces en la Sierra, otras en el litoral Pacífico, otras en el interior. Esta semana, la situación se volvió insostenible y el primer apagón de dimensión más nacional de las 10:00 p. m. a las 6:00 a. m., tuvo lugar en la noche del miércoles.
“Los embalses de Mazar y Paute se encuentran en ‘condiciones críticas’ y registran un nivel de almacenamiento operativo del 0% y del 4%, respectivamente, así como el caudal en Coca Codo Sinclair registró un déficit del 40% con respecto al promedio histórico. El déficit energético para este mes se ubicaría entre 22 y 27 gigavatios hora (GWh) por día. Colombia dejó de exportarnos energía”, dijo Noboa. Empezó el apagón general; salvo en Galápagos.
Sixto y Correa
El estiaje (las sequías) han acompañado a Ecuador, como si fuera un ciclo climático inevitable. El 28 de octubre de 1992, el presidente Durán- Ballen decretó el apagón por la falta de lluvias. Los ecuatorianos, sin orden expresa del gobierno, decidieron adelantar una hora su reloj, lo que se llamó la “hora Sixto”, que duró hasta 1993.
La “hora Sixto” ‒también conocida como “sixtina”‒ marcó a los ecuatorianos al igual que la gente de Colombia, que también vivió por esa época la misma medida.
Alexander Franco, un hombre de 43 años, recuerda cómo fue ese año largo. “Fue complicado, normalmente se entraba un poco antes de las 07:00 a los colegios, pero los que vivían lejos debían salir de casa antes de las 06:00 y con la hora de Sixto eso se convirtió hasta antes de las 05:00”, le relató a El Universo de Guayaquil. En la navidad de 1992, unas familias quemaron el año viejo a las 12:00 y otras a la 1:00, siguiendo el reloj de la “hora Sixto”.
Marcados por este apagón, los siguientes gobiernos no se dedicaron a cambiar su matriz energética y, casi quince años después, en 2009, Rafael Correa decretó racionamientos de energía nuevamente por las sequías extremas, que afectaron la mayor central del país (Coca Codo Sinclair).
Y es que el fantasma de los 15 años volvió, nuevamente. El año pasado, Lasso también decretó la emergencia eléctrica, despertando los recuerdos del 92 y de 2009.
Pasados unos años, Ecuador es víctima de su falta de planeación energética. Las sequias de 1992 o de 2009 no bastaron para que los gobiernos crearan una estrategia capaz de diversificar las fuentes de energía en tiempos de pocas lluvias. Hoy, nuevamente, el país se apaga, recordando que los tiempos de la “hora Sixto” pueden llegar en cualquier momento, así estemos en 2024.
*Analista y consultor. MPhil en Universidad de Oxford.