Commonwealth y nacionalismo escocés, retos para Carlos III | El Nuevo Siglo
AFP
Lunes, 12 de Septiembre de 2022
Redacción internacional

PERTENECER A LA Mancomunidad de Naciones (Commonwealth) no implica sumisión alguna a la Corona británica, aunque se respeta la figura del monarca del Reino Unido desde que se gestó esta organización a finales de 1926, para impulsar la cooperación política y económica. Y así lo acaban de hacer sus estados miembros al proclamar a Carlos III como rey tras la muerte de la sempiterna Isabel II.

En el Palacio de Buckingham, el rey británico recibió el domingo a los representantes de los reinos de la Commonwealth para expresar sus condolencias por el fallecimiento de la reina y presentar respetos al rey, cuando vuelven a tomar fuerza las aspiraciones republicanas (salirse de la mancomunidad) en algunos de ellos.

La organización, más económica que política, está conformada por 56 Estados, en su mayoría excolonias británicas, entre ellas 15 reinos (que incluyen al Reino Unido, Australia, las Bahamas, Canadá, Nueva Zelanda o Jamaica), en la que el monarca también es jefe de Estado.

El monarca del Reino Unido es la cabeza de la organización, según los principios de la Mancomunidad, “símbolo de la libre asociación de sus miembros”. Hacia el interior la administra una Secretaría General, con sede en Londres, donde funge actualmente Patricia Scotland.

Con la llegada al trono de Carlos III, quién meses atrás aseguró durante una cumbre de la Mancomunidad en Ruanda que los miembros eran libres de abandonar la monarquía y expresó su "tristeza" por el pasado esclavista de Gran Bretaña, el futuro de la misma es incierto, al igual que mantener unido al Reino, por el revivido debate sobre la independencia de Escocia.

Sobre la Commonwealth, ya algunos países han dejado entrever la posibilidad de plantear un futuro republicano, fuera de los márgenes de la monarquía británica, siguiendo los pasos de Barbados que el pasado noviembre, con asistencia del entonces Príncipe de Gales (Carlos) retiró el reconocimiento a Isabel II como jefa de Estado, declarándose así independiente del Reino Unido.

Pese a ello, bajo las más de siete décadas de reinado de Isabel II, dicha organización gozó de cierta estabilidad. Con su muerte, se ha revivido el debate político y ciudadano sobre la ‘necesidad’ de dar un paso al costado de la Commonwealth.

Así, países como Antigua y Barbuda o Nueva Zelanda dejaron, en mayor o menor medida, la puerta abierta al republicanismo. El premier del país caribeño, Gaston Browne, anunció que convocará un referéndum para determinar el futuro soberano del archipiélago caribeño, colonia británica hasta 1981.

Argumentó que este paso no debe ser interpretado como "un acto de hostilidad", sino que es necesario para "completar ese círculo de independencia" y "garantizar" la soberanía de la nación.

En la misma línea, la primera ministra de Nueva Zelanda, Jacinda Ardern, abrió la puerta abierta a que el país oceánico se desentienda de la monarquía británica y, si bien ha vaticinado que no será "una medida a corto plazo", sí considera que verá este cambio antes de morirse.

"He dejado claro mi punto de vista muchas veces. Creo que (la independencia) es hacia donde se dirigirá Nueva Zelanda en el futuro. Es probable que ocurra durante mi vida, pero no hay que verlo como una medida a corto plazo o cualquier cosa que esté en la agenda en el corto plazo", sostuvo Ardern este fin de semana.

Por su parte, el primer ministro de Australia, Anthony Albanese, líder de otro de los grandes países que conforman la Commonwealth, expresó que "ahora no es el momento de hablar" respecto a la posible marcha del grupo, y ha recordado que Isabel II siempre "respetó la autodeterminación del pueblo australiano".

Mientras tanto en Canadá, aunque estudios demoscópicos arrojan cierta voluntad independentista, el primer ministro Justin Trudeau parece dejar fuera de su agenda política este asunto, más aún teniendo en cuenta que, a nivel constitucional, para aprobar cualquier cambio en este sentido se requiere del apoyo unánime de todas las legislaturas provinciales.

Más decididas parecen estar las autoridades de Jamaica pues, aunque en los últimos días no se hayan pronunciado al respecto, existe en la isla caribeña una histórica voluntad de independencia reconocida por el primer ministro, Andrew Holness, el pasado marzo.

En la misma línea, en San Vicente y Granadinas, en el pasado se han registrado manifestaciones en contra de la monarquía y su jefe de Gobierno, Ralph Gonsalves, propuso en julio celebrar un referéndum, si bien reconoció que este tan solo se podría llevar a cabo tras un acuerdo con los partidarios de seguir formando parte de la Commonwealth.

En otro escalón se sitúan países como Bahamas, Belice, Granada, San Cristóbal y Nieves o Santa Lucía, donde también existen movimientos independentistas aunque no se han reactivado en los últimos tiempos, ni siquiera tras la muerte de la soberana británica.

Así, el futuro de la Commonwealth se perfila como uno de los grandes desafíos que deberá enfrentar Carlos III, quien, tras años a la espera de tomar el testigo, ya en su primer discurso como rey hizo suyo "el profundo compromiso personal" de su madre con el grupo de naciones.



¿Y Escocia?

Aunque el anhelo secesionista de Escocia no es nuevo e inclusive se realizó un referendo en tal sentido (2014) el gobernante Partido Nacionalista Escocés (SNP) liderado por su ministra principal Nicola Sturgeon, insisten en su deseo de ser una república, que recibió un portazo del hoy expremier, Boris Johnson.

La cercanía y el cariño de la fallecida reina Isabel II era visible y, tal vez, ello llevó a apaciguar el debate de los nacionalistas escoceses. Como se sabe, Isabel II murió en el castillo Balmoral, su tradicional residencia de verano, desde donde fue trasladada inicialmente al Palacio de Holyroodhouse, en Edimburgo, donde fue proclamado el rey, ambos actos con asistencia multitudinaria y donde se escucharon expresiones como “Isabel II y su hijo, el rey Carlos III, representan la fuerza del Reino Unido de Escocia, Inglaterra, Irlanda del Norte y Gales”.

Pese a ello, ahora con los debutantes Carlos III y la jefa de gobierno, la conservadora Liz Truss, es casi seguro que Sturgeon y sus nacionalistas insistan en su anhelo independentista porque creen que la unidad del reino la mantenía Isabel II y, con su partida, se abre una nueva era.

El fundador del Partido Nacionalista Escocés, Alex Salmond, construyó cercanas relaciones con el Príncipe de Gales y fue quien acuñó el término "reina de Escocia". Pero con su ascenso al trono hay alto riesgo de que se deshagan esos lazos.

Como monarca constitucional deberá evitar temas políticos, en particular la independencia. Así deberá emular a su madre en “mantener la discreción con la cual la monarquía se sostiene o se cae”, advirtió el abogado constitucional y profesor de la Universidad de Glasgow, Adam Tomkins.

Vale recordar que Isabel II nunca se pronunció sobre la independencia, aunque antes del referendo de 2014 dijo que esperaba que los escoceses "pensaran con mucho cuidado en el futuro".

Prolongado adiós

Los británicos iniciaron su largo último adiós a Isabel II, con una capilla ardiente en Edimburgo por la que desfilarán miles de personas, antes de que sea llevada a Londres para cinco días de homenajes y sus posteriores exequias.

Cuatro miembros de la Compañía Real de Arqueros, guardaespaldas de los monarcas en Escocia, guardaban las cuatro esquinas del cofre funerario, que permanecerá expuesto durante 24 horas en la catedral Saint Giles de la capital escocesa. El Rey encabezó la breve procesión del féretro desde el palacio Holyroodhouse este lugar, donde en compañía de sus hermanos, Ana, Andrés y Eduardo, velaron el féretro, mientras los ciudadanos comenzaron a desfilar para despedir a su soberana durante siete décadas.

Al tiempo que empezaba la despedida a la difunta monarca, el país continuó con el protocolo de instalación del nuevo rey que se reunió en Escocia con la jefa del gobierno regional, Sturgeon y compareció ante el parlamento escocés donde reiteró que “no puedo evitar sentir el peso de la Historia que nos rodea”. /Redacción internacional con agencias.