Efectos en EU de caravana de migrantes | El Nuevo Siglo
Foto AFP.
Lunes, 22 de Octubre de 2018
Redacción internacional

La culpa, ha dicho Donald Trump, la tienen los demócratas; o las leyes que ellos han promovido desde hace décadas. Esta es la última declaración del Presidente de Estados Unidos, quien, aparte de cortarle la ayuda económica a Honduras, El Salvador y Guatemala, ha culpado al hoy partido de oposición de promover la migración masiva con leyes blandas e inefectivas.

Trump ha visto una oportunidad para impulsar sus políticas migratorias y de paso hacerles campaña a los republicanos. A pocos días de las elecciones de “Medio Término” (6 de noviembre), la “caravana de los migrantes” provenientes de San Pedro de Sula se ha convertido en una excusa para atacar a sus contradictores, a quienes culpa de crear el actual estado de indefinición migratoria.

Es claro, aparte de los problemas de orden político y económico, que la “caravana” no solo ha sido un problema para la Casa Blanca. También, como muestran las últimas apariciones en público, se ha convertido en la oportunidad perfecta para hacer política. Desde que salieron los migrantes, el Presidente norteamericano no ha pasado un solo día sin referirse a los demócratas como causantes de este tipo de fenómenos.

Su afán por repuntar o porque su partido repunte en las encuestas, es entendible. Los republicanos, lejos de tener el mismo panorama de hace cuatro años, cuando lograron las mayorías en el Congreso y la Cámara de Representantes, están hoy al menos seis puntos por debajo de sus antagonistas. En casi todas las encuestas, salvo en una (la de Rasmussen report), los demócratas les sacan una ventaja considerable que les puede dar las mayoría absoluta en ambas cámaras.

Trump es consciente de estos números y desea, en menos de dos semanas, darle un vuelco a la tendencia. Tras posicionar a Brett Kavanaugh como juez de la Corte Suprema, ahora ha encontrado otro tema para chocar con sus contradictores.

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La realidad de la migración

Hace una semana, en San Pedro de Sula, una de las ciudades más peligrosas del mundo y ubicada en el país con la tasa de homicidios más alta del planeta (Honduras), un grupo de más de 4.000 personas decidió migrar hacia Estados Unidos.

En ocho días han recorrido Guatemala hasta llegar a Hidalgo, sur de México, donde han dicho que seguirán rumbo a la frontera estadounidense. Aunque se ha especulado con el número exacto de personas que integran la caravana, el portavoz de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM),  Farhan Aziz Haq, ha estimado que se trata de 7.000 personas.

Negándose a cualquier bloqueo o a establecerse en México, los migrantes siguen su rumbo hacia Estados Unidos, lo que ha generado que Trump haga efectiva su amenaza de cortar los recursos que destina a países centroamericanos.

“Guatemala, Honduras y El Salvador no pudieron hacer el trabajo de impedir que las personas salgan de su país y se vayan ilegalmente a los Estados Unidos”, tuiteó ayer el Presidente, afirmando además que “ahora comenzaremos a reducir o reducir sustancialmente, la ayuda externa masiva que se les da habitualmente”.

La ayuda norteamericana en estos países ha disminuido en los últimos años. Según Usaid, El Salvador recibió 115 millones de dólares el año pasado, un poco menos que Honduras, 175 millones. El que más ha recibido, seguramente por su cercanía a Estados Unidos, es Guatemala con 249 millones.

La reducción del presupuesto ha llegado en un momento particular. Aparte de ser una medida tomada dos semanas antes de las elecciones de “Medio Término”, en 2017 Estados Unidos firmó la Alianza para la Prosperidad en el Triángulo Norte de Centroamérica, un acuerdo que tenía como base 750 millones de dólares en ayuda bilateral.

El propósito de este plan, dice el portal del mismo, es direccionar la ayudar en diferentes áreas que incluyen “los recursos necesarios para incrementar oportunidades económicas, reducir la violencia extrema y fortalecer la efectividad de las instituciones estatales”.

Trump ha insistido en que este y otros planes no producen los efectos esperados. El Departamento de Seguridad Nacional, en su más reciente informe, ha dicho que 12.1 millones de migrantes viven ilegalmente en Estados Unidos, esto en enero de 2014, una cifra que valora en 1 millón menos el Pew Reserach Center  y el Centro de Estudios de Migración. Lo que representa porcentualmente entre el 3,5 y 3,8% de la población total de ese país.

No se conocen datos oficiales sobre el número de personas que cruzan la frontera ilegalmente cada año, sin embargo, sí se sabe que las detenciones fronterizas han disminuido radicalmente en las últimas dos décadas. En 2000, 1,640 millones fueron  detenidas, mientras que en 2017 solo 303.916.

Estos números pueden ser interpretados de dos maneras. Muestran, por un lado, que menos personas están migrando a Estados Unidos, lo que a su vez deja claro que invertir en otros países para evitar la migración es efectivo. Y, por el otro, que la patrulla fronteriza cada vez logra más resultados.

Trump, sin embargo, no está contento con esta reducción. Además de cortar la ayuda a Centroamérica, The New York Times publicó que estaría interesado a insistir con la política de separación familiar y promover que los procesos de deportación sean más rápidos.

Las dos medidas causarían una serie de reacciones en contra del Presidente, como ya pasó cuando implementó de forma temporal la política de separación de familias en Arizona, suroeste de Estados Unidos.

Sin embargo, Trump está en campaña y necesita votos. Quién más que los migrantes para activar a los electores republicanos.