El silencio incomodo de Vladimir Putin que inquieta a Joe Biden | El Nuevo Siglo
El presidente Vladimir Putin, felicitará "a su debido tiempo" a Biden, por su victoria considerando que el recuento "todavía continúa" en varios estados.
AFP
Domingo, 29 de Noviembre de 2020
Jenny Astrid Camelo*

Ante la polémica elección presidencial de los Estados Unidos (EU), que se realizó hace tres semanas y la cual generó cualquier cantidad de comentarios, especulaciones, polémicas y demandas por parte del saliente mandatario Donald Trump, llama la atención que, en ésta fraternal antipatía que caracteriza a la relación ruso-estadounidense, el presidente Vladimir Putin no se haya querido manifestar expresando su felicitación al recién electo Joe Biden. Acto que ha embargado a la opinión pública de una duda: ¿Cómo entender esta señal del gran palacio del Kremlin?, ¿Debe ser leída como una afrenta o un acto de diplomacia y parsimonia?



Las intrincadas relaciones entre EU y Rusia se encuentran enmarcadas en el ideario mundial de más de cuatro generaciones. Al pensar en estos dos colosos del escenario político mundial, se viene a la mente los 46 años de duración de un conflicto, mejor conocido como la Guerra Fría, que comenzó a relajarse gradualmente cuando se elaboró una serie de tratados para limitar el rearme y las amenazas de guerra mutuas.

En 1989, el último líder de la Unión Soviética (URSS), Mijael Gorbachov, y el entonces presidente de EU, George H. W. Bush, declararon oficialmente terminada esta confrontación en la Cumbre de Malta. Y desde allí, al finalizar este periodo, en búsqueda de una reconfiguración de su esfera de influencia, estos dos países se han ido posicionando en el ajedrez internacional, manifestando abiertamente, a través de acciones de índole militar, política y económica, su posición e intenciones geopolíticas, tratando de configurar el tablero e imponiendo sus concepciones.



 

Pero ¿Cómo se ha gestado esta animadversión entre estos dos actores protagónicos de la escena mundial, que unas veces se quieren y otras se odian, especialmente desde la posición rusa?

Postguerra Fría

Se debe partir desde 1999, cuando el 31 de diciembre de ese año, un joven y casi desconocido primer ministro llamado Vladimir Putin se convirtió, por casualidad, en el presidente interino de Rusia, tras la repentina dimisión de Boris Yeltsin. Posteriormente y de manera muy ágil, Putin se hizo a la presidencia al ganar las elecciones de 2002, para luego ser reelegido en 2004. Cuatro años más tarde, en 2008, no pudiéndose reelegir, se convirtió en primer ministro y entre 2012 y 2018, a pesar de las acusaciones de fraude que generaron grandes manifestaciones, se posesionó de nuevo como jefe de Estado, convirtiéndose así, para 2020, en el líder ruso más longevo después de Stalin.

Este peculiar mandatario se ha enfrentado a cuatro administraciones estadounidenses, iniciando con Bill Clinton, a mitad de su mandato; con George Bush (2001-2009); Barak Obama (2009-2017); y más recientemente con Trump (2017 a 2020), y aunque éste último aún no haya querido dar por hecho que los resultados no le favorecieron, en enero de 2021 el presidente ruso iniciará relaciones con su quinto par, el recién electo Joe Biden, continuando así la Era de Putin en la Duma.

La relación idílica entre ambas naciones comenzó a debilitarse en 1999, debido al bombardeo a Serbia y Montenegro por parte de la OTAN en la guerra de Kosovo. Esta acción fue ferozmente condenada por Rusia y considerada como una agresión injustificada y dirigida a expandir la esfera de influencia de EU, agravándose en 2003, cuando Putin criticó abiertamente la invasión estadounidense en Irak.

Ante la conocida tensa relación, ésta se profundizó aún más cuando los rusos ofrecieron protección a Edward Snowden en 2013, quien trabajaba en la CIA y en la Agencia de Seguridad Nacional estadounidense. Lo cual, si bien no ameritó alguna sanción directa inmediatamente, si tuvo represalias a futuro, cuando precisamente en 2014 EU, sanciona a rusia por anexarse la península de Crimea, que era considerada territorio ucraniano.



En 2015, y como acto de afrenta que fracturó aún más esta relación tóxica, Rusia manifestó su apoyo irrestricto al régimen de Bashar al-Assad en Siria, provocando la suspensión de los acuerdos bilaterales entre Rusia y EU, en relación con el conflicto del país árabe.

En diciembre de 2014, Putin se expone y habla por primera vez sobre el candidato del partido republicano Trump, lo cual el actual mandatario estadounidense agradece y de esta forma, se inicia una nueva etapa en este difícil romance. De hecho, en una rueda de prensa como candidato, cuando a Trump se le interroga sobre si mantendrá o no las sanciones sobre Rusia responde “¡Lo veremos!”. Sus declaraciones contradijeron las posiciones oficiales de EU y a la OTAN y esto marcó una línea de acción contraria a los deseos de esta alianza, pero de total gusto de Rusia, pues el Kremlin, esperaba que con la presidencia de Trump se pudiera mermar la tensión para reiniciar una lucha frontal contra Siria, Afganistán y Corea del Norte.

De esta manera en 2016 Trump llega al poder, venciendo a Hillary Clinton, funcionaria de la administración Obama que nunca se consideró muy cercada a los rusos. El actual presidente estadounidense difirió radicalmente de sus predecesores en la Casa Blanca al manifestar que solo quería “llevarse bien" con Putin y que el rol de EU se vería disminuido en instancias como la OTAN, reduciendo su participación en los conflictos internacionales y en comenzar a ver a China como el verdadero enemigo.

Rusiagate

Pero no todo es color de rosa en esta ambigua relación y Trump inicia su mandato viéndose implicado en lo que se conoce como el Rusiagate, una investigación judicial que surgió como resultado de la presunta interferencia del país en la campaña para las elecciones presidenciales de 2016.

La investigación condujo a la acusación de doce ciudadanos rusos miembros de la inteligencia, el arresto del jefe de campaña de Trump, Paul Manafort, y al asesor de seguridad que aceptó haber mentido.

De este modo, el arribo de Biden a la Casa Blanca inquieta a la Duma, pues hay que recordar que, en una visita a Moscú en 2011, el recién electo mandatario dijo que sería malo para Rusia si Putin se postulaba para un tercer mandato y en 2014, cuando las tropas rusas ocuparon el territorio ucraniano, fue justamente Biden, quien se convirtió en la persona de contacto de Obama para esa zona.

Por lo tanto, las relaciones esencialmente hostiles entre EU y Rusia se mantendrán estables a lo largo del tiempo, pues en la raíz de esta hostilidad no sólo están las diferencias de opinión sobre cuestiones políticas internacionales concretas y cruciales (como puede ser el caso de Ucrania, Irán o Venezuela), sino también las distintas opiniones sobre el orden mundial establecido y su evolución.

En conclusión, para el mandatario ruso las relaciones con el próximo presidente estadounidense son un reto enorme, ya que su tarea no será superar las contradicciones entre Moscú y Washington, sino normalizar un ambiente diplomático que, a juzgar por lo recientemente acontecido, no inició de buena manera.

Como señaló Charles Darwin, "no es más fuerte o inteligente quien sobrevive, sino quien se adapta mejor al cambio", habrá que esperar a ver cuándo Putin felicitará a Biden y las palabras que empleará, para saber si Rusia está destinada a involucionar en la escena internacional.


*Directora del programa de Ciencia Política. Universidad de San Buenaventura, sede Bogotá

cjp.dprcpoliticas@usbbog.edu.co

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