Un expresidente en prisión, un candidato de ultraderecha y un pueblo que indignado con la corrupción hacen que el panorama en el gigante suramericano sea incierto.
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A CASI dos meses de las presidenciales, el gigante latinoamericano se enfrenta a las “elecciones más impredecibles de las últimas cuatro décadas”, afirma João Feres en The Dialogue. Sumido en escándalos de corrupción que han desacreditado la imagen de políticos reconocidos, Brasil está en medio de unas elecciones donde la incertidumbre domina el escenario electoral.
El expresidente Lula Da Silva continúa en la cárcel donde cumple su condena de 12 años por corrupción y lavado de activos, haciendo campaña tras las rejas como candidato del Partido de los Trabajadores (PT). Mientras a la derecha se encuentra su contendiente, Jair Bolsonaro, del Partido Social Liberal (PSL).
Sin Lula en el panorama, Bolsonaro lidera con un 17%, seguido de Marina Silva con un 13% y Ciro Gomes con el 8%. El 15 de agosto se cierra el plazo para inscribir las candidaturas y es el momento en el que empezará formalmente la campaña para las elecciones del 7 de octubre. Con Lula en prisión y un candidato que ha mantenido un discurso racista y xenófobo, Brasil se encuentra en un escenario político complejo.
¿Ilegitimidad?
Lula y su partido, al cual también pertenece la expresidenta Dilma Rousseff, han declarado que su condena es un montaje político para impedir que sea candidato presidencial. “Todo lo que están haciendo es para que yo no sea candidato (…) Quiero desafiar a los tres jueces que me condenaron a que presenten algún delito que yo haya cometido”, pronunció Lula en un discurso ante sus seguidores luego de ratificada y agravada su condena. La decisión de los jueces y el rechazo a la apelación que se hizo de habeas corpus, generó división en la población entre quienes apoyaron o rechazaron el fallo. El PT ha declarado que Lula es su candidato y que hará campaña desde la cárcel hasta el final.
Su principal contendiente, Bolsonaro, lleva la delantera sin Lula en las encuestas. Hace unos años hubiera sido impensable que un candidato como Bolsonaro fuera uno de los favoritos a ganar la presidencia de Brasil. Sus posturas radicales, declaraciones a favor de la dictadura militar y comentarios ofensivos hacia las minorías, chocan con el discurso incluyente que pregonaron Lula y Rousseff en sus años de mandato.
Un ex militar de la armada y miembro del Congreso “está haciendo campaña como una alternativa para los votantes cansados de los corruptos partidos tradicionales en el país”, afirma Bruno Carazza en Foreign Affairs. Pero su pasado “limpio” de corrupción y una coyuntura en donde la economía no ha podido despegar nuevamente a cifras de la primera década de los 2000, hace que Bolsonaro se consolide como una alternativa que ha atraído nuevos votantes.
A primera vista parecería que las elecciones en este país latinoamericano están marcadas por la ilegitimidad. Los candidatos, especialmente Lula y Bolsonaro, como en cualquier elección, lucharán por alcanzar la presidencia de Brasil. No obstante, para el PT y sus seguidores, el expresidente no se encuentra en igualdad de condiciones al haber sido encarcelado injustamente. Mientras que para algunos electores parece impensable que alguien cercano a la dictadura, en un país que fue testigo de esta, pueda llegar a la presidencia.
Sin embargo, como lo afirma Glauco Peres da Silva, profesor del Departamento de Ciencia Política de la Universidad de Sao Paulo, “la legitimidad de la elección no parece estar en juego. Aparentemente todos están aceptando la regla de que la elección es la forma de disputar el poder. Evidentemente el clima político es inestable, lo suficiente para que este cuadro se altere. Pero no parece que alguien vaya a contradecir el resultado de la elección”. En este sentido, el clima político en Brasil parece estar tendiendo más hacia “una disputa judicial en torno a la candidatura de Lula”, comenta Peres da Silva, que a un escenario de ilegitimidad.
Un cuadro incierto
Así las cosas, Brasil está en una coyuntura política donde domina la incertidumbre y donde está en juego el futuro de la novena economía del mundo. A casi 15 días del cierre de inscripción de candidaturas, el PT sigue insistiendo que Lula será su candidato. La sentencia contra el expresidente hace que la población desconozca si definitivamente puede ser el aspirante del partido y el hecho que ha marcado la incertidumbre de estas elecciones.
Para Bolsonaro también se evidencian inquietudes sobre su candidatura. “Sin vice y con dificultades de cerrar alianzas, Jair Bolsonaro será obligado a solucionar una crisis en la cúpula de su partido, el PSL”, según la Folha de São Paulo. Algunas dificultades que ha enfrentado este candidato se relacionan con las ideologías radicales que ha promovido y frente a las cuales ha tenido más rechazo que apoyo.
Silva y Gomes también han intentado generar una alianza para las presidenciales que permita fortalecer la izquierda, pero expertos aseguran que “esta alianza es poco probable”. Además de esto, los antecedentes de corrupción de los últimos años, el desempleo, la economía y el liderazgo del país, también han generado una incertidumbre si el nuevo gobierno podrá hacerle frente a estos retos y seguir manteniendo el lugar de Brasil en el mundo.
Panorama
Con las elecciones en Brasil se llega al final de una ronda electoral en cinco países de América Latina que reconfiguran el mapa político de esta región. El gigante latinoamericano tiene la labor de retomar las riendas internamente y mantener su posición dentro de las 10 economías más grandes del mundo.
Si uno de los puntos abordados en la cumbre de los BRICS de 2018, que se celebró la semana pasada, fue crear un ambiente de negocios más favorable para expandir el comercio y las inversiones, Brasil debe combatir la corrupción que contribuiría a generar un ambiente de confianza para la inversión extranjera. Este será un gran reto del nuevo gobierno si este país quiere recuperar los niveles de crecimiento de hace unos años y poder mermar los efectos de la actual guerra comercial.
*Profesional en Gobierno y Relaciones Internacionales
@nataliamarinop