LA posibilidad de permitir a Ucrania usar armas occidentales para atacar a Rusia en su territorio, así como para extender la misión de entrenamiento europea a soldados ucranianos en Kiev evidenció una profunda división entre integrantes de la Unión Europea (UE).
En rueda de prensa tras la reunión de los ministros de Defensa de la UE, el Alto Representante para Política Exterior, Josep Borrell, ha señalado que hay debate en el seno del bloque entre algunos Estados miembros que "se oponen firmemente" a levantar las restricciones al uso de armamento occidental mientras que "otros están a favor".
"Unos dicen explícitamente que van a levantar la limitación, otros lo dicen pero no de una forma clara y otros piden más tiempo para pensarlo", ha asegurado el jefe de la diplomacia europea sobre la discusión a nivel de los 27. En todo caso, ha recordado que el paso depende de cada Estado miembro y no es una competencia de la UE.
Según ha explicado Borrell, la cuestión de si los aliados de Ucrania tienen que permitir a Kiev emplear los sistemas de Defensa enviados en el marco de la guerra para golpear objetivos militares en territorio ruso sigue generando debate en la UE, aunque ha indicado que la situación evolucionará, en referencia al debate suscitado sobre el envío de tanques o aviones de combate.
En este sentido, ha avanzado que el número de países que permitirán a Kiev atacar objetivos militares en suelo ruso "cambiará". "Los eventos cambian y la gente cambia", ha indicado Borrell, quien ha recalcado que Moscú cuenta con una importante ventaja al lanzar ataques desde su territorio a los que Ucrania, por las limitaciones al uso del armamento, no puede responder.
Borrell ha sumado al secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, en la reivindicación ucraniana para que se permita atacar territorio ruso, ante el riesgo de una guerra "asimétrica", pese a la oposición de Estados Unidos, Alemania o Italia, que rechazan este escenario. Por contra, Estonia, Lituania y Países Bajos están entre los países del bloque que piden retirar las limitaciones a las fuerzas ucranianas.
Precisamente, de viaje en Bélgica, el presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski, ha abogado por que sus aliados permitan emplear sus armas con este propósito asegurando que las restricciones facilitan que Moscú avance en el campo de batalla. "No podemos responder. Esto es injusto pero es un hecho, no podemos arriesgar el apoyo de nuestros socios y por eso no usamos sus armas para atacar territorio ruso. Por eso les pedimos el permiso", ha instado una vez más el presidente ucraniano.
Zelenski firmó un acuerdo con Bélgica para recibir 30 cazas F-16 hasta 2028, y aumentó la presión a Estados Unidos para que participe de la cumbre de paz prevista para junio en Suiza.
"Estos aviones F-16 se entregarán a Ucrania lo antes posible", dijo en una conferencia de prensa conjunta el primer ministro belga, Alexander De Croo, luego de la firma del acuerdo bilateral.
De acuerdo con el alto funcionario belga, el objetivo "es poder suministrar el primer avión antes de finales de este año 2024".
Igualmente, ha estado sobre la mesa la extensión de la misión de entrenamiento de la UE a tropas ucranianas, con la opción de adiestrar en territorio ucraniano, algo que por el momento no concita el consenso de los ministros de Defensa de los 27.
En este sentido, ha resumido Borell que en el seno del bloque europeo hay "diferentes visiones". "No puedo decir que haya consenso para hacer esto mañana, pero las cosas cambian", ha apuntado.