Tras las decretadas ayudas temporales a las familias para minimizar el impacto del costo de vida, el gobierno británico, presidido por Rishi Sunak, anunció ayer una reducción en impuestos, medida que fue calificada por la oposición laborista como un intento por ganar apoyo popular de cara a las elecciones que tendrán lugar en un año.
En una actualización de los presupuestos, que suele realizarse dos veces al año, el ministro de Economía, Jeremy Hunt, enumeró una serie de medias ante la Cámara de los Comunes, entre las que destaca una reducción de dos puntos porcentuales en las contribuciones sociales de los asalariados.
El gobierno conservador ya había rebajado las contribuciones a la seguridad social (National Insurance) en el último presupuesto, a finales del pasado año, y esta nueva reducción permitirá a los empleados británicos cotizar un 8% de su salario, en lugar de un 10%, y ahorrar una media de 450 libras (571 dólares) al año.
"Gracias a los avances que estamos realizando respecto a las prioridades económicas del primer ministro, podemos ahora ayudar a las familias, no solo con ayudas temporales en el coste de la vida, sino también con reducciones permanentes de impuestos", explicó el ministro de Economía.
Hunt anunció además que el crecimiento económico británico será este año de un 0,8%, un poco mayor de lo esperado, y continuará su evolución en 2025.
El organismo de previsión del presupuesto público (Office for Budget Responsability, OBR), en el que el Gobierno basa sus proyecciones, "espera que la economía crezca un 0,8% este año y un 1,9% el próximo", anunció Hunt a los diputados británicos.
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La estimación anterior del OBR, publicada en noviembre, era de un crecimiento del 0,7% este año y del 1,4% el próximo.
Entre las medidas anunciadas por Hunt incluyó la prolongación por un año de la reducción de las tasas por los carburantes, además de congelar seis meses las del alcohol.
Todo el paquete de medidas de reducción de impuestos, muy esperado en Reino Unido, costará 13.900 millones de libras (17.643 millones de dólares) a las arcas estatales.
Con el objetivo de buscar fondos para equilibrar estas pérdidas en las arcas oficiales, Hunt anunció que prolongará un año, hasta 2029, una tasa excepcional del 35% sobre los beneficios de los productores de petróleo y gas.
Ese impuesto se introdujo en 2022, en medio de un aumento de los precios de la energía, tras la invasión rusa de Ucrania.
Este paquete de medidas llega cuando la inflación se mantuvo en un 4% en enero, pese a un importante descenso tras haber alcanzado su pico más alto, un 11%, a finales de 2022.
Pero ese porcentaje sigue siendo el doble del objetivo fijado por el Banco de Inglaterra (BoE) y además, el Reino Unido entro en recesión a finales de 2023.
Esta reducción de impuestos fue calificada por la oposición liberal como un intento de los conservadores, que llevan catorce años en el poder, de cambiar la intención de voto de cara a unas elecciones legislativas programadas para este año, pero sin fecha concreta.
Según los últimos sondeos de enero, Keir Starmer, líder laborista, sacaría una ventaja de entre trece y quince puntos de ventaja, si las elecciones se realizaran ahora, a su rival, el actual premier Sunak.
Respondiendo en el Parlamento a estas medidas enunciadas por Hunt, Starmer las describió como "el último intento desesperado de volver a controlar la economía por parte de un partido que ha fracasado", pidiendo al primer ministro que fije las elecciones el 2 de mayo./Redacción internacional con AFP