Hacer a Polonia grande en Europa, el sueño del premier centroderechista Tusk | El Nuevo Siglo
EL primer Ministro de Polonia, Donald Tusk, pronuncia un discurso durante el evento "Polonia: el año del gran avance" en la Bolsa de Valores de Varsovia./AFP
Miércoles, 12 de Febrero de 2025
Agence France Presse

Con una economía creciente, una política exterior asertiva y ambiciosas inversiones, el primer ministro de Polonia, Donald Tusk, quiere que este país antes detrás de la Cortina de Hierro tome asiento de primera fila en la Unión Europea.

La invasión rusa contra Ucrania puso el foco en el frente oriental de la UE, particularmente en Polonia, la quinta economía del bloque que, a diferencia de potencias históricas como Francia y Alemania, no deja de crecer.

Aprovechando la corriente favorable, el primer ministro anunció un plan de inversiones récord de unos 160.000 millones de dólares para reforzar la seguridad del país y mantener el dinamismo económico.

Entre las medidas planteadas figuran construir una gigantesca granja eólica en el mar Báltico, crear la primera central nuclear del país, modernizar el ejército o enviar al primer polaco al espacio.

El objetivo final, asegura Tusk, es "superar" en la década de 2030 a las potencias tradicionales de la Unión Europea y garantizar la seguridad del país tras la invasión rusa de su vecina Ucrania.

"La guerra está detrás de nuestra frontera", dijo en un discurso en la Bolsa de Varsovia.

"Este progreso en las inversiones debe garantizar nuestra seguridad", insistió el primer ministro, quien considera que algunos países de Europa Occidental "a veces han mirado por encima del hombro" a Polonia.

Aunque políticamente el gobierno de Tusk ha decepcionado a algunos por el escaso progreso en las reformas prometidas (especialmente en derechos de las mujeres), su influencia en Bruselas está creciendo.

El contraste es evidente con los ocho años del gobierno ultraconservador y aislacionista que lo precedió y que mantuvieron enfrentamientos con la UE.

Con Tusk, Polonia aspira a convertirse en un actor de peso en Bruselas, especialmente ante la eventualidad de unas negociaciones de paz en Ucrania que prometen otro Donald en la otra orilla del Atlántico.

"Debido a la geografía y la geopolítica, además de su ayuda a Ucrania, la inquietud de Polonia es tener voz" en estas negociaciones, afirma el analista Tomasz Bielecki.

Los rumores sobre una eventual mesa de diálogo apuntan a un formato Ucrania-Rusia-Estados Unidos-Unión Europea.

Según Bielecki, ya hay "maniobras" para ver quién representará la posición coordinada de la UE en una hipotética negociación.

Polonia parte con buenas opciones: actualmente ostenta la presidencia de la Unión Europea y Tusk consiguió cierto estatus en Bruselas como ex presidente del Consejo Europeo.

"La voz de Polonia cada vez se escucha más en Europa", afirma Monika Wielichowska, exdiputada del partido de Tusk y responsable de su última campaña electoral.

"La presidencia es una herramienta excelente para transmitir las ideas y el pragmatismo polacos a la Unión", asegura a la AFP.

Polonia es uno de los pocos miembros de la UE que se acerca al requisito de Trump de gastar un 5% del PIB en Defensa (el objetivo para este año es 4,7%) y Tusk defiende que Europa debe velar por su propia seguridad.

"Si Europa quiere sobrevivir, necesita armarse. No es nuestra elección. No soy un militarista", afirmó.

Y mientras Europa se prepara para las turbulencias del segundo mandato de Trump, el dirigente polaco adopta cada vez más el estilo del líder estadounidense, llamando a los europeos "a mantener la cabeza alta" y a hacer que Europa "vuelva a ser grande".

Para Wielichowska, Polonia desempeña un papel "de estabilizador de las relaciones con Estados Unidos y de socio constructivo en Europa".

"Tenemos que fortalecer la defensa europea, pero también mantener firmes relaciones transatlánticas, independientemente de los cambios políticos en Washington".

Su visión sobre el lugar de Polonia en la UE depende también de la elección presidencial de mayo. Los votantes deberán elegir entre el alcalde políglota de Varsovia, Rafal Trzaskowski, un aliado de Tusk, y el exdirector del instituto de memoria histórica, el nacionalista Karol Nawrocki, que ha apelado al sentimiento antiucraniano que asoma en el país.

Si bien Trzaskowski es un firme defensor de la UE, Nawrocki cuenta con el apoyo del partido ultraconservador PiS (antes en el poder y estrechamente alineado con Trump) y defiende que Polonia debe liderar las relaciones europeas con el impredecible líder estadounidense.