Este miércoles la Organización de la Cooperación Islámica (OCI) reconoció a Palestina como estado, con Jerusalén Este como capital.
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El presidente turco Recep Tayyip Erdogan y los líderes musulmanes reunidos en Estambul llamaron al mundo a reconocer a Jerusalén Este como capital de un Estado palestino, en respuesta a la decisión estadounidense de reconocer la Ciudad Santa como capital de Israel.
"Proclamamos a Jerusalén Este como capital del Estado de Palestina y llamamos a los otros países a reconocer el Estado de Palestina y Jerusalén Este ocupada como su capital", señala un comunicado publicado al término de una cumbre de la Organización de la Cooperación Islámica (OCI) en Estambul.
La mayoría de países arabo-musulmanes ya reconocen a Jerusalén-Este como la capital del Estado.
"Rechazamos y condenamos firmemente la decisión irresponsable, ilegal y unilateral del presidente de Estados Unidos de reconocer a Jerusalén como la supuesta capital de Israel. Consideramos esta decisión como nula y sin valor", añadió el texto.
También consideraron que la decisión de Trump alimento "el extremismo y el terrorismo".
"Es un sabotaje deliberado a todos los esfuerzos destinados a alcanzar la paz, alimenta el extremismo y el terrorismo y amenaza la paz y la seguridad mundiales", declararon los líderes musulmanes.
Erdogan abrió la cumbre pidiendo a la comunidad internacional que reconozca Jerusalén Este como la "capital de Palestina" mientras que el líder palestino Mahmud Abas dijo que de ello dependerá "la paz y la estabilidad" en la región.
El presidente turco acusó además a Trump de tener una "mentalidad sionista".
Por su parte Abas, que también estaba en Estambul, afirmó que Trump "regaló" Jerusalén al "movimiento sionista (...) como si le regalara una ciudad estadounidense".
En un discurso especialmente virulento aseguró además que "no aceptamos ningún papel de Estados Unidos", en el proceso de paz porque Washington es "parcial".
"Jerusalén es y seguirá siendo eternamente la capital del Estado Palestino (...) Y no habrá paz ni estabilidad sin eso", aseguró.
No nos impresionan
El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, reaccionó desde Jerusalén afirmando:
"Todas esas declaraciones no nos impresionan", en un discurso pronunciado tras la petición de la OCI lanzada a la comunidad internacional de declarar Jerusalén-Este capital de un Estado palestino, en respuesta a la decisión estadounidense de considerar la Ciudad Santa como capital de Israel.
El portavoz del ministerio israelí de Asuntos Exteriores, Emmanuel Nahshon, calificó por su parte de "declaración provocadora" el comunicado final de la OCI sobre Jerusalén.
"Los palestinos harían mejor en reconocer la realidad y actuar a favor de la paz, y no del extremismo", añadió el primer ministro.
"Deberían reconocer un hecho más sobre Jerusalén: no solo es la capital de Israel, sino que respetamos en Jerusalén la libertad de culto para todas las religiones y nosotros en Medio Oriente somos los que mejor lo hacemos", añadió.
"A fin de cuentas, la verdad prevalecerá y muchos otros países reconocerán Jerusalén como la capital de Israel y trasladarán allí su embajada", predijo.
Manifestaciones en Oriente Medio
La decisión de Trump ha provocado manifestaciones en varios países de Oriente Medio y enfrentamientos en los territorios palestinos y en Jerusalén. Cuatro palestinos murieron y centenares resultaron heridos desde el jueves.
En Cisjordania y la Franja de Gaza se han presentado numerosos enfrentamientos entre manifestantes palestinos y fuerzas israelíes, elevando la tensión en la región. Los líderes de Hamas, un grupo declarado como terrorista por Estados Unidos y la Unión Europea, han dicho que la decisión tomada por Trump es el detonador para un tercera intifada. La última vez que se presentó fue en 1987, dejando varios muertos.
A pesar de la voluntad de Turquía, muchos de los países de la región han reaccionado hasta ahora con moderación a la decisión de Trump.
El mundo musulmán está además dividido y varios países, entre ellos Arabia Saudita, quieren mejorar su relaciones con la administración Trump, con la que comparten su hostilidad a Irán.
"Varios grandes países del mundo musulmán no quieren entrar en conflicto con Estados Unidos, ni siquiera con Israel, en un contexto de tensiones religiosas crecientes con Irán", explica Sinan Ülgen, presidente del Center for Economics and Foreign Policy (Edam), con sede en Estambul.
Para los dirigentes de Arabia Saudita y otros países del Golfo, frenar la influencia de Irán "es más importante que tomar medidas ofensivas que podrían poner en peligro las relaciones con Washington", añade.
El pasado fin de semana la Liga Árabe se limitó a una condena verbal, pidiendo a Estados Unidos que "anule su decisión sobre Jerusalén".
Por su parte el presidente iraní Hasán Rohaní pidió que los presentes en la cumbre "unan sus fuerzas" y lamentó que "algunos países de nuestra región cooperen con Estados Unidos y el régimen sionista".
Irán no reconoce a Israel y tiene relaciones tensas con Arabia Saudí.
Entre los líderes que participan en la cumbre está también el rey de Jordania Abdalá II, el emir de Catar, jeque Tamim ben Hamad Al Thani, o el presidente venezolano Nicolás Maduro, que denunció "la delicada situación" provocada por Estados Unidos "que eleva las tensiones y violenta todos los acuerdos internacionales"
Desde Riad, el rey Salmán de Arabia Saudita dijo que los palestinos "tienen derecho a proclamar un estado independiente con Jerusalén-Este como capital".
Un ministro israelí, Yisrael Katz, a cargo de los servicios de Inteligencia, aseguró por su parte que su gobierno había extendido una invitación al príncipe heredero saudita, Mohamed Ben Salman, para que visite Israel, a pesar de que ambos países no tienen relaciones diplomáticas.