El ministro israelí de Relaciones Exteriores, Israel Katz, afirmó este viernes que el voto simbólico en la Asamblea General de la ONU a favor de la adhesión de Palestina como Estado miembro recompensaba a Hamás y a "la violencia".
La decisión "recompensa a los asesinos y a los violadores de Hamás y menoscaba los esfuerzos para liberar a los rehenes" en manos del movimiento islamista palestino desde el 7 de octubre, escribió Katz en la red social X. "El mensaje que envía la ONU a una región llena de dolor es que la violencia es rentable", agregó.
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Este viernes la Asamblea General de Naciones Unidas ha aprobado una resolución que exhorta a la plena incorporación de Palestina como Estado miembro de la organización y que, a la espera de este posible paso, dota de más voz a los palestinos, pese a las quejas frontales expresadas por el Gobierno de Israel.
La resolución, copatrocinada por decenas de países, entre ellos España, ha salido adelante con 143 votos a favor, nueve en contra --entre ellos Israel, Estados Unidos, Hungría, Argentina y República Checa-- y 25 abstenciones.
El texto, impulsado tras el veto estadounidense en el Consejo de Seguridad a la incorporación plena de Palestina, plantea "derechos y privilegios adicionales". Palestina forma parte de la ONU en calidad de Estado observador no miembro, al mismo nivel que el Vaticano, pero con esta iniciativa tendrá más representación y voz --que no voto-- dentro de la Asamblea.
La resolución expone además que "el Estado de Palestina está calificado para ser miembro" y "recomienda al Consejo de Seguridad que reconsidere el asunto", si bien no puede forzar a dicho órgano para que lo haga. Asimismo, "reafirma el derecho del pueblo palestino a la autodeterminación", lo que pasa por su "derecho a un Estado de Palestina independiente" y "el fin de la ocupación israelí".
Los países promotores, sin embargo, han introducido un matiz dentro del articulado para dejar claro que este gesto hacia los palestinos es "excepcional" y "no fija un precedente", ante el aparente temor de determinadas potencias de que otros territorios cuya soberanía sigue aún en disputa, como puedan ser Taiwán y Kosovo, puedan reclamar también un marco equiparable.