El saldo fatal del devastador huracán Otis en el puerto mexicano de Acapulco se elevó a 43 muertos este domingo luego de confirmarse otros cuatro decesos y 36 personas siguen desaparecidas.
De los muertos, 33 son hombres y 10 mujeres, detalló en un mensaje en redes sociales Evelyn Salgado, gobernadora de Guerrero, donde se encuentra el conocido balneario.
En una conversación por videollamada con el presidente Andrés Manuel López Obrador, la funcionaria dijo que se trata de un "balance preliminar".
El mandatario anunció que se trasladará a Acapulco este domingo.
El recuento de las víctimas ha sido lento luego de que el ciclón colapsó las telecomunicaciones y el servicio de energía eléctrica, que se han ido restableciendo gradualmente el fin de semana.
Distintos medios han reportado el hallazgo de aparentes cadáveres en distintos puntos del puerto.
Reclamos de ayuda
El meteoro, que llegó la madrugada del miércoles como categoría 5, la máxima de la escala Saffir-Simpson, dejó además una ola de destrucción en esta ciudad de casi 780.000 habitantes que vive del sector turístico, prácticamente en ruinas.
"Estamos avanzando en la distribución eficiente de la ayuda humanitaria, brindar los apoyos pertinentes y avanzar en la restauración de los servicios", escribió Salgado en la red social X (antes Twitter).
Luego del paso de Otis, comercios y supermercados fueron saqueados por pobladores, desesperados por tener alimentos y agua, aunque también se registraron robos de distintos artículos.
La ayuda del gobierno y de organizaciones privadas empezó a ser distribuida la tarde del viernes, luego de que se habilitara el aeropuerto de Acapulco y se agilizara poco a poco el tránsito en las carreteras.
Sin embargo, el proceso es lento y en varios sectores vecinos exigen ayuda y se organizan para limpiar los destrozos de sus comercios y casas.
"No hemos visto nada de las autoridades, que nos vengan a apoyar", dijo a la AFP Miguel Antraca, de 60 años y quien acudió a una zona de playa a ver su pequeño comercio en ruinas.
Ha vivido otros ciclones, pero nada como esto. "Esto es un desastre, Jamás había sucedido esto, antes eran más pequeños los huracanes", dice.
Contrario a todos los pronósticos y rompiendo récords, Otis pasó en unas seis horas de tormenta tropical a un poderoso huracán categoría 5 poco antes de tocar tierra.
Habitualmente unas 24 horas bastan para que se protejan comercios, casas, hoteles y los pobladores se hagan de alimentos y agua, pero los sorpresivo de este meteoro tomó desprevenidos a meteorólogos y autoridades.
En la misma zona, Eva Luz Vargas, 45 años, se sumó a los vecinos para recoger los destrozos. Por momentos luce animada, pero su voz entristece al pensar en el mañana pues ella vende a los turistas y su esposo es pescador.
"Queremos que nos ayude el gobierno porque la verdad todo está muy feo", dice.
El gobierno federal ha contabilizado más de 10.000 casas con daños de distinta gravedad.
Según la consultora Enki Research, especializada en fenómenos naturales, Otis deja daños por unos 15.000 millones de dólares.