UN hito marcará este junio México, un país de marcada cultura marchista, cuando elija a una mujer como Presidente, cargo por el que compiten la izquierdista Claudia Sheinbaum y la opositora de centroderecha Xóchitl Gálvez, que ayer iniciaron oficialmente sus campañas.
Sheinbaum, física y exalcaldesa de Ciudad de México de 61 años, parte con 63% de las preferencias para los comicios del 2 de junio, lejos del 31% de Gálvez, ingeniera en computación también de 61 años, según un promedio de encuestas de la firma Oráculus.
Jorge Álvarez, diputado de centroizquierda de 38 años, va tercero con 5%.
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Locuaz senadora de raíces indígenas, Gálvez rompió fuegos en la madrugada de ayer en Fresnillo (estado de Zacatecas, norte), primera etapa de un recorrido por tres de las ciudades donde la gente siente mayor inseguridad.
"Inicio mi campaña con una señal de profundo respeto a las víctimas de la violencia en México", dijo al arrancar un mitin pidiendo un minuto de silencio, con el puño izquierdo alzado.
Con esta estrategia, intenta golpear el talón de Aquiles del mandatario Andrés Manuel López Obrador: el combate a los carteles del narcotráfico, ante los cuales mantiene una política que privilegia atender las causas, como la pobreza, antes que la letalidad, bajo el lema "abrazos, no balazos".
"¡Se acabaron los abrazos a los delincuentes!", lanzó la opositora ante cientos de simpatizantes como Lucía Romero, de 47 años, quien viajó desde Ciudad de México para respaldar a su candidata.
"Aquí los asesinatos y el crimen están a todo lo que da" (a tope), dijo Romero, al elogiar la "valentía" de Gálvez de abrir campaña en esta localidad.
Las autoridades atribuyen al narco la mayoría de los 449.000 asesinatos y más de 100.000 desaparecidos que México acumula desde que en 2006 los militares fueron involucrados en la ofensiva antidrogas.
"Están buscando la manera de subir en las encuestas, pero no hay manera de que puedan", dijo Sheinbaum al negar que la violencia ponga en riesgo los comicios.
De estilo reservado, Sheinbaum inició su campaña horas después en el Zócalo, principal plaza pública de Ciudad de México, donde se reunieron centenares de simpatizantes.
Sheinbaum promete continuar con la "cuarta transformación", el proyecto de López Obrador, cuya popularidad bordea el 70% gracias a sus programas sociales y la estabilidad de la segunda economía latinoamericana después de Brasil.
En México, principal socio comercial de Estados Unidos, no hay reelección presidencial.
Gálvez, por su parte, ofrece fomentar la inversión extranjera -ya en altos niveles-, intensificar el combate al narcotráfico, finalizar la explotación de combustibles fósiles y la "militarización" del país.
Fiel escudera de López Obrador desde hace dos décadas, "Sheinbaum se encuentra en una posición muy fuerte", comenta desde Washington Michael Shifter, ejecutivo del centro de reflexión Diálogo Interamericano.
Poner el dedo en la llaga de la criminalidad parece ser la apuesta de Gálvez, quien subraya que 38% de los 449.000 homicidios ocurrieron durante el gobierno de López Obrador, según cifras oficiales.
La alianza opositora de los partidos tradicionales PRI, PAN y PRD pasó a la ofensiva tras recientes publicaciones en medios como The New York Times, sobre presuntos contactos y dinero del narco en las campañas de López Obrador en 2006 y 2018.
La oposición también apunta hacia un paquete de reformas propuesto por el gobierno al Congreso que, alega, intenta consolidar un "proyecto totalitario".
AMLO plantea la elección popular de los magistrados de la Suprema Corte y de los consejeros del Instituto Nacional Electoral, así como reducir el presupuesto de estos organismos, a los que acusa de servir a las élites.
Shifter opina que aunque "nada es imposible en política", es "muy poco probable" que Gálvez recorte significativamente la ventaja.