La situación en Europa es paradójica. Aunque la economía presenta mejores indicadores que hace unos años, no se percibe un respaldo de la población al proyecto de consolidación del modelo europeo.
El auge actual de los nacionalismos es evidente con el Brexit, con la ola de populismos en el Este del continente y la presencia de partidos xenófobos en Alemania, Francia e Italia. Estos son una repuesta tanto a factores que ocurren al interior de la Unión Europea (UE), como a variables externas.
El factor económico
La crisis económica de 2008, que se extendió por todo el mundo, tuvo una fuerte repercusión en la UE. Dicha situación derivó en una crisis más profunda al interior del bloque que llevó a tomar medidas de reestructuración económica para enfrentar esta situación.
Alemania, la economía más sólida y robusta del continente, tomó el liderazgo de las nuevas medidas y bajo la lógica de cooperación entre los Estados miembros, se planteó la necesidad de reducir el gasto público. Las consecuencias negativas a mediano plazo en el ámbito social eran de esperarse en términos de empleo, seguridad social y un aumento de las desigualdades.
Para Nathalie Brack, experta en estudios europeos de la Universidad Libre de Bruselas, en diálogo con este Diario, “desde la crisis económica y financiera la UE no despierta ningún entusiasmo. Por un lado, el apego al utilitarismo es mayoritario en vista de que gran parte de los europeos consideran que su país se beneficia de ésta, incluso durante la crisis. Pero por otro lado, su imagen se marchita: solo un 35 a 40% de los ciudadanos ha tenido una imagen positiva en estos últimos años (2014-2018), mientras que entre 2006 y 2007 la mitad tenía una imagen positiva”.
Aunque la economía es relevante en la materia, no es el único factor interno que ha causado el auge de los nacionalismos. La profesora Brack afirma que “lo que parece estar cambiando es la creciente visibilidad de la UE y las cuestiones europeas, que parecen más importantes que antes en las elecciones nacionales. Anteriormente las crisis se limitaban a un tema (por ejemplo el presupuesto). La UE atraviesa actualmente por una serie de crisis (económicas, sociales, migratorias, políticas). “Esto refuerza su visibilidad dentro de los espacios nacionales, especialmente porque el contexto de crisis es un terreno fértil para los partidos populistas y euroescépticos. Estos últimos pueden entonces movilizar un discurso muy crítico u hostil hacia la UE (mezclando discurso euroescéptico, anti-sistema, de derecha y anti-inmigración) para ganar más voces”, dijo. A nivel interno existe un recelo hacia las élites que han liderado el bloque europeo y que no han podido enfrentar apropiadamente las crisis que sufre la UE.
En entrevista con EL NUEVO SIGLO, Oriol Bartomeus, profesor del Departamento de Ciencia Política y Derecho Público de la Universidad Autónoma de Barcelona, menciona que “todos estos movimientos van en contra de las élites a las que no se ha visto capaces de proteger a los ciudadanos de los efectos de la crisis económica”.
La voluntad del Reino Unido de abandonar el bloque, también tuvo como causa un rechazo a las élites que lideran la UE. François Foret, experto en estudios europeos de la Universidad Libre de Bruselas, explica que “el Brexit responde a lógicas de disconformidad de las élites y de las políticas que se pueden ver por toda Europa y a determinantes específicas ligadas a la histórica relación entre Gran Bretaña y Europa.”
Libre circulación en las fronteras
La ola migratoria que vivió Europa en 2015 puede entenderse como una consecuencia de la globalización y polarización de las fronteras nacionales, que generó recelo en los países por la decisión de Bruselas de distribuir el número de migrantes entre los miembros de la Unión Europea. Desde esta fecha, el sentimiento anti-migratorio reafirmó los nacionalismos.
Como lo afirma Oriol Bartomeus, "en toda Europa son visibles los movimientos de repliegue, que son a la vez nacionalistas y anti-europeístas. Lo hemos visto con el Brexit, con los gobiernos nacionalpopulistas en el Este del continente, en la aparición de partidos xenófobos, que han aumentado su voto al calor de la crisis contra los refugiados y los inmigrantes. “Ahí está el Frente Nacional francés, Alternativa para Alemania, o la misma Liga Norte en las recientes elecciones italianas. Incluso puede observase ese influjo de repliegue en la elección de Trump en Estados Unidos”, comenta.
La globalización jugó un papel muy importante en quienes apoyaron el Brexit. "Sociológicamente hablando, los partidos euroescépticos y las campañas "Leave" lograron movilizar los "perdedores de la mundialización" y los "left behind”, los electores de más edad, menos cosmopolitas, aquellos que se sienten amenazados económicamente y culturalmente por la libre circulación, las migraciones y la competencia que aumenta lo relacionado con el mercado interior", afirma Nathalie Brack.
Suma de factores
El auge de los nacionalismos en la Unión Europea tiene su origen en factores internos y externos. Como se pudo evidenciar a partir de los testimonios de los mencionados expertos, su origen dentro del bloque europeo no es menos influyente que la globalización, entendida ésta como la ola migratoria y la liberalización de los mercados.
Aún más, la intención de consolidar el sentimiento europeo ha reafirmado los nacionalismos. Así lo menciona el profesor Foret, “más específicamente, con respecto al papel y los efectos de la UE en los movimientos subnacionales, se acepta ampliamente que el contexto de la integración europea ha alentado la afirmación de identidades y reivindicaciones regionales.”
Joseph Stiglitz en una entrevista con la agencia de noticias EFE, acerca de la salida de la crisis económica en España y en Europa, dice que “las élites dijeron que la globalización beneficiaría a todo el mundo, que desregular y liberalizar el mercado conduciría a un crecimiento más rápido y una economía más estable. Estaban claramente equivocadas. En Europa ha sucedido lo mismo. El euro era un proyecto que iba a traer prosperidad a todos los países y, claramente, ha fracasado". En este sentido, el origen de los nacionalismos no tiene una respuesta única y es más bien una combinación anti-sistema y anti-globalización.
*Profesional en Gobierno y Relaciones Internacionales de la Universidad Externado de Colombia.
@Nataliamarinop