Particular asalto a sede de los tres poderes públicos en Brasil | El Nuevo Siglo
Foto AFP
Domingo, 8 de Enero de 2023
Redacción internacional con AFP y Europa Press

NO fue un intento de golpe de Estado, pero si una tan inesperada como grave protesta de los bolsonaristas y otros brasileños que temen por las decisiones del recién posesionado gobierno izquierdista, que se tomaron por asalto las sedes del Congreso, la Presidencia y del Tribunal Supremo.

Confusión, desconcierto, zozobra y sorpresa vivieron durante varias horas los habitantes del país más grande de Sudamérica, donde el primer día de este año juró como presidente Luis Inácio Lula da Silva, rehabilitado políticamente por un vicio de forma en los varios procesos de corrupción que enfrentaba, uno de los cuales lo mantuvo en la cárcel por 18 meses.

Desde que Lula ganó la segunda vuelta electoral frente al presidente Jair Bolsonaro, por un margen de 1.8% de los votos, los seguidores del mandatario desataron protestas en todo el país, cuestionando la legitimidad del vencedor ante denuncias de fraude electoral.

Bloqueos a carreteras, multitudinarias, enfrentamientos en redes sociales y protestas frente a cuarteles militares para pedirles su intervención, fueron la constante desde ese 31 de octubre y por ello se temía que el día de cambio de gobierno el orden público se descontrolara.

No fue así, pero esa creciente inconformidad y radical polarización político-social fue creciente y organizada, al punto que ayer y cuando menos se pensaba, cientos de ciudadanos vistiendo la ‘verdeamarella’, que identificó durante la campaña presidencial a los seguidores del candidato-presidente, tomaron por asalto las mencionadas sedes en Brasilia.

El propio Lula contribuyó a atizar la desconfianza ya que en los primeros compases de su mandato prometió que tomaría medidas contra quienes siguen negándose a reconocer su victoria.

Vale recordar que Bolsonaro salió de Brasil antes del cambio de mando y desde entonces permanece en Florida, alejado del creciente descontento ciudadano con el retorno de la izquierda al poder.

Hacia las 2 de la tarde de este domingo, cientos de simpatizantes del expresidente invadieron el Congreso, el Tribunal Supremo y el palacio presidencial de Planalto en Brasilia, en rechazo a la investidura de Lula.

Una marea humana de manifestantes vestidos de amarillo y verde asaltó las sedes de los poderes en la capital brasileña y las imágenes difundidas de inmediato por redes sociales hicieron evocar el asalto que los ‘trumpistas’ realizaron al Capitolio en Washington, el 6 de enero de 2021.

Las imágenes de medios como la cadena de televisión Globo News y otras difundidas en redes sociales mostraron a los manifestantes invadiendo instalaciones del Congreso, pero también llegando hasta el palacio presidencial de Planalto y del Tribunal Supremo -máximo tribunal- de Brasil, ubicados en la misma área donde se concentran los tres poderes del Estado, la denominada Explanada de los Ministerios.



En lo que se estaba desarrollando rápidamente como un episodio grave de inestabilidad política, las autoridades acordonaron el área alrededor del edificio legislativo en Brasilia. Sin embargo, cientos de partidarios de Bolsonaro que se niegan a aceptar la victoria electoral del izquierdista Lula se abrieron paso, superaron las vallas, subieron por las rampas y se congregaron en el techo del edificio de arquitectura modernista.

Una hora después, los efectivos de la seguridad del Tribunal Supremo Federal y de fuerzas de choque de la Policía Militar del Distrito Federal recuperaron el control de la sede del TSF y capturaron a varios de los manifestantes, que minutos antes habían roto cristales y mesas.

"Este absurdo intento de imponer la voluntad por la fuerza no prevalecerá", advirtió el nuevo ministro de Justicia, Flavio Dino, en su cuenta de Twitter. El alto jerarca agregó que "habrá refuerzos" de las autoridades para reprimir esta invasión.

El sábado, Dino autorizó el despliegue de agentes de la Fuerza Nacional, una fuerza especial de policía.

Intervención militar

Las imágenes divulgadas recordaron la violenta invasión del edificio del Capitolio en Estados Unidos en Washington, por parte de los partidarios del entonces presidente republicano Donald Trump, un aliado de Bolsonaro, para impedir la certificación del demócrata Joe Biden como vencedor de las elecciones.

"Tenemos que restablecer el orden, tras esta elección fraudulenta", dijo a un periodista de la AFP Sarah Lima, ingeniera pro-Bolsonaro de 27 años venida de Goianesia, a 300 km de Brasilia, y presente en el lugar de los hechos.

La marea de personas también irrumpió dentro del Congreso nacional, muchos ondeando banderas brasileñas en un tinte patriótico similar. En ese edificio es donde el Senado y la Cámara de Diputados de Brasil llevan a cabo sus sesiones legislativas.

Lula no se encontraba en Brasilia sino en Araraquara, ciudad del estado de Sao Paulo, en el sureste, devastada por inundaciones a finales de año. Desde allí presidió un consejo de emergencia con sus ministros y la cúpula militar tras lo cual ordenó la intervención federal de la seguridad en Brasilia.

Hacia las 7 de la noche, hora local, las autoridades reportaron al presidente izquierdista que se había retomado el control de las tres sedes del poder en la capital y según los primeros reportes extraoficiales no menos de 150 manifestantes fueron detenidos.

Imágenes de la cadena de televisión CNN Brasil mostraron a bolsonaristas bajar la rampa del Palacio presidencial de Planalto en fila, con las manos a la espalda, flanqueados por policías. En otras imágenes se vio un autobús lleno de manifestantes arrestados siendo trasladados hacia una repartición de la Policía en el Distrito Federal de Brasilia.

La "intervención federal" decretada por Lula consiste en la toma de control del comando de fuerzas de seguridad habitualmente dirigidas por autoridades locales. El decreto colocó a las fuerzas de seguridad bajo la autoridad de un responsable nombrado por Lula y que se reporta a él directamente, Ricardo Garcia Capelli. Podrá recurrir a "cualquier órgano, civil o militar" para garantizar el orden.

Los daños en los edificios, tesoros de la arquitectura, son considerables. Cuadros de un valor inestimable fueron dañados, como "Mulatas", de Di Cavalcanti, según fotografías que circulan en redes sociales.

De acuerdo con la cadena de televisión CNN, manifestantes incendiaron la alfombra del Congreso, que tuvo que ser inundado para apagar el incendio.

Bolsonaro replica a Lula

Las reacciones nacionales e internacionales por los sorpresivos y violentos hechos no se hicieron esperar. En medio del caos que se vivía en Brasilia, el presidente del Senado, Rodrigo Pacheco, advirtió que los protagonistas de los mismos “deben sufrir con urgencia el rigor de la ley", mientras que el portavoz del bloque del Gobierno en el Congreso, Randolfe Rodrigues, instó a la unión de los demócratas ante este ataque de "terroristas". "Los antidemócratas criminales no pueden andar libremente”, dijo.

Mientras, la primera reacción extranjera fue la del presidente colombiano Gustavo Petro, quien sostuvo: "Es hora urgente de reunión de la OEA si quiere seguir viva como institución y aplicar la carta democrática. En un segundo pronunciamiento por esa misma red social indicó “Toda mi solidaridad a (Luiz Inácio) Lula (Da Silva) y al pueblo del Brasil. El fascismo decide dar un golpe. Las derechas no han podido mantener el pacto de la no violencia".

Posteriormente se hicieron públicas las condenas de la comunidad internacional. Estados Unidos, primero a través de su embajador encargado de negocios en Brasil, Douglas Koneff, dijo que “la violencia no tiene cabida en ninguna democracia” y posteriormente el presidente Joe Biden, calificó de "escandalosa" la violencia de los manifestantes.

Por su parte el expresidente Jair Bolsonaro además de condenar el asalto de sus simpatizantes a las tres sedes del poder en Brasil, negó cualquier responsabilidad en el mismo y repudió los señalamientos que en tal sentido le hiciera Lula.

“Siempre he cumplido con la Constitución, respetando y defendiendo las leyes, la democracia, la transparencia y la sagrada libertad", expresó en un primer trino el expresidente conservador, para inmediatamente repudiar “las acusaciones, sin pruebas, que me atribuyó el actual jefe del Ejecutivo de Brasil (Luiz Inácio Lula da Silva)”-promover un golpe de Estado-.

Bolsonaro comparó los hechos acontecidos en Brasilia, que calificó de "depredaciones e invasiones" con las protestas convocadas por la izquierda", asegurando que "escapan la regla", ya que "las manifestaciones pacíficas, en forma de ley, son parte de la democracia"./Redacción internacional con agencias