Perspectiva. Este es el refugio venezolano en El Esequibo | El Nuevo Siglo
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Sábado, 12 de Noviembre de 2022
Redacción internacional con AFP

"ELLOS insisten en que esto es Venezuela, pero es Guyana": Kimtse Kimo Castello nació en Port Kaituma, un pequeño pueblo en la disputada región del Esequibo. Pero este peluquero no tiene duda sobre su gentilicio: "siempre me sentí guyanés".

Así lo siente, así lo reafirmó en su educación. Kimtse habla inglés, el idioma oficial del Esequibo, una región de 160.000 km2 administrada por Guyana, aunque su soberanía está en disputa con Venezuela desde hace más de un siglo.

Aquí viven 125.000 de los 800.000 habitantes que tiene esta antigua colonia inglesa.

"¡El sol de Venezuela nace en el Esequibo!", reza parte del saludo militar venezolano, pero la presencia de ese Estado en esta región es inexistente.

Guyana defiende un límite establecido en 1899 por una corte de arbitraje en París, mientras Venezuela reivindica el Acuerdo de Ginebra, firmado en 1966 con Reino Unido antes de la independencia guyanesa, que establecía bases para una solución negociada y desconocía el tratado anterior.

Pero el gobierno guyanés impulsa desde 2018 un proceso en la Corte Internacional de Justicia (CIJ) para ratificar las actuales fronteras y poner fin a la disputa. Este mes ese tribunal escuchará las objeciones preliminares de Caracas.

En algunos períodos las discusiones sobre la propiedad de la región se congelaron o fueron menos intensas, pero la disputa se reavivó luego de que en 2015 se hallaran yacimientos petrolíferos en aguas que, según Caracas, se encuentran en las aguas en reclamación.

El Esequibo es "100% Guyana", dice el presidente de este pequeño país que limita con Venezuela, Brasil y Surinam. "Estamos muy claros de dónde están nuestras fronteras".



Ironía

El gobierno del presidente Nicolás Maduro defiende su petición sobre la región y rechaza el proceso en la CIJ. La consigna "El sol de Venezuela nace en el Esequibo" se repite en las escuelas y acompaña documentos oficiales. 

En septiembre, Maduro publicó fotos de las cataratas Kaieteur, la principal atracción de Guyana, que queda en la región en disputa, junto con un mapa de Venezuela que incluía también esa zona.

Los guyaneses respondieron con protesta y exigieron a Facebook y Twitter que eliminaran esas "publicaciones ilegales y ofensivas".  

"Esto es Guyana, hablamos inglés desde siempre", sostiene Andrew Bailey, un mecánico de 33 años en Port Kaituma, poblado de unos 3.000 habitantes. Cree que la insistencia en reclamar la soberanía responde a las gigantescas reservas de petróleo encontradas en aguas también en disputa.

"Nunca me he sentido venezolano", insistió Kimtse. "Somos gente amable, gente que acoge a cualquiera en la zona. Por eso, se ve tantos venezolanos", recalcó este peluquero.

Entre 25.000 y 30.000 inmigrantes venezolanos, según la ONU y las autoridades respectivamente, huyeron de la crisis en su país para probar suerte en Guyana. Varios miles viven en el Esequibo.

Es una especie de ironía de la historia porque hasta antes de la crisis, los guyaneses, que estaban entre los más pobres del planeta, eran los que emigraban a Venezuela. Incluso recibían la nacionalidad los nacidos en el Esequibo.

Paul Small (52) tiene por ejemplo las dos nacionalidades: vivió de niño en Venezuela y se regresó a su país natal con su familia para trabajar como pintor, obrero, conserje. "Hay trabajo y el dinero rinde más", sostiene.

Muchos inmigrantes venezolanos habitan en la "casa verde", un enorme edificio abandonado por una empresa china en Port Kaituma.

Anneris Valenzuela, de 23 años, salió de Tucupita (Delta Amacuro, este) con su marido y sus tres hijos. "No teníamos nada. No teníamos cómo mantener a los niños. Se nos hizo más fácil ir a Guyana", dice. 

Su esposo trabaja como jornalero donde consigue. "La vida es mejor que en Venezuela, pero bastante dura": no hay luz y el agua llega de forma intermitente. Algunos se apoyan en la lluvia que recolectan en latas, ollas y recipientes plásticos.

Alexis Zapata, 47, vive con siete miembros de su familia en dos habitaciones de la "casa verde", en donde cuelgan solo hamacas. "Nos arreglamos para comer todos los días, aunque no trabajemos todo el tiempo", asegura.

Llegó a Port Kaituma en 2021, también procedente de Delta Amacuro, una de las regiones más pobres de Venezuela y escenario de numerosas tragedias de migrantes ahogados en el océano intentando llegar a Trinidad y Tobago. 

Precisamente Alexis eligió Guyana porque no había barcos que tomar, contrabandistas que pagar o policías que evitar.

Trabaja descargando barcos en el puerto del pueblo. Le pagan un porcentaje del valor de la mercancía, aunque recibe "menos que los guyaneses", que se aprovechan de su necesidad y de su escaso inglés. 

Gana entre 5 y 15 centavos de dólar con cada descarga: "mejor que en Venezuela", sentencia.

En disputa desde el siglo XIX

Este territorio es rico en minerales y biodiversidad. Por su cercanía y facilidad de acceso, fue escogido por miles de migrantes venezolanos para empezar una nueva vida.

La controversia por la soberanía del Esequibo se remonta al siglo XIX. Caracas afirma que la zona le pertenece porque hacía parte de la Capitanía General de Venezuela del Imperio Español y que los límites en los países de Suramérica se establecieron bajo el principio "utis possidetis iuris", que implica que les corresponde el territorio que tenían durante la Colonia.

Su contraparte argumenta, en cambio, que la región fue adquirida en 1814 por el Imperio Británico, que controlaba la actual Guayana, a través de un tratado con Países Bajos que fue informado a España.

Emilio Figueredo, exembajador de Venezuela ante Naciones Unidas, explicó a la AFP que en 1830 un enviado de la naciente República de Venezuela acordó con los británicos establecer la frontera en el río Moruca, ubicado al este del límite actual.

Pero el lindero no fue aprobado por el Congreso de Venezuela y Londres empezó a trazar mapas en los que "desplazó la frontera" hasta la desembocadura del río Orinoco, que es el actual límite efectivo de ese país.

Caracas leyó ese trazado como una intromisión a su territorio y en la década de 1840 pidió ayuda a Estados Unidos para negociar con los británicos. 

Esa conversación resultó en un arbitraje internacional llevado a cabo en 1899 en París, que dictó una sentencia que fijó los límites con la entonces Guayana Británica, incluida la zona que ahora está en reclamación.

"Venezuela considera que ese laudo arbitral no es válido porque luego (en 1949) se descubren unos documentos que muestran que hubo connivencia entre los dos árbitros británicos y el ruso [tres de los cinco jueces]", explicó Figueredo.

A raíz del hallazgo, Venezuela, Reino Unido y Guyana, que se independizó en mayo de 1966, firmaron el Acuerdo de Ginebra, en el que se comprometieron a pactar una solución sobre la disputa y asumieron la nulidad de la sentencia arbitral.

Sin embargo, Guyana defiende hoy la validez del laudo de 1899 y Caracas se aferra a Ginebra.

"Hay unos elementos económicos en la disputa", explicó Mirna Yonis, profesora de la escuela de Relaciones Internacionales de la Universidad Central de Venezuela (UCV). "Guyana ha empezado a generar infraestructura para extracción de hidrocarburos que la ha puesto en un escenario en el que puede pasar a ser un país petrolero inclusive por encima de Venezuela.

Hasta diciembre de 2017, Naciones Unidas, a solicitud de Venezuela, facilitó conversaciones para que las partes llegaran a una solución negociada.

Pero debido al estancamiento del diálogo, la ONU accedió en 2018 a que la controversia se llevara ante la CIJ. 

Guyana pidió a ese tribunal que se pronuncie sobre la validez de la sentencia arbitral. En diciembre de 2020, la CIJ dictaminó que tenía jurisdicción para hacerlo, pero aún no ha escuchado los alegatos de las partes.

Pese a que Caracas no reconoce esa jurisdicción, presentará ante el tribunal sus objeciones preliminares sobre el caso "entre el 17 y el 22 de noviembre" dijo Williams Dávila, presidente de la Comisión para la defensa del Esequibo de la Asamblea de Venezuela.

Luego la CIJ decidirá si finalmente tratará el diferendo. 

"Se esperaría que a finales de 2023 o inicios de 2024 pudiera haber algunas respuestas, pero no necesariamente una decisión de la corte significa que el tema quede resuelto", señaló Yonis.